“Pusimos el pie en el aire y nos sostuvo.”
HILDE DOMÍN
“Lo violento del fracaso es perder el dominio del propio destino.”
DAVID FOENKINOS
Si falló el superhéroe, entonces estamos realmente jodidos. Si la estrategia estrella de la Cuarta Transformación en materia de seguridad y el refuerzo en Sinaloa no lograron contener el crimen, estamos condenados. No habría esperanza; al menos no con esa propuesta ni en ese frente.
Ha dejado de ser relevante —por obvio— que dentro del propio Movimiento hay quien ha querido que Omar García Harfuch fallara. Empezando por los criminales y por bastantes morenistas (que muchas veces son los mismos). Pero, por trillado, ya no me voy a referir hoy a eso. Lo que quiero abordar es mucho peor que haberle metido o no el pie al secretario de Seguridad Pública. Y de eso se trata mi columna de hoy.
Podrán cuestionar, ¿qué podría ser más fundamental que el hecho de que los propios morenistas hayan saboteado a García Harfuch? Les voy a decir: haber jugado la mejor carta y que esta no haya sido ni remotamente suficiente.
En la 4t se pavonearon mucho de haber mandado al funcionario a Sinaloa. Sin embargo —ahora se sabe— eso no logró disminuir los homicidios en la entidad. ¡Por el contrario! De agosto del año pasado a julio del presente, los asesinatos han aumentado en un 243% en Sinaloa. La guerra narca, la de “Mayitos” y “Chapitos”, iniciada con el “secuestro” de Ismael Zambada por Joaquín Guzmán López, ha impactado esa tierra de tal manera que Culiacán tiene una percepción de inseguridad del 90.8% (datos del INEGI); la más alta del país.
Estamos oficialmente fritos. Omar García Harfuch lleva casi un año siendo secretario de Seguridad Pública, gestionando una estrategia en contra de la delincuencia que no ha funcionado (eso de acuerdo a los propios estándares que ha trazado el régimen).
Independientemente de la permanencia del gobernador Rubén Rocha Moya, de nada ha servido mandar a Harfuch a Sinaloa. Batman, símbolo de la “batalla” en Sinaloa, ha fallado. Ha habido recrudecimiento del conflicto y ataques directos a personal bajo su mando. Él mismo lo ha reconocido.
Estamos ante una crisis estructural; ni hay una policía local actuando en pleno en la región ni un andamiaje que garantice una justicia funcional y expedita (y se va a poner peor con la reciente reforma al Poder Judicial). ¿Cuántos policías por cada cien mil habitantes?, ¿cuáles son los estándares con los que nos comparamos?, ¿qué pasa con la fiscalía del estado? En Sinaloa, ¿cuál es el nivel de impunidad?, ¿cuántos agentes, militares, policías han sido asesinados?, ¿cuántos asesinos y criminales han sido aprehendidos?



Dicen que el fracaso es huérfano, pero en este caso, más allá del discurso oficial, se le pueden adjudicar muchos padres. La militarización resultó insuficiente o peor aún, contraproducente. Se han trasladado militares de otros estados para privilegiar Sinaloa y eso no hizo una diferencia.
La estrategia y las acciones han sido reactivas. Ni siquiera un nivel de contención se ha dibujado.
¿Reducción en los niveles de reclutamiento del CO? No. De hecho, la oferta que tienen los jóvenes para integrarse al crimen es cada vez mayor. Ha fracasado ‘la atención a las causas’; los programas han resultado positivos para Morena desde el punto de vista clientelar, pero nada más.
Se ha quemado a Omar García Harfuch y a cambio no se ha solucionado el que tengamos a un país convulsionado.
En las tiras cómicas Batman existe porque es el único que puede detener momentáneamente la maldad, pero nunca evita todos los crímenes. Eso es imposible. Lo mismo sucede en México. El fracaso en materia de Seguridad es compartido. Lo preocupante es que las esperanzas se depositaron en Sinaloa y la presencia de la autoridad allí. Y el resultado ha sido un rotundo fracaso.