Ayer asesinaron a la secretaria particular y a un asesor de Clara Brugada, jefa de gobierno de la Ciudad de México. No sabemos nada acerca de por qué alguien cometió el muy lamentable doble homicidio. Pero, para la prensa mexicana, fue un mensaje la agresión mortal contra Ximena Guzmán y José Muñoz. Son las cuatro de la mañana del miércoles 21 de mayo de 2025 y leo lo siguiente en las columnas políticas de los diarios que ya han abierto su información:
- Joaquín López Dóriga, en Milenio: “El atentado, un mensaje”.
- También en Milenio, Viri Ríos: “El mensaje no es para Brugada”.
- En Excélsior, Francisco Garfias: Que sí es mensaje para Brugada, o eso percibió este columnista después de la “lectura inmediata” de la doble ejecución: “Es un mensaje a la jefa de Gobierno. ¿De parte de?”.
- También en Excélsior, Jorge Fernández Menéndez: “En el asesinato está el mensaje… Ximena y José no fueron asesinados por lo que hacían, sino porque con ello transmitieron un mensaje directo a la jefa de gobierno”. Y el periodista se fue muchísimo más lejos: “Si la seguridad es un tema de percepción, la que queda es que cualquiera puede ser atacado y que el gobierno es débil y vulnerable”.
- Raymundo Riva Palacio, en El Financiero: Está seguro de que se trató de un mensaje, pero al menos admite que no sabe más: “La pregunta es para quién iba dirigido el mensaje y qué hay de trasfondo en él.
- Vanessa Romero Rocha, en El País: Ximena y José: “El mensaje que flota… Parece una advertencia. Parece una flecha dirigida al corazón de la jefa de gobierno... Parece un recordatorio de que el crimen organizado no vacilará”.
¿Hay razones objetivas para pensar que se trató de un mensaje del crimen organizado? Ninguna. Las investigaciones iniciaron hace menos de 24 horas y, si las autoridades han llegado a alguna conclusión, nadie lo ha informado. Tampoco han dicho nada, hasta donde estoy enterado, el asesino y sus cómplices. Pero una mayoría de columnistas asegura que fue un mensaje. ¿Prensa mensajera del crimen organizado?
El único comentario sensato que leí fue el de Ciro Gómez Leyva, en Excélsior: Si Ximena hubiera conducido un coche blindado, hoy estaría viva. Ciro sabe lo que dice: él sobrevivió a un atentado gracias al blindaje de su coche
Entiendo que la gente que trabaja en el gobierno de la Ciudad de México tiene prohibido utilizar coches blindados pagados con recursos públicos. Pero la prohibición, que es legal, admite una excepción: podrán usarse automóviles con blindaje si lo autoriza la jefa de gobierno. Clara Brugada deberá autorizar algunos vehículos seguros. Es un gasto que se justifica, aunque no sea barato el proceso de blindaje.
Tengo claro que estamos ya superando el caos generado a finales de 2006 por Felipe Calderón, quien declaró una absurda —y desde el inicio condenada al desastre— guerra contra el narco. Lo hizo para intentar que se olvidara el fraude electoral que lo llevó al poder presidencial. Pero todo lo hizo mal. Además de que no se diseñó ninguna estrategia medianamente inteligente, puso al frente de las operaciones bélicas a un subordinado de los capos de la mafia de Sinaloa, Genaro García Luna, hoy encarcelado en Estados Unidos por narcotráfico y delincuencia organizada.
Hay mucha sabiduría en esta frase que he leído numerosas veces: “Todos saben cómo y cuándo comienzan las guerras, nadie sabe cómo y cuándo terminan”. Las consecuencias de la fallida guerra de Calderón las hemos sufrido durante demasiado tiempo. Pero, así lo veo apoyado en argumentos objetivos, estamos ya al final, ya muy cerca de la pacificación definitiva de México.
Claro está, como en la escalada al monte Everest, los últimos metros son los más difíciles y peligrosos, por la fatiga de la ascensión, la altitud y el clima extremo e impredecible. He visto sufrir a los ciclistas dando las últimas pedaladas en las etapas del Tour de Francia que terminan cuesta arriba. Pero los y las deportistas que se han preparado llegan a la cima a pesar de las complejidades del terreno, y después de descansar un poco, enfrentan el siguiente reto.
Estamos en los últimos metros de la escalada. Con o sin nosotros—es decir, con o sin la prensa; con o sin la oposición política—, la presidenta Claudia Sheinbaum llegará a la meta. Llegará más rápido si no le estorbamos con especulaciones alarmistas.
La presidenta se preparó para enfrentar el enorme reto de gobernar a un país como México, tan echado a perder en el pasado y que apenas lleva un sexenio recorriendo una ruta distinta.
Claudia ha hecho la tarea, así lo veo. En seguridad está cumpliendo el equipo, Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobernación; Omar García Harfuch, de Seguridad; Alejandro Gertz Manero, fiscal general; Ricardo Trevilla Trejo, titular de la Defensa; Raymundo Pedro Morales Ángeles, de la Marina, a quienes apoya, conteniendo las embestidas externas que tanta intriga generan, el canciller Juan Ramón de la Fuente. Deberíamos apoyarles y no ponerles obstáculos con teorías periodísticas tan raras como infundadas.
Dejemos a la presidenta trabajar, no juguemos a los mensajes. Sin evidencia, y no la tenemos, no tiene sentido atribuir al crimen organizado intenciones políticas. Estamos cerca de la meta. Sin duda hay cansancio y vienen los metros más difíciles. No los compliquemos más con especulaciones que siembran miedo. Es mi opiniòn.