En la Ciudad de México la ventaja de Omar García Harfuch sobre Clara Brugada fue clara. Más de 10 puntos de diferencia en posicionamiento entre ambos. Sin embargo, aun perdiendo por un increíble margen la exalcaldesa de Iztapalapa será la abanderada de Morena en busca de la jefatura de gobierno capitalina.
Al darse a conocer los resultados oficiales de los candidatos de Morena para las 9 gubernaturas que estarán en juego en las próximas elecciones, inmediatamente los detractores de la llamada 4T comenzaron a cuestionar si realmente el bastón que el presidente entregó a Claudia Sheinbaum la noche del 7 de septiembre era de mando o “de mentiritas”.
¿Por qué? A todas luces, Omar García Harfuch, quien fuera secretario de Seguridad Ciudadana de la capital, es un personaje cercano y de toda la confianza de su exjefa, Claudia Sheinbaum. Sería muy difícil encontrar algún evento público en el que el exjefe policiaco no demuestre su identificación con la ya casi candidata presidencial de Morena. Sus discursos invariablemente giran en torno a replicar o mejorar lo hecho por Sheinbaum.
Claudia Sheinbaum reafirma su liderazgo al frente de Morena
Después de tener pie y medio fuera del partido, el 13 de noviembre pasado, el excanciller Marcelo Ebrard anunció que no renunciaría a Morena para irse a otro proyecto y aseguró que él y su grupo son la segunda fuerza dentro del partido. Incluso, explicó que se quedó en Morena tras llegar a un “entendimiento político” con Claudia Sheinbaum para establecer una serie de condiciones a favor de “El Camino de México” ―nombre que le puso a su grupo―. Total que según Ebrard él agarró al toro por los cuernos y se salió con la suya.
Sheinbaum no se iba a quedar de brazos cruzados y más temprano que tarde, le iba a responder a Ebrard: “No puede ser la segunda fuerza, ni la tercera fuerza, ni la cuarta fuerza porque Morena somos una sola fuerza; un solo movimiento y representamos el anhelo del pueblo de México”. Claudia situó a Marcelo en su lugar y de plano, con otras palabras, aclaró que Ebrard y su grupo no tienen la relevancia que creen tener dentro de Morena.
Marcelo Ebrard deberá entender que no está en posición de exigir y mucho menos de jactarse de ser la “segunda fuerza” de Morena, sino de adaptarse e intentar llegar a acuerdos con quien actualmente tiene el bastón de mando de la 4T y muy probablemente, la futura primera presidenta de México.
Con su respuesta a Ebrard, ni duda cabe, Sheinbaum recuperó lo que no había perdido: el bastón que le dio AMLO y, sobre todo, el mando que se ganó al vencer en las encuestas de Morena.