La Teoría del Control Social de Travis Hirschi (1969) resulta elemental en la elaboración de políticas públicas para la prevención de los delitos, nos muestra las causas para no delinquir; y fue en 1990 cuando se marcaron las directrices a nivel mundial para trabajar en la materia.
El 14 de diciembre de 1990 fueron aprobadas las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil (Directrices de Riad) por parte de la Asamblea General de la ONU.
“La prevención de la delincuencia juvenil es parte esencial de la prevención del delito en la sociedad. Si los jóvenes se dedican a actividades lícitas y socialmente útiles, se orientan hacia la sociedad y enfocan la vida con criterio humanista, pueden adquirir actitudes no criminógenas.” (1990, ONU).
Los vínculos en la sociedad –familia, amigos, amigas, compañeras y compañeros- son sumamente importantes para tener redes de apoyo y fortalecernos como personas, el sentido de pertenencia entre las y los adolescentes y jóvenes es fundamental en la prevención del delito.
Las políticas públicas, los programas escolares y comunitarios, la intervención de la familia y las redes de apoyo aplicados eficazmente para la atención a los adolescentes y jóvenes durante el proceso de dichas etapas, se reflejará en una sociedad más sostenible.
Los códigos de conducta en las diversas etapas de socialización en distintos entornos forman parte del desarrollo de las personas para interactuar dentro de una sociedad, el objetivo es que exista un bienestar para todas y todos.
La atención a la salud mental desde la niñez es importante como lo recomiendan los especialistas como psicólogos, psiquiatras, neurólogos y pedagogos, en México aún no hay una atención para toda la población.
“La conciencia de que, según la opinión predominante de los expertos, calificar a un joven de ‘extraviado’, ‘delincuente’ o ‘predelincuente’ a menudo contribuye a que los jóvenes desarrollen pautas permanentes de comportamiento indeseable.
“Deben crearse servicios y programas con base en la comunidad para la prevención de la delincuencia juvenil, sobre todo si no se han establecido todavía organismos oficiales. Sólo en última instancia ha de recurrirse a organismos oficiales de control social.” (ONU).
La historia nos recuerda a los últimos diez presidentes que han gobernado a México: Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa, Vicente Fox Quesada, Ernesto Zedillo Ponce de León, Carlos Salinas de Gortari, Miguel de la Madrid Hurtado, José López Portillo, Luis Echeverría Álvarez y Gustavo Díaz Ordaz. Después de 60 años la desigualdad continúa.
Lo que realmente se puede observar y constatar es que las autoridades mexicanas en las últimas seis décadas han fallado. Bastaría investigar sobre sus políticas públicas implementadas durante sus sexenios, y los trabajos realizados desde el legislativo por parte de sus partidos políticos.
La cooperación entre los gobiernos, la iniciativa privada y la sociedad en general ayudará a que disminuyan los índices delictivos, poniendo en práctica el conocimiento ya existente. La atención al tejido social siempre será esencial.


