De acuerdo con la mayoría de los sondeos, Delfina Gómez se perfila irremediablemente hacia el triunfo en el Estado de México. Si bien la campaña de Alejandra del Moral ha buscado transmitir el mensaje de que ambas candidatas se encuentran en un empate técnico, la realidad apunta hacia la ventaja de la impresentable ex secretaria de Educación Pública.
Bajo la bandera de la “honestidad” Gómez busca convencer –y lo ha conseguido, aparentemente- a los mexiquenses de que ella, a diferencia de los corruptos del PRI y del PAN, es una mujer honesta, trabajadora y que ha dedicado su carrera al trabajo por los demás.
Nada más lejano a la verdad. Su partido fue sancionado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación por la retención de un porcentaje del salario de los funcionarios de Texcoco durante su gestión al frente del municipio. El hecho no solamente es claramente ilegal a la luz del derecho vigente, sino que es un abuso deleznable de autoridad cometido contra hombres y mujeres que, lejos de los intereses de la política, van todos los días a trabajar.
No se trata, pues, de un chisme periodístico, ni de una ocurrencia de un columnista despistado, ni de un reportaje de Loret de Mola, ni de un ataque de la oposición. Fue una re-so-lu-ción del máximo tribunal del país en materia electoral. De acuerdo con la sentencia, Delfina operó ilegalmente la retención de los recursos para ser transferidos a Morena. La propia Delfina, en el debate frente a Del Moral, admitió que su partido había sido multado, por más 4 millones de pesos, por actos que ella cometió durante la gestión en su municipio.
Los actos de Delfina en Texcoco la confirman como una mujer deshonesta pues se lastimó severamente a los funcionarios del municipio con fines políticos, emulando las peores prácticas del PRI de su época. Desafortunadamente, a pesar de la sentencia del Tribunal, Delfina pasea libremente haciendo campaña en los municipios del Estado de México con el mensaje del combate contra la corrupción y las malas prácticas.
AMLO, por su parte, la respalda sin titubeos y mira hacia otro lado ante la evidencia de que Delfina no merece ser considerada honesta, y mucho menos, digna de dirigir el destino de la entidad más grande del país.
Si resulta electa gobernadora ¿reproducirá las prácticas en Texcoco contra los funcionarios del Estado de México para beneficiar al candidato de Morena en 2024? El Estado de México merece un mejor destino.