De la “transformación avanza” al “hay tiro para el 24″, todos los partidos políticos, incluido Movimiento Ciudadanos con sus pírricas cifras obtenidas en la pasada jornada electoral, salieron a pronunciarse triunfadores y listos para la sucesión presidencial.

El partido oficial, Morena, obtuvo 4 triunfos, con lo que ahora junto a sus aliados, gobiernan 22 entidades del país, el PRIAN 8 y Movimiento Ciudadano 2. Pero el partido del Presidente AMLO quedó lejos de su abrumador paso que lo había caracterizado en elecciones anteriores, y ya se asoma por ahí la confirmación de un desgaste producido principalmente por algunas problemáticas del país que no han podido ser resueltas, la mala imagen de varios de sus gobernadores, y por los pleitos internos que se producen a la hora de asignar las candidaturas y repartir el pastel.

Para la alianza “Va por México”, de acuerdo al escenario planteado a inicios de año, se puede decir que rescataron Durango, mantuvieron con un amplio margen Aguascalientes, y dieron una dura pelea en Tamaulipas, aunque se terminaron quedando cortos y tendrán que entregar dicha entidad en los próximos meses.

El abstencionismo en las elecciones 2022

Sin embargo el verdadero ganador y enemigo a vencer sobre todo para la oposición sigue siendo el gran abstencionismo que se sigue haciendo presente en cada contienda electoral. En las elecciones del pasado domingo, Tamaulipas registró la tasa más alta de participación ciudadana con apenas 53% y Oaxaca la más baja con 38%. Es decir, en promedio, más de la mitad de la población inscrita en el padrón electoral, no se animó a ejercer su derecho a votar.

Lo anterior puede ser alarmante, pero también podría ser esperanzador para quienes aspiran a arrebatarle el poder a Morena. Hoy es preocupante porque desde el 2018 a la fecha, el PRIANRD no ha logrado entender que hay algo en su proceso de selección de candidatos, en sus campañas, plataforma política y sobre todo en sus métodos para incentivar la participación de la ciudadanía que no esta funcionando; y hasta hoy, después de varias jornadas electorales desde el arrollador triunfo de Morena en 2018, siguen sin darse cuenta, o sin la voluntad que deberían tener para cambiar las cosas.

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Es esperanzador porque quiere decir que los programas sociales de los gobiernos tanto federal como estatales no alcanzan para movilizar a más de la mitad de la población, lo que significa que si hubiera realmente un proyecto serio y atractivo que convenciera a la ciudadanía y la hiciera participe del proceso de construcción de una nueva propuesta política, este proyecto quizá estaría blindado de la intromisión de cualquier gobierno y podría por cuenta propia, ser muy competitivo de cara a la elección del 2024.

Ojo con la falta de participación en las elecciones

Bien he mencionado en el pasado que una de las razones por las que nuestra democracia esta en riesgo no es necesariamente la intromisión de los gobiernos, sino la falta de participación y fomento de la cultura política en la población. Mientras esto no cambie, seguiremos reciclando candidatos de un partido a otro, los mismos rostros, las mismas estrategias, el mismo tipo de campañas y los mismos resultados de gobierno, gane el partido que sea.

Por eso es importante que alguien haga algo, que encienda la chispa y ayude a crear una consciencia colectiva que garantice que en próximas elecciones, al igual que en los países más desarrollados, podremos aprovechar nuestro sistema electoral para ejercer nuestro derecho y contar una participación superior al 70% del padrón, que eleve la exigencia y el poder de la ciudadanía ante nuestros futuros gobernantes.

Mientras eso no pase, seguiremos a merced de las campañas de los conciertos masivos, de las entregas de despensas, de las movilizaciones y de la entrega de playeritas de papel cebolla que no abonan en nada en mejorar las condiciones de vida de los mexicanos.

El domingo ganó el abstencionismo, y eso, no puede volver a ocurrir.