Twitter inició operaciones en 2006, y desde entonces “el pájaro azul” (“Twitter bird”, que fue rediseñado en 2012), es el logo y símbolo de una compañía que, a decir de uno de sus fundadores, Jack Dorsey, representa libertad, posibilidades ilimitadas de comunicación y también, es un medio para que mensajes cortos se esparzan tan rápido como el aleteo de los pájaros. Diez años después del rediseño del pájaro azul, la compañía está por atravesar una nueva gran transformación con Elon Musk que, se espera que será, como el nuevo dueño, disruptora e impredecible.
Antes de su “oferta hostil” de compra, Musk declaró en una entrevista TED que, para él, Twitter no representa un medio para “hacer dinero”, sino que busca “procurar el bien común” de la “plaza pública digital”. Externó su “preocupación por la civilización” y no por el trasfondo económico de la operación. Una declaración preocupante para los mercados financieros, ya que, aunque la fortuna de Musk esté valuada en alrededor de 270 mil millones de dólares, el mecanismo de fondeo de la compra por 46.5 mil millones de dólares de Twitter, genera dudas sobre la rentabilidad de la operación. De entrada, en el esquema se prevé que endeudará a la empresa con 13 mil millones de dólares de deuda nueva (a partir de un crédito sindicado, liderado por Morgan Stanley), en un ambiente de aumentos de tasas de interés, lo cual presumiblemente afectará el grado crediticio de la empresa. Standard and Poors ya puso en la mira bajarle la calificación; entre los riesgos que les preocupan, además del crediticio, es el control corporativo, ya que se prevé que Musk ejerza el control personal total de la compañía, y acabe supeditando sus intereses personales, a los de los demás legítimos interesados, como los tenedores de deuda.
Musk aportará 21 mil millones de dólares en efectivo para la compra de Twitter, y los restantes 12.5mil millones de dólares provendrían de un crédito colateralizado con acciones de Tesla. Hoy las acciones de Tesla se desplomaron más del 11% en el mercado (llevan una caída del 24% desde el 4 de abril, cuando Musk manifestó su interés por adquirir Twitter), y fue la empresa con peor desempeño en el Nasdaq. Los inversionistas de Tesla, más allá de evaluar los resultados trimestrales de la empresa, cuestionan la conveniencia financiera de integrar a Twitter en el conglomerado de empresas de Musk. Se ha generado mucha volatilidad e incertidumbre en los mercados, tanto para Tesla, como para Twitter.
Hay analistas que ven una estrategia de creación de sinergias de parte de Musk, con sus negocios de SpaceX y Tesla, (además de The Boring Co., Neuralink y OpenAI), a partir de la adquisición de Twitter. Y más vale que sea así, ya que representará alrededor de una sexta parte de su patrimonio (el mayor a nivel mundial), además de que lo amarrará a sus acreedores. Se considera que Musk pueda beneficiarse de la enorme base de datos de Twitter y el mercado de clientes que representa, para promover sus intereses empresariales. Pudiera potencializar la venta de automóviles eléctricos, viajes espaciales, e inversiones en criptomonedas, que es un sector en el que Musk genera mucha tracción y liderazgo. Inclusive hay quienes ven que pueda usar la plataforma para promover campañas presidenciales.
Lo que es un hecho es que el sr. Musk deberá mostrar su talento de negocio para transformar a Twitter que, hasta el día de hoy, ha tenido resultados financieros muy mediocres. En Wall Street se espera que Twitter genere 6.7 mil millones de dólares en ingresos por publicidad para 2023, frente a los cerca de 169 mil millones de dólares de Meta FB.
Jack Dorsey tuiteó recientemente que los malos resultados de la compañía son resultado “de un Consejo de Administración disfuncional”, y que espera que, bajo el control de Musk, esto se corrija. Está por verse si efectivamente será así, ya que uno de los cuestionamientos es si Musk tendrá la capacidad para dividirse entre sus distintas empresas innovadoras, y generar valor de conformidad con las expectativas de su talento y genialidad creativa.
Elon Musk es sin duda una de las personalidades mas controversiales de este siglo. En casi todos los ámbitos en los que interviene, marca tendencia. Es el más grande pagador de impuestos en la historia de Estados Unidos (pagó 11 mil millones de dólares en 2021) y ha levantado muchas sospechas sobre sus verdaderas intenciones en Twitter. Jeff Bezos, de Amazon, cuestiona si con Musk, China ganará un lugar especial en la “plaza pública digital”, o si será un factor de conflicto a partir de la relación de China y Tesla. Hay mucho por ver.
El activismo digital de Musk genera preocupación. Ya tiene el patrimonio, y ahora Twitter le da el poder, en una plataforma que tiene un rol central en la conformación de la agenda política y mediática a nivel mundial. Le da hasta la posibilidad de manipulación en los mercados financieros. Musk ahora tiene control sobre una plataforma que aglutina a 217 millones de personas a nivel global. La historia demuestra que dinero, ego y poder son mala combinación. Habrá que esperar que Twitter con Musk, no se convierta en una dictadura tecnológica.