IRREVERENTE

Va la siguiente irreverencia sobre la emergencia que padecemos en estas bárbaras y sedientas comarcas del norte, que nos obliga a adoptar drásticas y draconianas medidas para cuidar el agua en todas sus manifestaciones, ya sean físicas, literarias, periodísticas, orales, escritas e incluso a señas. ¡Arre!

Prohibir por decreto ciudadano, municipal, gubernamental y esperemos que también presidencial, la famosa frase inmortalizada por los regios de “te la bañas”, y todas sus consabidas variantes, tales como “qué bañado”, “te bañas” (sinónimo de “ahí te ves”).

Que cause multa es el ser sorprendido diciendo o escribiendo: “la regaste”, “no la riegues”, “es una regada”, “amanecimos con un reguero de muertos”.

No gritar “¡aguas!” para alertar a alguien de un peligro inminente. Se vale cualquier otra expresión, como ¡CUIDADO!, menos proferir para fines tan inicuos, semejante palabra hoy en día tan excelsa por escasa.

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La ancestral frase de “se vino en sus aguas” o se “hizo de aguas” o “mojó sus pantalones”, sustituirla por la que sugiere la RAE para estos casos: “se meó” o más elegante, “se orinó” y para los peques se recomienda que sigan usando la milenaria expresión de: “se hizo…”, “me hice…” “me estoy haciendo…” o “vamos a hacer pipí”.

Cuando una embarazada esté por dar a luz, no decir “se me o se le rompió la fuente”, sino: “se me o se le “rompió el tinaco” o “la cisterna”, y en el rancho, “se le cuarteó el aljibe” o “el acueducto”.

Cambiar el nombre de “regadera” por el de “dosificador de aseo corporal”.

Mezclando dos palabras clave, prohibir la mención de “baño y regadera”. La expresión sugerida ahora para estos casos sería: “me voy a dar un CUIDADO, en el dosificador de aseo corporal”.

Debido a todo esto, que los políticos dejen de darse “baños de pueblo” en busca de seguidores y votantes con miras a las elecciones, y que ahora se den “gotitas o mojaditas populares”.

No “bajarle al baño” después de usar retretes, mingitorios, sanitarios, WC, bidés o excusados, porque ahora se le “administrará” al respectivo artefacto.

No decir: “yaaaa, bájale…”, ahora la expresión correcta será “yaaaa, adminístrala” o también, “dosifícala”…

Cuando llueva -si es que llueve- no decir “está lloviendo”, sino “cae maná”, para agradecerles a los dioses semejantes bendiciones.

No referirnos al agua como “vital líquido”, sino como “sacrosanto elíxir”.

Cuidar la bendita palabra a tal grado, que no podamos decir “enaguas”.

Por todo lo anteriormente expuesto, la clase media, la pobre, los ricos, los médicos, abogados, madres, académicos, artistas, los que practican algún deporte acá de este lado de la Patria, le mandamos nuestros recuerdos al presidente López Obrador, por haber dicho que está bien que los potosinos no nos compartan su agua del Pánuco; a eso se debe nuestro pánico de estos días.

Escribir lo anterior me libera de un pendiente.

Gracias, muchachos, y que estén teniendo ustedes un buen puente de inicio de primavera.

El nuestro acá en Monterrey no cruzará río alguno, porque no hay agua ni nubes que la descarguen… Oren por nosotros, no sean gachos.

Ah, me olvidaba, hoy que se celebra el natalicio del Benemérito también despega el primer aeropuerto del mundo que se inaugura incompleto, sin aviones ni pasajeros, a excepción de los elementos de la Guardia Civil que han sido “convocados” para que se presenten vestidos de civil y con maletas, para simular que sí hay vida en lo que muerto hubo nacido.

CAJÓN DE SASTRE

“A volar pues, en plena floración primaveral”, dice la irreverente de mi Gaby.

PD Vean nomás el sentir de millones de regios sedientos, resumido en el mural de este artista urbano.