Claudia Sheinbaum Pardo recibió la constancia que la acredita como presidenta electa de México. El evento se llevó a cabo el jueves 15 de agosto en el Teatro Metropolitan de la Ciudad de México. El recinto fue inaugurado en 1943 como cine con aforo para 3,165 personas en el que entonces se proyectó “Los Miserables”. Después de la función hubo una elegante fiesta a la que acudió Manuel Ávila Camacho.

Hace 81 años estaba parado ahí, en ese mismo lugar, un militar y presidente mexicano…

Ocho décadas después otros reflectores iluminaron una figura delgada, erguida y bien plantada: Claudia Sheinbaum Pardo dando su discurso después de recibir la constancia.

¿Cuándo iba imaginar Ávila Camacho que una mujer iba a ser presidenta de México? ¿Y su hermano Maximino? ¡Menos! Si cuando se enteró que Manuel sería el presidente exclamó: “¿Cómo puede ser que el ‘mantecas’ vaya a ser presidente?”. Estaba enfurecido pues consideraba a su hermano débil; solía burlarse de él. Decía que la presidencia le correspondía por ser el mayor. Maximino se convirtió en la pesadilla del entonces presidente.

Claudia Sheinbaum se ha convertido en la pesadilla de muchas mujeres, sobre todo en las que andan en la política…

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“Claudia Sheinbaum será presidenta solo en sueños”, declaró Lilly Téllez, la senadora del Partido Acción Nacional, apenas hace dos años.

Sí. En sueños, Téllez estaba segura que ella sería la presidenta de México. “Cuando yo sea presidenta … “, “en mi gobierno…”. Más convencida estuvo cuando contó con el apoyo del sensato e inteligente expresidente Vicente Fox. Buena mancuerna harían. Soñaban, se vale… Luego Fox se postró ante una virgen, ante su salvadora, la que se haría cargo que le regresaran su millonaria pensión.

Lilly fue desplazada... Ni a candidata llegó. Su pesadilla continuó, se intensificó, creció su odio; el resentimiento dibujado, ya tatuado ha deformando su rostro… “¿Cómo pudieron hacerme a un lado? Yo tan preparada, tan inteligente y leal a mis convicciones; a mi país”… Los líderes de los partidos de la oposición prefirieron a la empresaria-indígena Xóchitl Gálvez, seguros de que ella sería era el anzuelo para los indígenas, para los que no saben, para los jodidos; ella era la que podía convencerlos para que votaran a su favor porque ella era pueblo… Lilly no…

Después del aplastante triunfo de Claudia Sheinbaum, Téllez declaró: “No deseo éxito al proyecto de Claudia Sheinbaum. Lilly transpira el odio y su amargura. La envidia, sin duda, es “una declaración de inferioridad”, como lo dijo Napoleón.

En otro sueño electoral, Margarita Zavala estaba segura que sería la primer presidenta del país. Solo que su campaña fue un desastre; sus propuestas y contestaciones a toda pregunta eran tan rebuscadas que resultaron todas ininteligibles; superando al gran Cantinflas. Eso sí, cargadas de una profunda indignación.

Zavala no pudo ni podrá borrarse jamás de la frente las trágicas y tristes letras ABC; lo que representan para el país. Ni puede desprenderse de la oscura sombra que la acompaña y que colaboró para bajarse de la contienda, aunque es una silueta pequeña, es pesada y negra y la sigue por todos lados. Siempre está aplaudiéndole por la puerta de atrás: Su marido, el expresidente Felipe Calderón, quien ahora está exiliado en España y desde allá la apoya para que continúe su desprestigio; así las espirales ascendentes y descendentes de la vida política.

Zavala siguió soñando… La atribulada Margarita anduvo de aquí para allá buscando la manera de seguir en el poder. Quiso crear un partido político con su querido esposo. Un fracaso más. Las firmas que recolectaron muchas resultaron falsas: 489 mil hechas por ciudadanos que no estaban vigentes en la lista nominal; más de 200 mil fotocopias, 432 firmas falsas y 7 mil documentos no válidos. Un fraude. Aún así, ella sigue en funciones, seguramente más trabada que nunca, con la pesadilla viva al ver que su adversaria Claudia Sheinbaum es la presidenta electa, que ella fue apoyada de manera legítima por millones de mexicanos. Cuando ella decidió retirarse de la contienda contaba con el 3.7% de intención de voto.

Claudia Shieinbaum Pardo, la presidenta electa, brilló en aquel escenario del ahora Teatro Metropolitan. Aseguró que continuará por el mismo camino, ese que inició cuando solo tenía quince años, el que siguió y nunca le tentaron las bifurcaciones.

Xóchitl Gálvez también vivió un sueño hermoso. Lanzada como la candidata estrella, la única, la virgen, el ángel caído del cielo. Ella también creó su mundo presidencial junto a su neurótica secretaria Kenia López; ambas creyeron en su colorido ensueño; estaban seguras que iban ganar la presidencia. Anhelaron sin duda y con ilusoria convicción que ganarían. No hicieron caso del rechazo, hicieron oídos sordos a los abucheos cuando llegaban a los lugares donde se presentaban; también aseguraban que las encuestas serias que las colocaban muy por debajo de Claudia, estaban “cuchareadas”. Ellas confiaron solo en la de Massive Caller, esa sí tenía el conteo verdadero. Masivos fueron los halagos y aplausos de sus jefes y el de un escaso número de seguidores.

Sublime el evento. Claudia Sheinbaum supo sortear los señalamientos, ignorar a sus contrincantes y las acusaciones. Su seguridad, la convicción y seriedad con la que siempre se condujo en su impecable campaña fue lo que la tiene hoy en el lugar en el que está.

Sheinbaum seguirá la misma trayectoria que el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador trazó, seguirá y construirá el segundo piso junto con el apoyo de los mexicanos.

“Sigamos construyendo nuestra patria grande, donde nunca más se escriba una historia sin el pueblo de México, donde nunca más se escriba la historia sin nosotras, o en otras palabras les digo a todas y a todos, sigamos haciendo historia. Tenemos una tarea enorme por delante. En muy poco deja y cierra su ciclo el mejor presidente Andrés Manuel López Obrador. Siempre vamos a guardar su legado de este gran dirigente y de este gran presidente. Pero nos toca seguir unidos, seguir construyendo, porque nos debemos al pueblo de México”.

“Y aquí en voz alta, contenta, orgullosa de representar a nuestro pueblo, a nuestra patria y nuestra historia. Les digo, como siempre, no mentir, no robar, y nunca vamos a traicionar al pueblo de México. ¡Viva la cuarta transformación!, ¡Viva el presidente López Obrador!, ¡Viva el pueblo de México!, ¡Vivan las mujeres, viva México, viva México, viva México!”

Margarita Zavala, Lilly Téllez, Mariana Gómez, Kenia López y demás colegas creyeron que acabaría su pesadilla cuando terminase el sexenio de López Obrador, pero cayeron sin quererlo en un sueño más profundo, más aterrador… no dejan de rascarse la cabeza cuando se cuestionan en la intimidad, cuando juntas expresan el odio, el coraje… Están de acuerdo en “votar todo en contra” aunque sea en perjuicio de los mexicanos; ellas quieren el de Sheinbaum, ese es su propósito; su sueño.

“Si la envidia fuera tiña, no les quedaría ni un solo pelo”…

Veremos como queda la cabellera de las férreas contrincantes de nuestra presidenta electa Claudia Sheinbaum. Seis años les serán eternos la comezón se intensificará… Espero que su piel no haya quedado muy lacerada por los millones de astillas que les cayeron cuando Claudia deshizo, estrelló, hizo añicos el techo de cristal…