Realidad: la tecnología avanza a pasos agigantados; y en el ámbito aeronáutico no es la excepción. El crecimiento de la aviación no se detiene, sin embargo, es un hecho insoslayable que este crecimiento se puede ver frenado por la falta de mano de obra capacitada.

Es por eso que, usando la tecnología, muchos aeropuertos cuentan con ciertos recursos como el uso de reconocimiento facial, combinación de la biometría y la Inteligencia Artificial.

La Administración de Seguridad del Transporte (TSA) de los Estados Unidos de Norteamérica está explorando esta tecnología, implementándola en diferentes aeropuertos, y desde el año pasado ya se encuentran estos nuevos métodos en por lo menos 16 terminales. Aeropuertos tan grandes como el de Atlanta, pero también los de Dallas, Las Vegas, Orlando, Washington, Miami, Boston, Los Ángeles y Detroit, por mencionar algunos.

Con este tipo de tecnología el proceso de abordaje de un vuelo es mucho más eficiente, al automatizar el proceso de verificación del pasajero; sin la intervención de un ser humano, ahorran tiempo y sobre todo costos laborales.

Y es que el pasajero solamente tiene que escanear su rostro, en combinación con el uso de los teléfonos celulares, y al escanear un código, se eliminan los boletos de papel.

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Hay que considerar que la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) considera que durante los próximos 20 años el número de pasajeros se va a duplicar. No solo la IATA maneja este dato, también el Consejo Internacional de Aeropuertos, en conjunto con el Centro Global para el Turismo Sostenible, y la consultora Oliver Wyman; ellos pronostican un crecimiento de la aviación comercial por arriba del 30%. Según sus cálculos tendremos más de 36 mil aviones volando diaramente para el año 2033.

El número de pasajeros irá aumentando en una media del 5% por año, hasta que lleguemos a movilizar para el año 2040 más de 19 mil millones de pasajeros. De ahí la importancia que se le imprime a automatizar ciertos procesos, sobre todo los relacionados a la seguridad.

Otro punto que no se deja de lado, es la inversión en la innovación de soluciones tecnológicas, apoyados tanto en la inteligencia artificial como en la biometría, para la creación -en un futuro- de una “identidad digital” donde se reúnan todos los documentos, como pasaportes y visas, que permitan hacer más fácil la vida del viajero.

La intención de automatizar los procedimientos es que para el año 2040, las terminales aéreas se conviertan en una especie de pequeñas ciudades, dejando de ser lugares de mero tránsito. Para ser una experiencia mucho más personalizada para el viajero, donde pueda disfrutar además de restaurantes, salas de SPA, cines, piscinas, salas VIP, entre otro tipo de amenidades.

En este rubro, y siempre desde mi particular punto de vista, muchas terminales aéreas ya cuentan con este tipo de servicios. En algunas terminales podemos encontrar desde diferentes tipos de templos religiosos, hasta salones para hacer yoga y meditación.

Este tipo de tecnología y la automatización van de la mano con las recientes experiencias que se vivieron en diferentes aeropuertos desde el año pasado y lo que va de este, donde se ponen de manifiesto los estragos que provoca la falta de personal.

Aeropuertos como el de Barajas en Madrid, o en el Schipol en Ámsterdam, desnudaron las condiciones de los trabajadores, a los que por la pandemia les recortaron sus salarios, o de plano fueron despedidos; después, buscaron recontratarlos pero con la mitad del sueldo, y fue evidente que no quisieron regresar, lo que generó las largas filas, incluso para ingresar a los edificios terminales, debido al escaso personal en los filtros de seguridad.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. Amén del desplazamiento de los trabajadores, que serían reemplazados por máquinas, no todos están contentos con este tipo de tecnología, pues temen que se vulnere la seguridad de los pasajeros, y se invada su privacidad al tener acceso a su información personal.

Ya veremos qué pasa. Mientras, diremos que con esta tecnología lo que se busca es agilizar procesos y evitar largas e interminables filas. Y es que hoy por hoy, es frecuente que en los filtros se tenga que sacar la lap-top, abrir la botella de agua porque no puedes pasar más de 100 ml de líquido, así como quitarte zapatos, cinturones o sacar las monedas de los bolsillos. Haciendo todo esto lento y tedioso.

Con la tecnología biométrica, tanto el pasajero como el equipaje serán reconocidos de manera automática mientras van caminando, agilizando este punto de revisión.

Sin lugar a dudas, el área que más se puede revolucionar, es en todo lo referente al manejo del equipaje. No hay día que no vea en redes sociales, o me compartan en mi perfil personal, casos sobre la pérdida de equipaje.

Con esta tecnología se busca que tanto los pasajeros como la carga sean “etiquetados” y puedan rastrearse durante todo el viaje, como si fuera un traslado de Uber; con esta medida se busca que en el área de aduanas el proceso sea más rápido y eficaz, ya que, con exactitud, el personal de aduanas tendrá la información del pasajero, incluso antes de que llegue al aeropuerto de destino.

Respecto al equipaje, se supone que estará más complicado que “se pierda”, al estar ligado con el pasajero desde su salida del aeropuerto de origen. También se busca estar hiper conectados, y que a través de los teléfonos inteligentes se le brinde al pasajero información en tiempo real sobre su vuelo, incluso puerta de abordaje, número de carrusel dónde recoge su equipaje, hasta anticiparse a demoras por mal tiempo.

El gran reto al que se enfrentarán las terminales aéreas será la digitalización de todos y cada uno de sus procesos, además de trabajar en conjunto con gobiernos, operadores de tierra, aerolíneas, y también ¿por qué no?, con restaurantes y tiendas, para una mejor coordinación.

Se requerirá de una muy buena conectividad móvil, y ese es un punto más a explorar, una red muy potente que no se sature ni interfiera con otras redes dentro de la terminal aérea.

Una propuesta que buscan los aeropuertos es ofrecer otro tipo de servicios; por ejemplo de transporte, no solo los clásicos taxis, o las aplicaciones como Uber y Didi, sino un servicio que proporcione el propio aeropuerto al momento de documentar tu vuelo, que te ofrezca opciones desde que sales de tu domicilio hasta la vuelta a casa.

La expectativa es que los pasajeros en un futuro sean nativos digitales. Según Benoit Verbaere, director de Desarrollo de Negocios en SITA (Société Internationale de Télécommunications Aéronautiques), los aeropuertos serán lugares donde las operaciones estarán todas conectadas, ofreciendo a los pasajeros viajar sin molestias o contratiempos, como lamentablemente sucede hoy en día.

En nuestro país hoy tenemos un aeropuerto que cuenta con tecnología de punta, y me refiero al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), con el sistema de reconocimiento biométrico, denominado E-Gates.

Para ello, los pasajeros realizan su check in en los mostradores de las aerolíneas, en donde documentan su equipaje, y se les toma una fotografía para el reconocimiento facial en las puertas automáticas de acceso a la sala de espera, o sala B, como también se le conoce al espacio.

No solo en los mostradores hacen este procedimiento, la terminal cuenta con 20 kioskos de autoservicio en caso de que se viaje ligero, sin equipaje, para poder tomarse la foto, y documentarse utilizando su pasaporte o identificación oficial; solo requieren ingresar datos como la aerolínea, el número de vuelo y tomarse la foto; y ¡listo!, sin requerir imprimir un boleto.

También en el área del filtro de seguridad no hay necesidad de sacar las cosas del equipaje de mano, o vaciar los bolsillos de los pantalones, o saco que se traiga puesto; una especie de tomógrafo detectará si la persona trae algo que no debiera pasar y que pudiese vulnerar la seguridad.

Esto hace mucho más cómodo al AIFA, al tener este nivel de automatización. Tanto así, que se espera que el nuevo aeropuerto de Tulum también cuente con este tipo de tecnología. Sé que todavía nos falta mucho camino por recorrer, pero como decimos los mexicanos; “ahí la llevamos”.