“Y es que les enferma -a los corruptos conservadores- que AMLO: los haya barrido limpiamente en las urnas, sea el Presidente más votado de la historia, impulse un proyecto de transformación, se haya ganado el respeto de líderes mundiales y mantenga -pese al (brutal) linchamiento mediático- índices históricos de aprobación”.

Epigmenio Ibarra

El fracaso moral, ético, programático, económico y político de los anteriores y corruptos gobiernos neoliberales, contrasta con quienes “triunfaron” en ese mísero periodo (y sin ningún escrúpulo moral): los dueños de esos mismos políticos, tecnócratas y de la mayoría de los opinócratas conservadores, es decir la corrupta y nefasta oligarquía que concentró -de forma extrema e irracional- el poder y el ingreso en unas cuantas manos (las suyas) y que por ende se sintió dueña de México.

Por ello, esto va para sectores con ética y raciocinio, ya que sabemos que la ignorancia de los sectores manipulados por los arriba mencionados, no va a cambiar un ápice (ellos y ellas han sido engañados por largos años, por ejemplo, en contra de AMLO llevan haciendo suyas las mismas estupideces y falsedades de la derecha fascista), así que desde este lado del cuadrante verdaderamente progresista: sana distancia de los Dóriga, Loret, “Chumel”, Aguilar Camín, Dresser, Calderón Hinojosa, Claudio X y compañía.

Y es que toda esa aborrecible derecha prianista es: clasista, racista, golpista, inepta (sí, gobernaron por décadas al país y lo destrozaron) y sobre todo -como apuntabamos- brutalmente corrupta y con una grave e incurable enfermedad de vileza y cleptomanía todas ellas combinadas.

Por ello hoy en día y contrario a lo que pudiera pensarse, comprometerse en libertad -siguiendo tus propias convicciones- con una causa, un proyecto, un líder honesto e histórico y un movimiento progresista, es mucho más loable que el tratar de ser “neutral” ante las injusticias de décadas atrás.

Sumado a ello, no hay nada más equivocado, que el decir que la crítica a esa fracasada política económica neoliberal -y el apoyo a un proyecto alternativo de nación: rector, solidario, honesto, heterodoxo, mixto, de desarrollo y de estabilidad macro- sea un asunto puramente ideológico o de opinar “según cómo nos va en la feria”: falso, en realidad es un asunto estructural, plausible, de evidencia empírica, práctico, de rigor ético, intelectual y técnico.

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La austeridad del gobierno de AMLO

Como ejemplo claro de ello, tenemos la actual política de austeridad republicana en el ejercicio de gobierno del Presidente AMLO, la cual no es ni remotamente parecida a la austeridad expansiva -contracción de la inversión social productiva- de los gobiernos conservadores en Europa (para intentar salir -equivocada y draconianamente- de la crisis económica y financiera de los años 2008 y 2009); por el contrario, aquí para liberar fondos al desarrollo se eliminaron los lujosos e improductivos gastos suntuosos -aviones, helicópteros, carros de lujo etc- y los onerosos sueldos de las antiguas altas estructuras burocráticas.

Además, no sólo se necesitaban funcionarios públicos preparados y con experiencia sino por sobre todas las cosas HONESTOS e incorruptibles, además de contar con una nueva ética republicana en el ejercicio de gobierno, ya que NO son cargos (mucho menos para hacer jugosos negocios al amparo del poder público): son encargos para velar por el bien del interés general.

El resultado de todo ello en un contexto de crisis económica y de alta inflación mundial (obvio parte de la misma crisis global y en donde la economía de México no luce nada mal, ello con una fuerte e histórica inversión extranjera directa creciendo año con año), son indicadores macroeconómicos equilibrados y finanzas públicas sanas, ya que esa política de ahorro y redistribución, sumado al combate a la corrupción y a una política hacendaria mucho más eficiente (en contra de los anteriores e inmorales privilegios fiscales para las grandes corporaciones empresariales), ayuda totalmente para poder financiar aparte de todas las obras de infraestructura pública de movilidad e interconectividad regional sustentable, a tener recursos suficientes para echar a andar los programas sociales del bienestar (ya con rango constitucional), como las becas para niños y jóvenes estudiantes, y el ya legendario -por su eficiencia distributiva- programa universal de apoyo para los adultos mayores de 65 años y más, funcionando con muy buenos resultados -desde el año 2001- durante el recordado y exitoso gobierno de AMLO en el D.F. (hoy CDMX), y replicado en la actualidad a nivel federal con mayor experiencia y amplitud (vamos, hasta los adultos mayores panistas lo reciben sin ningún problema).

AMLO y el sector salud

También podemos ver que la reconstrucción, reforzamiento y reconversión de toda la infraestructura hospitalaria pública abandonada por esa ineptitud y corrupción prianista de décadas, será -pasada la emergencia sanitaria global- uno de los legados de la 4T en los años por venir en el país.

Y ya sentadas las bases legales, institucionales y operativas para tener ese sistema público de salud universal (con el INSABI como vanguardia): el mejorar poco a poco la calidad y aumentar la cobertura en atención médica gratuita e integral, es el gran reto y los objetivos clave a conseguir en el mediano plazo.

Además el avance del INSABI y de este nuevo sistema público de salud universal va caminando bien, justo con la reconstrucción del sistema hospitalario, con la adquisición de medicinas e insumos gratuitos y de calidad, con la contratación y basificación de personal médico capacitado y con la formación, preparación y especialización de nuevos cuadros médicos.

Y de la mano con la apertura y basificación de miles de plazas para médicos especializados en el sector salud, tenemos que la nueva política laboral del Gobierno de México encabezado democrática y constitucionalmente por el Presidente AMLO, tiene 3 componentes vitales:

  1. Mayor equidad de género en la inclusión laboral.
  2. Aumentos anuales al salario mínimo y mayor estabilidad en el trabajo para estimular la productividad y la demanda agregada.
  3. Democratización sindical para fortalecer los derechos laborales y las prestaciones del Estado mexicano.

Por ello, ya lo hemos dicho antes y con gran insistencia: es un difícil camino de recorrer, pero se está haciendo y se hará sin duda alguna, pese a los reaccionarios y retrógradas obstáculos del antiguo régimen de corrupción, complicidad, impunidad y privilegios para unos cuantos: “¡Nunca más!“

Jorge García en Twitter: @JorgeGarciaG26