El gobierno que encabeza el presidente López Obrador está representando el verdadero cambio en el país. Durante más de tres años- ha sentado las bases no sólo de desarrollo, sino de transformación- que ha costado esfuerzo y entrega, sobre todo décadas de lucha en una expresión que hizo posible la transición política, aunque también un nuevo paradigma que, basta decirlo con hechos y evidencias, es de beneficio para el pueblo de México.
Frente a esa situación se tuvo que echar andar un proyecto de organización y planeación a través de mecanismos que han sido los pilares de la gobernabilidad, sobre todo cuando vivimos instantes donde, la democracia, es consecuencia de la participación de la población civil. Eso, sin duda, ha mantenido el equilibrio en el ejercicio de las políticas públicas; por ello, el mandatario sigue sosteniendo niveles de aprobación inmensos gracias a las propias circunstancias que siguen reconociendo el gran desempeño de Andrés Manuel López Obrador, como presidente constitucional.
Y en esa propia estabilidad, ha sobresalido el legislativo federal que, sigo insistiendo, constituye la columna vertebral de la Cuarta Transformación, que también asume un papel de mucha responsabilidad a través de sus capacidades, lo mismo que sus mecanismos de legislación que representan un gran sostén para la agenda del presidente.
Por tal motivo, hay situaciones que se vuelven materia de análisis, sobre todo porque están generando encono al interior del gobierno. Esas fricciones y choques para nada abonan al buen clima de gobernabilidad; especialmente- debido a que el asunto escaló a la Fiscalía Anticorrupción- luego de que el exconsejero de la presidencia, Julio Scherer denunció al titular de la FGR, Alejandro Gertz Manero.
Lo cierto es que, todo ello, proviene ya de diferencias añejas y que, por desgracia, están fomentando a que exista una lingüística negativa hacia adentro del gobierno. Por supuesto que el propio presidente es ajeno a estas circunstancias, sin embargo, el acechó entre Scherer y Manero, está creando un clima desfavorable que tiene que tener un remedio inmediato antes de que siga salpicando señalamientos en medio de un ambiente de polarización.
El presidente requiere de mucho respaldo y apoyo. A pesar del desempeño positivo del fiscal general de la República, tiene que haber cabida en el diálogo. Lo mismo que el exconsejero jurídico de la presidencia, Julio Scherer. Lo mejor sería, sin lugar a dudas, dejar atrás las diferencias y cerrar filas, de nueva cuenta, con el mandatario federal ya que, la expresión, no puede darse el lujo de contar con adversarios en el propio seno lopezobradorista. Eso representaría un error que puede tener costos políticos negativos.
A raíz de ello, debe prevalecer la confianza. Sería bueno que, desde la propia Presidencia, se generarán las condiciones para que, ambos aliados del presidente, limen asperezas y cicatricen heridas añejas a fin de seguir manteniendo este proceso de transición de la mejor manera posible.
El debate lograría ser, para las diferencias, una buena alternativa para evitar las confrontación. Hay que recordar que, la propia oposición, ha refrendado su sociedad con los mismos jugadores de aquella cancha política del 2018 y 2021. Por eso, lo mejor que puede pasar es, sin duda, intentar recomponer la situación, lejos de estar provocando más fricciones hacia adentro. Ya bastante tiene el presidente de trabajo y responsabilidad cómo para seguir cargando una circunstancia que provocó tensión.
No. Eso por ningún motivo debe seguir alimentando la división. El presidente necesita respaldo y mucha unidad de los que forman parte de la Cuarta Transformación. Scherer y Manero son, desde cualquier ángulo, gente cercana al mandatario Obrador.
Por tal motivo, la bandera debe seguir siendo la unidad y reconciliación que rompa con cualquier intento de encono y confrontación al interior del gobierno.
Notas finales
Hay quienes pretenden dividir y confundir a la militancia de Morena en Michoacán. Y es que, de acuerdo con la designación del Comité Ejecutivo Nacional con capacidad y atributos a través de Mario Delgado, designó a Giulianna Bugarini, delegada presidente del CEE de la expresión guinda en el estado Purépecha, en otras palabras, es la única referente en la entidad con validez institucional de los órganos internos del partido. Siendo un nombramiento legítimo, la líder de la manifestación lopezobradorista -en aquella entidad- sigue consolidando su imagen, pero sobre todo el trabajo. Nos cuenta que, además de tener el reconocimiento de todos los cuadros, militantes y simpatizantes, ha sido un factor de unidad para seguir echando raíces en la labor territorial.
Luego de más de siete meses de estar al frente, ha demostrado capacidad para las demandas y exigencias de un referente estatal.