A estas alturas Dante Delgado tendrá en claro su estrategia fallida de constituir una tercera vía. En el contexto de polarización promovida por el presidente López Obrador y la amenaza al sistema democrático, se está a favor o en contra del régimen; difícilmente puede haber tercer camino que no sea el de un intento de fracturar a la oposición y con ello minar sus posibilidades en los comicios. Morena no se dividió como pudo haber sido el cálculo de Dante para atraer a Ebrard a su causa y Samuel García, gobernador de Nuevo León, se vio obligado a declinar al no poder imponer interino, historia bien conocida.
Dante recurrió al diputado Jorge Álvarez Máynez y coordinador de la breve campaña de García. De hecho, este mismo, acompañado de su esposa Mariana -futura candidata a la alcaldía Monterrey-, dio a conocer que Máynez sería el candidato presidencial, en el patio de su casa con esposa y cerveza de por medio, nada que tenga que ver con la nueva política, sí con el desplante machista del pendenciero gobernador. Por su parte, Enrique Alfaro desde Jalisco manifestó sus reservas, seguramente secundadas por muchos otros en MC.
A pesar del error, MC tiene posibilidades de salir adelante -no el de Dante-, sino de su nomenclatura política, muy distanciada de éste. Difícilmente alcanzaría el porcentaje de votos de 2021, pero sí ganaría la gubernatura de Jalisco y varios municipios importantes y distritos en dicho estado y en Nuevo León. En Campeche puede repetir la alcaldesa naranja Bibi Ravelo. Dos estados no son mucho, pero Jalisco y Nuevo León tienen un peso político y económico muy relevante. Además, hay posibilidades de ser la segunda fuerza política en algunos Estados, especialmente Quintana Roo, donde el PAN y el PRI prácticamente han desaparecido del mapa de las preferencias.
Dante perfiló al PRI y PAN como sus adversarios. Haría sentido para Nuevo León no para Jalisco, tampoco en la mayoría de los Estados donde compiten contra Morena. La dinámica misma de la polarización dificulta en el nivel nacional una tercera opción no funcional al régimen. Además, la candidatura de Álvarez Máynez fue construida en el marco de la contienda contra Xóchitl Gálvez, no contra Claudia Sheinbaum; su apego a Samuel García y sus deplorables bravuconadas significan que será un pasivo para efectos de los anhelados votos. Tenía para más, pero le dio por seguir los pasos pendencieros de su promotor.
Más aún, el desarrollo propio de la contienda obligará a una redefinición en el camino por parte del Frente Opositor que será la optimización del voto para derrotar a Morena. Por una parte, concitar que los votantes de MC opten por Xóchitl Gálvez en la elección presidencial a partir de la amenaza que representa la continuidad del proyecto autoritario y, por la otra, que en elecciones locales y de legisladores donde MC sea genuinamente competitivo, respaldar a sus candidatos para así derrotar a Morena, el adversario común.
En Nuevo León sería diferente, particularmente por la competencia que de MC con el PRI y PAN, ahondada por la polarización que el mismo gobernador García ha promovido como estrategia electoral y para disminuir a sus adversarios, una calca de lo que hace López Obrador en el país.
Desde ahora son evidentes los vasos comunicantes entre López Obrador y el candidato presidencial supuestamente opositor, seguramente con el aval y anuencia de Dante. Esto es, ser un sicario del régimen al contar con información de inteligencia para golpear a los adversarios, como prueba la respuesta de Álvarez Máynez por sus andadas de juerga con el gobernador García.
La elección de 2024 plantea la amenaza más grave que ha tenido el sistema democrático. Las iniciativas de reforma constitucional del presidente López Obrador son hoja de ruta para su desmantelamiento. Es incomprensible la connivencia de Dante con el régimen, inexplicable por lo que ha vivido y padecido y, especialmente, por su conocimiento de la política y de López Obrador. Es mucho lo que está de por medio para el país y para la causa de las minorías. Allí los de MC lo tienen claro, no su líder moral.
Para Dante Delgado la dificultad no sólo es fallar en la elección; también perdería al partido por la grosera manipulación que ha hecho de la organización en función de sus intereses personales. Ojalá y todo quede en eso y no en el triunfo del proyecto autoritario por la miopía de los falsos opositores.