Esa prensa

Primero, Andrés Manuel López Obrador dijo que si bien la crítica es fundamental para el gobierno que encabeza, en México no necesitamos el “periodismo mafioso”, esto es, el de “quienes trafican con la libertad de expresión o la usan para negociar”.

Casi de inmediato, el gobierno de la Ciudad de México, encabezado por Claudia Sheinbaum, respaldó los dichos del presidente:

La administración capitalina, evidentemente, ha decidido jugársela con AMLO, quien no solo mantiene, sino ha incrementado su apuesta por la izquierda: “nada de titubear ni de correrse al centro”, ha dicho. De ahí el polémico rechazo de Andrés Manuel a las clases medias aspiracionales.

Estoy mencionando hechos, no juzgándolos desde mi muy particular forma de pensar. Sin duda, en el proyecto del presidente López Obrador no hay espacio para ideas que no sean de izquierda, así lo entiende el gobierno capitalino y lo apoya sin dudar.

¿Es de derecha la prensa mexicana?

Es un hecho que en la 4T se ve como un vicio del conservadurismo —o inclusive de la extrema derecha— al periodismo crítico, pero que no cuestiona al gobierno por amor a la verdad, sino como instrumento de negociación de privilegios para los propietarios de las empresas mediáticas.

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De ahí el juicio durísimo: prensa mafiosa. Varias veces ha hecho AMLO el mismo diagnóstico: “pasquín inmundo”, “periodismo alcahuete de la derecha”.

Se entiende el reciente nombramiento que hizo Claudia Sheinbaum de Sebastián Ramírez como director de comunicación del gobierno de la Ciudad de México.

Es un nombramiento que molestó a Joaquín López-Dóriga, conocida estrella del viejo —y pésimo— periodismo, tantas veces señalado por haber usado el gigantesco poder mediático que tuvo para beneficiarse en lo personal, inclusive llegando al extremo de extorsionar a una mujer más influyente que él, la empresaria María Asunción Aramburuzabala.

El hoy columnista de Milenio y de un noticiero en Radio Fórmula, en efecto, al menos un par de veces ha expresado su molestia por la llegada de Sebastián Ramírez al área de comunicación de la administración capitalina:

“¿Vocero? Lo que no entiendo es la designación de Sheinbaum en la dirección de Comunicación Social, donde colocó a Sebastián Ramírez, que dirigió el canal 21 de la CDMX. Es el mismo que en el programa de Genaro Lozano calificó de <i>inmunda</i>, a la prensa en México. <i>Basura e inmunda</i>, reiteró. ¿Y este es tu nuevo vocero, Claudia?”

Joaquín López-Dóriga, Milenio

Pues sí, es el nuevo portavoz de una gobernante de izquierda: si Claudia coincide con el presidente AMLO en lo fundamental, no iba a pensar distinto de los periodistas que trafican con la libertad de expresión.

Los adelantados

Desde luego, la prensa mafiosa también lucra con las ambiciones vulgares de gente que colabora en la 4T. Andrés Manuel dio permiso a sus subordinados de lanzarse a buscar la presidencia de México —al menos la candidatura de Morena para 2024— ¡¡¡¡y se lanzaron!!!!

No todos los mencionados —ni todas las mencionadas por AMLO— como posibles contendientes presidenciales se han acelerado y han organizado mítines disfrazados de amistosas carnes asadas, o han dado entrevistas a la TV para expresar sus intenciones de reemplazar a AMLO en el 2024.

¿Piensa mal y acertarás?

Una cosa es que Andrés Manuel haya dicho que hay gente en su gobierno o en Morena con suficientes méritos como para llegar a la presidencia, y otra muy distinta que los mencionados se hayan entusiasmado tanto que ya buscan espacios mediáticos para promover sus candidaturas.

Lo primero —que AMLO hable de las presidenciales de 2024— es una simple invitación a los periodistas para que dejen de dar lata con la imposible reelección.

Lo segundo —que los presidenciables destapados por Andrés Manuel se lancen abiertamente a los medios a promoverse para la candidatura de Morena para el 2024— solo puede ser considerado un acto de enorme deslealtad y hasta de traición al hombre que elegimos para gobernar hasta 2024.

Como la prensa inmunda no la brinca sin arreglos comerciales, entonces es dable pensar que la promoción adelantada de los aspirantes de Morena para las próximas presidenciales ha implicado un arreglo económico —del tipo que sea— entre los acelerados y el periodismo mafioso.

¿O no es lógico que así sea, Andrés Manuel? Digo, considero que en este caso conviene aplicar el refrán de piensa mal y acertarás y es que, conociéndoles, es muy alta la probabilidad de que haya arreglos en lo oscurito detrás de tanta campaña tan anticipada.

¿Se promueven para el 2024 o para antes?

Haya otro dicho que podría tener sentido en este asunto de la sucesión presidencial adelantada: más vale pájaro en mano que ciento volando.

Quizá alguno de los aspirantes presidenciales esté pensando no en llegar a la presidencia en 2024, sino en 2022.

¿Que eso es imposible? Aristóteles, o alguien así de célebre, definió a la política como el arte de lo posible. Pero, para los acelerados en esa actividad, la política es más bien la búsqueda de lo imposible.

La verdad de las cosas es que la gente de izquierda debería estar ocupada en una votación distinta a la de 2024, la de 2022, cuando podría celebrarse una consulta para la revocación del mandato del presidente López Obrador.

Que AMLO gane la consulta de revocación, y por muy amplio margen, es lo que más nos conviene a todos. Y aquí todos significa exactamente eso, todos: tanto quienes tengan ideas de izquierda como quienes simpaticemos con el neoliberalismo.

No podemos darnos el lujo de dejar que el congreso elija, en un contexto de caos total, a un nuevo gobernante 30 días después de la consulta.

Eso es imposible, lo sé. Pero los políticos sueñan. Y seguramente habrá en Morena quien, como en el comercial aquel, ya se ve con la banda presidencial para lucirla al menos dos años.

Otro lujo que no podemos darnos es el de que, aunque Andrés Manuel gane la consulta de revocación, el país quede tan dividido porque, como en 2021, en 2022 las famosas clases medias de Nuevo Léon, Querétaro, etcétera, voten contra el presidente que en 2018 elegimos para gobernar seis años.

Pues eso, que las clases medias voten contra López Obrador, es lo que están alentando aquellas personas de Morena que ya han iniciado mítines y negociado con medios de comunicación para promover sus candidaturas presidenciales.

Alientan los acelerados de Morena a los fanáticos anti-AMLO, como el exdirigente de Coparmex, Gustavo de Hoyos, quien por vulgar odio al gobernante de izquierda han dicho que en la consulta votarán por la destitución.

Lo decente sería que se esperaran para expresar sus deseos de ser presidentes; que los hagan hasta después de la consulta de revocación, con Andrés Manuel ratificado por la mayoría de la gente, como debe ser, y ellos, los acelerados, fuera del gobierno, que no debería servir de apoyo a las ambiciones de nadie, por legítimas que sean.