El fervor futbolístico ha invadido el mundo entero. Nos hemos llevado todos algunas sorpresas iniciales. Primero, la derrota del anfitrión en el partido inaugural, luego, la derrota de la todopoderosa Argentina frente a Arabia Saudita, y apenas ayer, el empate de México frente a Polonia. Esperemos, pues, que la suerte acompañe a la selección mexicana de futbol en sus próximos partidos frente a los argentinos y los saudíes. Los mexicanos queremos –y necesitamos- buenas noticias que pongan en alto el nombre de México.

La política mexicana no ha quedado exenta del fervor. Ayer un grupo de mexicanos fue grabado en uno de los estadios (según ha trascendido, en el mismo que jugó la Selección Mexicana) cantando la célebre consigna “El INE no se toca”, acto que atrajo la atención de la prensa mexicana presente.

Si bien resulta plenamente comprensible la pasión de los viajeros mexicanos en favor de la defensa de la democracia mexicana… ¡flaco favor le han hecho al INE! Lo que los protagonistas de este evento no anticiparon fue que el suceso será motivo para que AMLO y sus comparsas reiteren el mensaje de que los acérrimos defensores del INE no son más que fifís y conservadores que cuentan con los recursos económicos para pagar un costoso viaje hasta esa región del mundo.

Personajes de la oposición como Claudio X. González no titubearon en tuitear el vídeo, presumiendo que la causa se escuchaba “hasta en Qatar” seguido de los hashtags “el INE no se toca”.

En otras palabras, las consignas en favor del INE en Qatar no harán más que nutrir el mensaje de la 4T que busca descalificar a la institución como un organismo de élite que no mira por la democracia, que es costoso, y sobre todo, que es apoyado por mexicanos de clase media alta que asisten a partidos del Mundial en el extranjero y que pasean plácidamente por las costas del Golfo Pérsico.

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El acto de los mexicanos en Qatar fue bien intencionado y refleja claramente el sentir de connacionales que quieren hacer resonar su voz en cualquier lugar del mundo. Sin embargo, para la mala fortuna de su causa, léase, la del propio INE, el suceso dará lugar para que el presidente mañosamente alimente su discurso polarizador que tanto lastima a la nación y que hipoteca el futuro de nuestro país.

Y con ello, AMLO continuará buscando legitimar ante el “pueblo” una reforma que representaría un retroceso democrático sin precedente en la historia reciente de México.