Las posibilidades de que Claudia Sheinbaum gane la presidencia son mayúsculas. De hecho, la mayoría de las encuestas la colocan en la cima de las preferencias a casi 10 meses de la elección del próximo año. De entrada, continúa influyendo la marca del partido y, por supuesto, el efecto que jala el presidente como su liderazgo más visible. Podrán decir que ha cedido el “bastón de mando”, sin embargo, es un hecho que, el protagonista principal, sigue habitando en Palacio Nacional.
La imagen del presidente pese haber dado la batuta a Claudia, será crucial para ganar el ejercicio electoral, sumado, claro está, a la unidad que construya Sheinbaum. Ese es, sin lugar a dudas, el mayor reto que cargará antes de iniciar la campaña, especialmente por lo que ha acontecido con Marcelo Ebrard. Se puede pensar que eso ocasionará un boquete; tendremos que ver de qué tamaño es la grieta que ocasiona en dado caso de abanderar al partido Movimiento Ciudadano. Si es así, y se consuma una salida de Ebrard, el trabajo será reforzar la toma de decisiones para no ocasionar más fricciones.
Por ejemplo, en aras de construir la unidad, la toma de decisiones tendrá que equilibrarse. Como sabemos, habrá un proceso largo para decidir candidaturas a espacios legislativos, gubernaturas, congresos locales y hasta ayuntamientos. De igual forma, está la Ciudad de México. Y, en ese sentido, la coordinadora tendrá que garantizar un espacio clave si su prioridad es llegar con fuerza al día de la elección. De cara a ese proceso, se habla de que Noroña, quien aspiró a coordinador, puede tomar la coordinación de los diputados en San Lázaro.
Como sabemos, Ricardo Monreal, que de igual forma compitió por la candidatura presidencial de Morena, ha fijado su posición respecto al proceso interno por la Ciudad de México. Esto quiere decir, si no me equivoco, que se moverán las piezas del ajedrez. De esto dependerá la decisión que tome Marcelo Ebrard, que, en ese orden de resultados, tiene garantizado ser líder de la fracción de Morena en la Cámara de Senadores si decide continuar en Morena. Sin embargo, se sabe que, en este momento, es muy probable que Ebrard se vaya por la libre y, en esa coyuntura, el zacatecano puede apuntalar para repetir como líder del Senado.
Esta hipótesis se apoya en una combinación de acciones que, de forma clara, podemos descifrar. Si Marcelo no regresa a Morena, la coordinación del Senado pasa a otro liderazgo que compitió en las encuestas internas. De esta manera, todo parece indicar, la coordinación de los senadores de Morena pasaría a manos de Ricardo Monreal, pues el destino de Adán Augusto será la presidencia de Morena o, en su defecto, la Secretaría de Gobierno.
Y lo de Ricardo Monreal, en ese sentido, se ha reforzado con su declinación por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. Seguramente ese fue, a grandes rasgos, un acuerdo político para construir la unidad. Después de salir al aire en varios noticieros radiofónicos, nos queda claro que, para lo que viene, se están definiendo las posiciones claves. Se dio la designación de Adán, como futuro coordinador de la campaña y, luego del mensaje del zacatecano, la cosa quedó más que clara.
El mensaje más notorio, claro está, fue la narrativa que divulgó Monreal en varios medios de comunicación. Dijo, en otras palabras, que se sumará con toda su estructura territorial a los trabajos de Claudia Sheinbaum. Veremos si, pasados los meses, el zacatecano se suma a coordinar algunas entidades, pues su probada capacidad en procesos presidenciales, no hay duda, le sumará a favor de la causa de Sheinbaum.
Por ello, haciendo un hipotético escenario, vemos de nueva cuenta a Ricardo Monreal en la coordinación de los senadores de Morena. En sí, esa concepción se alimenta con la posible salida de Marcelo; de igual forma, la designación de Adán, como futuro presidente nacional de Morena, es casi un hecho.
Y Claudia, una vez llegando a Palacio Nacional, necesitará aliados con mucha capacidad y oficio en ambas cámaras legislativas. Desde ese punto de vista, el zacatecano, en cinco años de trabajo, fue el operador más eficaz del presidente López Obrador en la Cámara de Senadores. Y no solo logró tender puentes de entendimiento con la oposición para conseguir los votos necesarios de las dos terceras partes, sino que su gestión influyó a otras latitudes. El ejemplo más claro fue la nominación como aspirante presidencial que, si las condiciones hubieran sido diferentes, hoy podríamos estar hablando de otros escenarios
Pero como la política es el arte de lo posible, se puede hablar de que Ricardo Monreal, para el siguiente proceso legislativo, tiene las condiciones dadas para ser, de nueva cuenta, el coordinador de los senadores de Morena en 2024. Y, si todavía nos queda alguna duda de ello, el mismo Monreal, una y otra vez, ha dicho que no aceptará un puesto en el gabinete presidencial. Desde luego que esa es, en política, una señal clara de lo que se avecina ,y de lo que posiblemente ya esté acordado en aras de construir la unidad.
A propósito, Monreal, como político de cepa, honró su palabra y, de paso, sumará todo su capital político a favor de la Cuarta Transformación para la elección presidencial del 2024.