Tres mensajes recientes deberían poner al gobierno de la 4T a repensar su relación con Estados Unidos. Son tres casos que se deben analizar con cuidado:

Primer mensaje al gobierno de AMLO:

La editorial del Financial Times del fin de semana, “El líder de México debe aprender de sus errores”, no tiene desperdicio. Difícil imaginar que en este momento, cuando ese prestigiado periódico se ocupa casi en su totalidad del conflicto entre Rusia y Ucrania, el FT le dedicara toda una nota editorial institucional a México.

Lo más importante son cuatro párrafos:

  1. “Cuando se postuló para el cargo, López Obrador diagnosticó correctamente muchos de los males de México: corrupción desenfrenada, crecimiento económico mediocre y enormes desigualdades. Su aplastante victoria en 2018 le dio el más fuerte de los mandatos para abordarlos”.
  2. “Sin embargo, en la primera mitad de su mandato, estos problemas sólo empeoraron: la pobreza aumentó y la violencia relacionada con las drogas está fuera de control. México es la única economía latinoamericana importante que aún no ha recuperado los niveles de producción previos a la pandemia, gracias a una negativa equivocada del gobierno a apoyar la economía durante el coronavirus. Los inversores extranjeros se han asustado y las instituciones del país están siendo atacadas por un líder cada vez más intolerante y quijotesco”.
  3. “El ‘nearshoring’ debería representar una oportunidad de oro para una gran economía manufacturera ubicada en la frontera de Estados Unidos, pero el gobierno de López Obrador no ha logrado capitalizarla. Lo mismo ocurre con las energías renovables”.
  4. “El asunto de la ‘Casa Gris’ le ofrece al presidente de México la oportunidad de repensar sus políticas y cumplir sus promesas electorales. Si no lo hace, su proyecto de ‘Cuarta Transformación’ corre el riesgo de ser recordado como uno que arrastró a México de regreso a la década de 1960 en lugar de impulsarlo hacia el siglo XXI”.

Segundo mensaje al gobierno de AMLO:

Cuando se iniciaba la guerra de Rusia contra Ucrania, en el momento de peor tensión, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se dio tiempo para escribir sobre los problemas de su vecino, y dedicó un tuit a México:

“El alto número de periodistas asesinados en México este año y las continuas amenazas que enfrentan son preocupantes. Me uno a quienes piden mayor responsabilidad y protección para los periodistas mexicanos. Mi corazón está con los seres queridos de aquéllos que dieron su vida por la verdad”.

Tuit de Antony Blinken el 22 de febrero

Tercer mensaje al gobierno de AMLO:

El viernes pasado, en una entrevista con The Americas Quarterly, publicación del Consejo de las Américas con sede en Nueva York, Juan González, responsable para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, dijo:

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“Estamos de acuerdo con AMLO en su evaluación de los retos que México enfrenta en términos de la falta de desarrollo en el sur de México, la creciente desigualdad y la existencia de un tipo de corrupción en el sistema. A menudo donde nosotros no estamos de acuerdo es en cómo atender esos retos. En algunos sólo los mexicanos son los que deben dar el debate”.

Juan González.

Dijo que el gobierno de Biden ha debido calibrar sus mensajes para poder trabajar con el Gobierno mexicano. Ante el llamado de diversas asociaciones del sector privado estadounidense para que Biden sea más vocal en su desacuerdo con algunas políticas del Gobierno mexicano, particularmente en el sector energético, el gobierno de Estados Unidos ha sido cuidadoso y ha tratado de ser constructivo.

El mensaje de Juan González a México es que “vamos a estar en desacuerdo y, en algunos casos, vamos a tener que hacerlo público”.

Sobre la posición de México respecto al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, dijo que “en estos momentos, esgrimir neutralidad, no tiene cabida como posición válida. Los conceptos de neutralidad están bien, y son buenos, hasta que un país invade a otro país. Y en ese punto, tienes que elegir un lado”.

Hasta aquí los tres mensajes que le enviaron al gobierno de AMLO.

Yo creo que tiene razón el consejero de seguridad nacional de Biden para América Latina. Hay un cambio estratégico profundo como resultado de la invasión de Rusia a Ucrania. Y el gobierno de México debe analizar y repensar su posición.

Ante las declaraciones de algunos países de América Latina que han apoyado a Rusia, y ante la ambigüedad escudada en la más tradicional diplomacia multilateralista y pacifista de otras, ¿llegó la hora de reforzar la alianza de América del Norte en el campo del “poder duro” económico?

Es una llamada de atención para México. No podemos vivir con la ilusión de una política exterior exclusivamente principista. La guerra siempre se convierte en un shock psicológico. Putin dio la espalda a la diplomacia todo el tiempo.

Las amenazas y los riesgos para todo el mundo son factibles. No basta con la tradicional interdependencia para construir una zona de paz. Se requiere voluntad política y reforzar los mecanismos económicos puntuales.

La guerra de Rusia contra Ucrania ha provocado la unidad en Europa. En materia de seguridad, Europa no va a depender exclusivamente de Estados Unidos. Si Europa decide ser menos dependiente de Estados Unidos, México debe reforzar la alianza en América del Norte.

Putin y Occidente nos han mostrado en esta guerra que el “poder duro” es relevante. La fuerza militar y económica imperan en el nuevo escenario. El realismo en la política internacional regresó.

México debe reconocer que las potencias actúan cuando sienten que su seguridad está en peligro. Somos vecinos y aliados en América del Norte. Cuando un ojo de Estados Unidos está puesto en Europa y el otro en Asia, tenemos que entender claramente las consecuencias de la confianza o la desconfianza entre los vecinos.

A raíz de la invasión rusa, Alemania anunció recientemente un fondo de inversión en defensa por 100 mil millones de euros. Los países de Europa se esfuerzan por una mayor independencia energética.

¿Puede Estados Unidos seguir rescatando y protegiendo a Europa? ¿Podrán los europeos establecer capacidades militares más autónomas que no dependan de Estados Unidos? ¿Se van a acercar China y Rusia en una nueva correlación de fuerzas? ¿Se puede arrinconar a una potencia nuclear para que sienta que su supervivencia está en juego? ¿Qué significará para México, en el largo plazo, la invasión de Putin? Son muchas las preguntas y pocas las respuestas.

Aunque sigamos firmes a nuestros tradicionales principios de política exterior, la estrategia y las tácticas deberían cambiar a medida que cambian los hechos sobre el terreno. Ya no se logró disuadir la invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin. Ni la diplomacia ni las sanciones, antes de la invasión, detuvieron a Rusia. Putin invadió otra nación soberana. Es una locura; un error de cálculo. La imposición de sanciones ahora puede vincularse a una demanda específica, a saber, que Rusia abandone Ucrania. Hace unos días escribí aquí sobre la eficacia de las sanciones.

No perdamos de vista que el objetivo principal de Putin es reconstituir un imperio ruso. Ucrania tiene un camino largo y violento por delante. No habrá rendición incondicional. El pueblo ucraniano está enojado y resiste. Puede haber una guerra prolongada o una insurgencia. La gente de una Ucrania ocupada podría decidir sabotear el oleoducto ruso que cruza su tierra. Las sanciones sobre Rusia serán cada vez más severas. La incertidumbre reina en el escenario internacional.

Llegó el momento de que México refuerce su alianza en América del Norte y el estado de derecho en casa.

Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino