Al margen de su militancia partidista, la gobernante local verdaderamente importante en el sur del país es Claudia Sheinbaum Pardo. Por mucho es la que más destaca; inclusive es la más sobresaliente a nivel nacional. Su liderazgo, innegable, lo aceptan sus colegas, hombres y mujeres, de las distintas fuerzas políticas de todo México.

El norte hay dos gobernantes de referencia. Uno es gobernador, Alfonso Durazo Montaño; el otro es alcalde, Luis Donaldo Colosio Riojas.

El primero, Durazo, milita en Morena, instituto político del que fue fundador, ha sido uno de sus pilares, y apoyará a esta causa con toda su energía para que el proyecto de AMLO tenga vigencia después de 2024.

El otro, Colosio, llegó a su puesto por Movimiento Ciudadano, el partido de Dante Delgado del que se ha deslindado para no contaminar su trabajo administrativo.

Alfonso Durazo y Donaldo Colosio son los líderes del norte: Alfonso, del noroeste; Donaldo, del noreste.

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En el noreste nadie tiene el prestigio, la popularidad y la imagen nacional de Colosio. Un alcalde posee más relevancia política que los gobernadores Míguel Riquelme, de Coahuila; Samuel García, de Nuevo León, y Francisco Cabeza de Vaca, de Tamaulipas.

En el noroeste nadie posee más fuerza política que Durazo. Supera en esto, por mucho, a María del Pilar Ávila, de Baja California; a Víctor Castro, de Baja California Sur, y a Rubén Rocha, de Sinaloa.

Hay algo que une a Donaldo Colosio Riojas y a Alfonso Durazo: Luis Donaldo grande, el candidato asesinado por las balas de la traición en 1994.