Keyu Jin, economista china, profesora asociada en la London School of Economics, publicó un interesante artículo en el Financial Times acerca de por qué es un error de Donald Trump castigar con duros aranceles a China. Dice que “Beijing ha llegado a su conclusión: la innovación y el control tecnológico básico es la única defensa sostenible contra los aranceles”.

Desde antes de la llegada de Trump a su segunda presidencia, en China la prioridad ya eran la investigación científica y el desarrollo tecnológico.

En el sitio de internet de Times Higher Education la periodista Helen Packer ha dado a conocer algunos datos: “Cifras recientes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos muestran que el gasto en I+D de China creció a un ritmo más rápido en 2023 que en los Estados Unidos y en la Unión Europea, así como en todos los estados miembros de la OCDE. El crecimiento en China alcanzó el 8.7 por ciento, en comparación con el 1.7 por ciento en los Estados Unidos y el 1.6 por ciento en la UE. Según la Oficina Nacional de Estadísticas de China, el gasto continuó aumentando en 2024”.

Especialistas consultados por Helen Packer coinciden con la economista Keyu Jin: los aranceles y otras barreras económicas solo aumentarán el gasto en ciencia y tecnología en China. Esta nación, queda claro, no solo se está pitorreando de la política de aranceles elevados de Estados Unidos —el gobierno chino ha establecido tarifas de 125% a las mercancías estadounidenses—.

Sin duda, lo verdaderamente relevante de la respuesta china a la guerra comercial que ha declarado EEUU ha sido su decisión no solo de no disminuir, sino de aumentar su gasto en ciencia y tecnología, en un momento en el que algunos de los mejores investigadores de las universidades de Estados Unidos analizan con seriedad buscar trabajo en otros países, sobre todo de Europa.

Las columnas más leídas de hoy

El problema es que las universidades europeas no cuentan con recursos para financiar un mayor gasto en investigación, así que no sería raro que grandes científicos de Yale, Instituto de Tecnología de Massachusetts, Harvard, etcétera terminaran en China.

En Times Higher Education leí sobre la búsqueda de académicos estadounidenses de trasladarse a Europa:

  1. “Hace casi un siglo, a finales de la década de 1920, los mejores científicos y estudiantes de doctorado del mundo comenzaron a dirigirse en una dirección: Estados Unidos y sus cada vez más poderosas universidades de investigación”.
  2. “Con pocas excepciones, ha sido así desde entonces, y la mayoría de los investigadores más importantes pasan al menos un tiempo en Estados Unidos”.
  3. “Sin embargo, con el extraordinario ataque (actual) a las universidades estadounidenses y la financiación de la investigación, algunos creen que ese flujo de talento podría revertirse, suponiendo que las universidades europeas puedan encontrar financiación para las nuevas contrataciones”.

Esa es la misión imposible para las universidades europeas: encontrar financiación, no solo para las contrataciones de brillantes investigadores que actualmente trabajan en las universidades de Estados Unidos, sino para sostener grandes proyectos de investigación. Probablemente Europa no podrá hacerlo. Entonces, que nadie se sorprenda si el mejor talento mundial decide residir en China. La barrera del idioma será lo de menos porque, lógicamente, la gente relevante en China habla inglés y su gobierno no será tan necio como para exigir a personas geniales dominar el chino.