Hoy nos enfrentamos a un desafío que se presenta como una oportunidad para innovar y crear un futuro más sostenible; nos vemos en la necesidad de adaptar prácticas que nos lleven a un medio ambiente más verde y más sano. Es momento de repensar cómo es que el plástico de un solo uso se volvió parte de nuestra vida diaria, por ejemplo envases de comida rápida y cubiertos desechables, y cómo esto ocasiona una problemática ambiental.
Según el Foro Económico Mundial, cada año se producen más de 300 millones de toneladas de plástico en todo el mundo, pero solo una pequeña parte se recicla. Si no actuamos, para el año 2050 habrá más plástico que peces en los océanos. Si bien las cifras presentan un panorama desafiante, existen señales de esperanza pues también revelan el potencial de cambio y, afortunadamente, existe solución.
En México estamos viendo un creciente interés por iniciativas de reciclaje y el desarrollo de alternativas sostenibles. Esto demuestra que es posible revertir la situación si apostamos por la educación y la innovación.
Primero, debemos apostarle a la educación ambiental con las nuevas generaciones para que tomen decisiones más sostenibles en su día a día. Al ofrecer información y crear conciencia sobre el impacto del plástico de un solo uso, podemos fomentar un cambio cultural hacia prácticas más responsables, tales como aprender a transformarlo, reciclarlo y reutilizarlo.
Estoy convencido que es esencial priorizar la promoción de alternativas ecológicas, como envases biodegradables y productos reutilizables. Fomentar estas opciones en nuestras políticas de desarrollo industrial y comercial no solo beneficiará al medio ambiente, sino que también abrirá nuevas oportunidades económicas.
Las decisiones en los congresos locales son un motor fundamental para este cambio. Ya se están implementando políticas que reducen el uso de plásticos de un solo uso, sin embargo, podemos avanzar aún más. Proporcionar incentivos fiscales a empresas que desarrollan tecnologías sostenibles puede acelerar nuestra transición hacia una economía más verde y resiliente.
Recientemente, hemos presentado una iniciativa en el Congreso del Estado de México que propone una transición gradual hacia el uso de plásticos biodegradables. Esta medida busca incentivar la innovación y el desarrollo de alternativas ecológicas en el sector empresarial, demostrando que es posible encontrar soluciones viables y sostenibles.
La buena noticia es que en 29 de los 23 estados de la República, ya se ha implementado regulaciones para prohibir o limitar el uso de plásticos de un solo uso. El Estado de México no debe quedarse atrás, los mexiquenses también podemos y queremos caminar hacia un México más sostenible.
El futuro de nuestro planeta está en nuestras manos. Imaginemos un mundo en el que adoptamos prácticas más responsables con el medio ambiente; esto es posible si todos, desde los gobiernos hasta los ciudadanos y las empresas, colaboramos para asumir nuestra parte no solo por el medio ambiente, sino por la salud y el bienestar de las futuras generaciones.
A medida que avanzamos, recordemos que cada paso, por pequeño que parezca, cuenta en este camino hacia un futuro más limpio y sostenible. Es el momento de unir fuerzas y trabajar en conjunto por soluciones proactivas.