Enrique Krauze, el principal intelectual de la derecha mexicana, escribió un artículo en el periódico Reforma, en relación a la elección presidencial, que tituló: “Este arroz no se ha cocido”, el martes 19 de marzo, el mismo diario publicó su más reciente encuesta en la cual se lee que a mitad de marzo, a dos meses y medio de la elección, Claudia Sheinbaum tiene el 58% de las intenciones del voto, mientras que Xóchitl Gálvez cuenta con el 34%; lo que representa una ventaja de 24 puntos porcentuales.

Dato importante: antes de la semana santa, la Coalición Juntos Seguimos Haciendo Historia, integrada por Morena, PT y PVEM, estaría muy cerca de lograr la mayoría constitucional en el Congreso de la Unión. Esta tendencia del voto está presente en los estudios de SDP y otros medios nacionales. En pocas palabras, este arroz ya se coció.

Es verdad que una cosa son las intenciones de voto y otra, los votos; también es verdad, que en política nada es, hasta que ocurre y que la soberbia es el pecado más frecuente de los políticos y las políticas, pero en este proceso, las intenciones del voto sólo cambiarían por un acontecimiento realmente excepcional. Un resultado diferente a esta tendencia representaría el fracaso de las encuestas como herramientas para identificar los ánimos sociales.

El hecho de que Claudia Sheinbaum tenga una ventaja tan importante en las encuestas no implica que todo sea miel sobre hojuelas y que sólo sea cuestión de sentarse y esperar el resultado. Hay aspectos que requieren los mejores oficios de su equipo e incluso la intervención de la propia candidata.

Hablo de evitar el voto diferenciado. Bien los procesos de designación de la candidata a la presidencia de la república, a los gobiernos de la CDMX y de los ocho estados que renovará sus gubernaturas; así como, la mayoría de las candidaturas al Senado de la República, pero en la designación de candidatos a presidentes municipales, diputados federales y locales, se expresaron algunas inconformidades que deben atenderse.

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Hay casos en donde se designó como abanderados de la coalición a personas que unos meses antes, que digo meses, días antes, eran enemigos declarados del movimiento de regeneración nacional o que son peso muerto, electoralmente hablando. Una cosa es abrir el movimiento a la sociedad y otra, entregarlo a los chapulines. La gente entiende cuando se le explica y el equipo de Sheinbaum y las dirigencias partidarias tienen que escuchar y atender las demandas de los inconformes. Esa es la política, pienso yo.

Los eventos masivos de Claudia Sheinbaum y de los candidatos a los gobiernos estatales, deben ser más cercanos a los movimientos sociales y más distantes a las concentraciones de los partidos. Hablo de cosas prácticas como eliminar la zona VIP de los mítines, porque es totalmente innecesaria y sólo establece una distancia de por lo menos 50 metros entre la candidata y el primer militante y simpatizante del movimiento de regeneración nacional.

En las campañas de Cuauhtémoc Cárdenas y de Andrés Manuel López Obrador, no había zona VIP, sólo espacio para los medios de comunicación, un pasillo para el candidato y sillas para adultos mayores o personas discapacitadas. Le haría muy bien a los invitados especiales, los de gafete y pulsera con código de barras, candidatos y particularmente, a los recién llegados, tener contacto con los militantes y simpatizantes del movimiento. Les haría muy bien mezclarse con ellos, aprenderse las porras y disfrutar juntos el sol de primavera. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de broce.

PD. Bien Claudia Sheinbaum al acudir a la conmemoración de la expropiación petrolera y el encuentro con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en el Monumento a la Revolución.