Ridículo, propio de un pueblo infantil el español, al colocar una manta gigante en el Palacio Real, en Madrid, aludiendo a México con eso de que “de nada tenemos que pedir perdón”; para empezar, que sepan que todo comienza con una pretendía, por el gobierno mexicano en turno, ceremonia con ambos países cómo protagonistas en el marco del 500 aniversario de la caída de Tenochtitlan en manos de Hernán Cortés y su ejército en el año de 2021, algo que sería una suerte de “perdón mutuo”, ya que en ese choque, que fue el de dos mundos, ni más ni menos, la brutalidad fue infringida y sufrida por ambos bandos. Pero en fin, ustedes mis paisanos (tengo nacionalidad española, por ser mi padre nacido en Cartagena y emigrado a México por motivo de la guerra civil) y sus autoridades, tuvieron a bien filtrar a los medios de comunicación una misiva que se suponía (cómo es en las cuestiones de Estado) como secreto su contenido, y que jamás hablará bien de alguien que vulnere la secrecía de una correspondencia, sea de ese nivel de importancia y/o de cualquiera que se trate.
Ceremonias cómo la pretendida por el hoy ya expresidente Andrés Manuel López Obrador son son poco comunes, y en los últimos años las hemos visto de parte de la iglesia católica y de ustedes mismos, España, para con los sefardíes (judíos expulsados en 1592 del entonces reino de Castilla). Mismo México, en años recientes, tuvo a bien ofrecer un perdón público a la República popular China, dado el genocidio sufrido por ese pueblo en manos de mexicanos durante la Revolución mexicana, en el estado norteño de Coahuila, principalmente.
Ahora bien, al tiempo que su ridícula manta colgaba y se movía por el viento en el palacio de oriente, se daba una mega marcha nacional en protesta por el auténtico drama que viven sus ciudadanos debido al delicadísimo tema de la vivienda, dónde cada día se ve una realidad que implica que los jóvenes españoles no puedan más que trabajar sólo para pagar el alquiler de un pequeñito espacio, y además compartido por varias personas, influyendo esto directamente en que España sea el país con más divorcios en el mundo y uno de los de tasa de natalidad más baja y dónde, por si poco fuera, los suicidios crecen por dicha problemática.
Yo he pensado lo siguiente: un acercamiento consular con la finalidad de hacerse de información y alternativas (reales y viables, no disparates irrealizables) que vean en pro de salir, la clase trabajadora española, de ese embrollo tan deprimente; en México, desde los años setenta del pasado ya siglo, el Estado cuenta con una institución modelo, el Infonavit, que pasan los años y gobiernos de todo signo van y vienen y el instituto no hace sino fortalecerse y lograr que millones de familias mexicanas desde entonces se hayan podido hacer de un techo propio, de manera más que digna, sin la partición de los llamados ‘fondos buitre’, y demás corporaciones financieras qué son rapaces e insaciables por definición; cabe destacar, que en el flamante nuevo gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum se ha creado otra institución paralela al Infonavit, y que planea ya la construcción para su venta mediante esquemas innovadores, de más de un millón de nuevas viviendas, que doten de dignidad y certeza a sendos números de familias mexicanas de trabajo.
Sepan algo, hermanos españoles: una manta alusiva a hechos que sucedieron hace ya medio milenio, resulta una burla más de parte del Estado español para sus ciudadanos, máxime con el ‘tino’ de colocarla exactamente el mismo día en que tantos cientos de miles de españoles que sufren por el tema de la vivienda, se intentaban hacer notar frente a un gobierno que luce frívolo, torpe e ineficaz (cuándo no que cómplice) para darle una respuesta lo mínimamente sensata a su pueblo, respecto al ya referido drama de la vivienda en el país ibérico.