La sociedad democrática se caracteriza por su composición plural y porque confronta ideas con intensidad, renueva sus propios sentimientos, reflexiones e instituciones, y elige a sus representantes políticos y les da seguimiento para asegurar que cumplan con sus compromisos públicos en beneficio de los demás.

El contenido de las ideas y emociones populares debe ser captado por el liderazgo político para convertirlo en el motivo de su acción política.

Estimo que esa ha sido una virtud que por fortuna han venido mostrando el presidente López Obrador y la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum.

Eso explica, al menos en parte, su rotundo éxito electoral. No solo se trata del interés legítimo por los programas sociales o por sus habilidades mediáticas. Lo que se percibe es, más bien, una actitud humanista y pragmatista, lo más posible orientada por principios que se reconocen en los diversos contextos sociales que son, a la vez, cambiantes y permanentes.

En tal sentido, me parece que en los últimos años se han ido gestando ciertos mandamientos populares que bien harán los dirigentes en continuar atendiendo o considerar hacerlo.

  1. Defendemos todos los saberes críticos y la libertad mientras no dañen la igualdad real y la fraternidad básica pues si lo permitimos aquellos se corrompen y obstaculizan la verdad y la justicia.
  2. Practicamos el capitalismo social y solidario para evitar al máximo posible  la desigualdad y pobreza que propician las leyes del mercado y suelen redundar en la infelicidad y el sufrimiento de la mayoría, especialmente de las personas, grupos y comunidades en desventaja social e intercultural (de género, étnica, etaria, económica o política).
  3. Sostenemos el régimen político y el Estado mientras sirvan para facilitar la vida buena y equilibrar, compensar y revertir las diferencias de clase, sector o grupo, humanidad, cultura, naturaleza y tecnología, y no para beneficiar a minorías plutocráticas –ya sea nacionales o multinacional–, excluyentes y discriminatorias.
  4. Admitimos que la democracia electoral es la garantía de la autonomía política y la constitución democrática siempre que esté acompañada de la democracia participativa y deliberativa para controlar de manera efectiva  a los mandatarios, al punto de poder revocarse el mandato.
  5. Cooperamos con la generación de bienes y servicios públicos mediante el pago de impuestos o la colaboración solidaria con la obra vecinal, comunitaria o social, pero a cambio exigimos gobierno ético, seguridad efectiva, salud integral, educación de calidad para todos, justicia pronta y eficaz, medio ambiente sano, derechos sociales y bienestar suficiente, y no dádivas, salvo para quienes no tienen nada y debemos incorporar entre todos a una vida digna.
  6. Asumimos que la democracia pluralista debe ser balanceada con las condiciones necesarias y suficientes para gobernar y conducir el destino del país con respeto a los derechos humanos y sus garantías, y no usarla como argumento para expropiar o capturar la propia democracia y el gobierno, y luego decir que quien está en contra de ese modelo o lo quiere transformar es autoritario o autocrático. En la democracia no hay intocados o intocables.
  7. Honraremos nuestra propia dignidad y la integridad de nuestros semejantes, los seres sintientes y el hábitat en el que coexistimos.
  8. Profesamos y practicamos que más importante que el dinero o el poder es el humanismo, la prosperidad y el bienestar compartidos y un sistema de compensaciones con diálogos e interacciones concertados y actuados entre todos, sin temor a reconocer el error o los éxitos individuales o colectivos.
  9. Cuidaremos de los recursos privados y públicos del país, sus comunidades y la Humanidad, pues de ellos dependemos todos y no solo cada quien.
  10. No solo no mentimos, no robamos y no traicionamos, sino que compensamos a los vulnerados por esas prácticas y aseguramos al máximo posible, mediante compromisos renovados y garantías diversas, que se castigue a los responsables y que no vuelva a suceder. La Constitución sin rendición de cuentas es una simple hoja de papel.