Las principales empresas generadoras y consumidoras de energía eléctrica le hicieron vacío a la Cámara de Diputados. La Junta de Coordinación Política, presidida por el priista Rubén Moreira, las invitó a un diálogo el 23 de febrero. La mayoría guardó silencio, algunas enviaron una carta excusándose, muy pocas llegaron a la cita.
En veinte años, los particulares pasaron de cero al 61 por ciento de generación de electricidad. A decir de sus voceros, hablamos de una inversión de 44 mil millones de pesos. La mayor parte proveniente de la banca de desarrollo y de pensiones. Aún si la reforma de Andrés Manuel López Obrador se aprobara, los privados se quedarían con el 46 por ciento del sector, lo que equivale a la totalidad del mercado argentino.
Quiénes son los generadores privados de electricidad. Los principales: Enel Green Power, Acciona, Intergen, AES Corporación, Iberdrola, Minera Autlán, Mexichem, Frontera México, Generadora FÉNIX, EVM Energía del Valle de México, GPG Energía México, Electricidad Águila de Altamira, Fortius Electromecánica y Ammper Generación.
Lo interesante de estas empresas es que los dueños no tienen rostro, son propiedad de fondos de inversión, la forma más acabada y compleja de la especulación financiera.
En la otra parte de la ecuación están los grandes consumidores, beneficiados por la figura del autoabasto, que dañan significativamente las finanzas públicas, casi 50 mil millones de pesos al año. Aquí están empresas como Grupo Lala, Bimbo, Bachoco, Walmart México, ALSEA, FEMSA, KIMBERLY CLARK, Farmacias del Ahorro, Citi-Bank, Santander, HSBC y BBVA.
Ni los grandes generadores, ni los grandes consumidores llegaron a San Lázaro. ¿Por qué el desaire de las empresas a los diputados? ¿A caso se siente muy bien representados por los organismos empresariales o por los diputados de oposición? La verdad, no están interesados ni obligados a comparecer ante el poder legislativo. Ellos tienen otros mecanismos de negociación y cabildeo, que por supuesto excluyen dar la cara.
Mes y medio de parlamento abierto, terminará el 28 de febrero; veinticuatro temas, más de 150 ponentes a favor o en contra. Los participantes expusieron con libertad sus argumentos, los legisladores de todos los grupos cuestionaron libremente. Por momentos el debate fue duro, pero respetuoso. Hay acuerdos y también asuntos complicados. A las comisiones de Puntos Constitucionales y de Energía les espera una tarea enorme en la elaboración del dictamen. Todo esto ocurrió, pero los señores dueños de las empresas que más generan y más consumen no se dignaron a dar la cara.
Por lo menos tres preguntas a los empresarios quedaron en el aire: ¿Cuáles han sido sus ganancias en estos 20 años de apertura del sector eléctrico? ¿Cuál es el margen de ganancias moralmente aceptable para ellos? ¿Cuál es su opinión y postura respecto a los privilegios que gozan en los autoabastos y los contratos legados?
Los legisladores deben tomar nota de este desaire a la representación popular. Establecer, como ocurre en otros parlamentos del mundo, que los particulares están obligados a comparecer ante el Poder Legislativo cuando se trate de un asunto de interés público, como es esta reforma.
La política es de bronce.
Onel Ortiz Fragoso en Twitter: @onelortiz