“Un cuento corto es algo por completo distinto: podría compararse con un beso dado apresuradamente en la oscuridad a una desconocida.”
STEPHEN KING
“No hay nada más engañoso que un hecho evidente.”
SIR ARTHUR CONAN DOYLE
Antes gritaban “2 de octubre, no se olvida”; exigían “vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Hoy, esos mismos se han atrevido a pisotear la esperanza de más de 100,000 (¡CIEN MIL!) familias que buscan a sus seres queridos.
Los desaparecidos —no sabemos cuántos de ellos muertos— han dejado de ser contados y tomados en cuenta. Bajo el argumento de que no hay indicios para seguirles la pista, han optado por excluirlos de la lista.
He escuchado cosas viles en los últimos años, pero de las peores es pasar por alto que justamente NO poderles seguir la pista —independientemente de si alguien busca activamente o no— es la definición misma de desaparecido. Ahora ni esa esperanza queda; ser ubicados, independientemente de su condición.
Pero esto que hace el gobierno de Andrés Manuel no solo es vil y señal de que no le importamos, también muestra algo adicional: la claudicación que ha hecho ante el crimen organizado, fuente de la mayor parte de las desapariciones, independientemente de el número de estas.
¿Y todo por qué? Para no ver manchados sus “otros datos”. Eso es lo único que les importa y tan es así que en ello se han concentrado.
Y entonces tenemos a Luisa María Alcalde anunciando números… Que Gobernación pasó de contar a 110 mil 964 desaparecidos a solo 12 mil 377.
Nunca antes nadie se había atrevido a tanto. Corrijo, a tan poco: borrar la memoria de más de 100,000 personas, que tienen nombre y apellido. Historias que no se olvidan.
Este no es el realismo mágico de Gabriel García Márquez, tampoco la imaginación de Juan Rulfo en el viaje de Juan Preciado a Comala buscando a su padre Pedro Páramo.
Así que, para entender el tamaño de esta nueva tragedia, déjenme decirles lo siguiente: el gobierno de la 4t acaba de —volver— a desaparecer al equivalente de 83 mil 264 espectadores que caben en el estadio Azteca más los de los Dorados de Culiacán (20 mil 108).
El gobierno federal ha fabricado esta ruindad, la cual viene desde finales de agosto cuando Alejandro Encinas, entonces subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, le pidió a la Dra. Karla Quintana maquillar la cifra de desaparecidos (situación que ya había comentado en una columna a principios de septiembre; nunca imaginé que la 4t se atreviera a tanto).
Importante saber qué pasará con los más de 52 mil cuerpos sin identificar que yacían en las morgues del país. ¿Esos también ya no existen? ¿Los tiraron en una fosa común? Los sumaron a los más de 174 mil homicidios ocurridos en este sexenio (cifra que también niegan).
Requerimos como país, como seres humanos, un registro puntual hecho POR LOS MISMOS FAMILIARES donde inscriban a sus seres queridos desaparecidos. Y cuando los encuentren —vivos o muertos— sean ellos y solo ellos los que los borren de la lista.
Queda en los familiares, en la sociedad y en ese dolor incomprendido y menospreciado, cerciorarse de que quienes faltan estén en la lista de desaparecidos y NO en una cifra global que presenta el gobierno.
Las terribles cuentas que la 4t llama registros, son cuentos que despojan de dignidad a las personas. Cuanto daño le viene haciendo el obradorismo a los mexicanos.