Lo dibujos que el monero Calderón realiza de Martí Batres evidentemente son discriminatorios. No hay crítica periodística ni sentido del humor en tales trabajos del caricaturista de los diarios Reforma, de la Ciudad de México; El Norte, de Monterrey, y Mural, de Guadalajara.
Sorprende que no haya, en los espacios periodísticos de opinión, abundancia de quejas relacionadas con las viñetas en las que el colaborador de Grupo Reforma discrimina por su cabello crespo al jefe de gobierno de la Ciudad de México.
Hoy, el monero Calderón ha hecho lo mismo —pero agravado por la misoginia— con la hermana del gobernante capitalino, Lenia Batres, nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. No es decente lo que hace el viñetista de Reforma, El Norte y Mural. Los editores de tales periódicos deberían por lo menos invitarlo a reflexionar acerca de la ética de sus cartones.
También es una inmoralidad periodística utilizar el atentado contra Ciro Gómez Leyva para golpear, de la peor manera posible, al gobierno de AMLO. En efecto, de la peor manera posible, esto es, culpar al presidente de México del ataque que hace un año estuvo a punto de costarle la vida al conductor de noticieros en Radio Fórmula e Imagen TV.
Eso hizo hoy en El Financiero el señor Pablo Hiriart: decir que Andrés Manuel López Obrador es el culpable de que a Ciro Gómez Leyva alguien le haya disparado en diciembre de 2022. Algo parecido escribió en Milenio el columnista Carlos Marín, por supuesto, también sin pruebas de ningún tipo.
En el caso de Ciro la única crítica que merece el gobierno es la de no haber podido encontrar a la persona que ordenó el atentado. Nada más. Es un abuso pasar de este hecho a culpar al presidente.
Ojalá Ciro Gómez Leyva y su familia recuperen la tranquilidad. En este proceso no ayuda la invención de complejos complots políticos que, evidentemente, se diseñan y difunden con el único propósito de intentar restarle votos a Morena en las elecciones de 2024.