Justo en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora cada 25 de noviembre para visibilizar la pandemia de agresiones de todo tipo de las que es objeto la población femenina, Vicente Fox llamó “dama de compañía” a Mariana Rodríguez, empresaria, licenciada, filántropa, influencer, mamá y una mujer que puede marcar la diferencia de un país, como lo hizo en Nuevo León.
Y es que, si en las altas esferas de la política, sin tapujos ni descaro, se dan este tipo de ataques a figuras que son referente en la agenda nacional, lo que se hace y dice en contra de las mujeres cuando nadie lo ve es terrorífico y demoledor.
No es la primera vez que Fox hace gala de su misoginia y violencia política de género. Basta recordar la desafortunada declaración que hizo al llamar a las mujeres “lavadoras de dos patas”, reflejo de una visión machista que prevalece hasta nuestros días.
Si ya de por sí es sumamente grave un agravio de este tipo, el que un expresidente lo haga, envía muy mal mensaje en dos vías, a las mujeres de ser irrespetadas y a los hombres de que pueden hacerlo.
Duele y ofende lo ocurrido, y no se trata de política, se trata de respeto, de educación, de decencia, y sin querer respaldar lo que por años ha dicho Andrés Manuel López Obrador de sus antecesores, pero por eso el país y la violencia está como está por este tipo de exmandatarios., con muertas todos los días y ocultas tras la apatía y las pocas ganas de encontrar a los culpables para llevarlos ante la justicia.
Para muestra, un botón: hoy se cumplen cuatro años de que el ex CEO de Amazon en México, Juan Carlos García, pagó para que ejecutaran a su esposa Abril Pérez Sagaón, quien murió al recibir dos tiros en la Ciudad de México; por el caso, ocho personas están presas, pero del autor material nada se sabe, aún y cuando tiene sobre él una alerta roja de Interpol.
El caso conmocionó al país, ya que existían denuncias previas contra su exmarido por intento de homicidio y el juez Federico Mosco González desestimó el caso, reclasificando los delitos a violencia familiar y lesiones.
Y es así como opera de manera sistemática la violencia, minimizando lo que pasa, y cuando pasa algo grave, lamentándolo, pero hasta ahí.
No debe haber más Marianas ni más Abriles.
Patricia Padrón. Periodista, criminóloga y estratega en comunicación social