La Fiscalía de la Ciudad de México, representada por Ulises Lara, es la primera fiscalía de todo el país en cumplir con los compromisos enunciados por la presidenta Claudia Sheinbaum: Paridad total en los cargos de la Fiscalía, así como instituciones y fiscalías especializadas en atención a feminicidio, trata de personas, violencia intrafamiliar, violencia vicaria y delitos sexuales.
Como un ejemplo para todas las fiscalías y con el legado de Ernestina Godoy, ahora titular de la Consejería Jurídica del Ejecutivo, la fiscalía capitalina puede presumir 5 años de buenas prácticas entre las que destacan las previsiones del fiscal Miguel Ángel Barrera, en protección a los menores, quien ha sido extremadamente protector con las niñas, niños y adolescentes, así como con los derechos de las maternidades. El fiscal, apegado al derecho y leal a su profesión
Claudia Sheinbaum, ahora presidenta, se ha comprometido a lograr una reforma que alcance a todas las fiscalías del país: que logre paridad, que elimine la corrupción, que materialice los derechos de las víctimas y desarrolle fiscalías especializadas en los crímenes que mayor daño generan al tejido social. El hecho es que antes del anuncio, la Ciudad de México ya estaba en la vanguardia.
El reto ahora será que el ejemplo de la capital se extienda a todo el país. Si bien la Fiscalía de la CDMX ha logrado avances significativos, las realidades de cada entidad federativa son muy distintas, con desafíos que van desde la falta de recursos hasta la arraigada corrupción en algunos sectores. La promesa de Claudia Sheinbaum de llevar a cabo una transformación en todas las fiscalías marca una ruta ambiciosa pero necesaria para la justicia en México.
Lograr paridad de género, eliminar la impunidad y garantizar la atención integral a las víctimas no solo requiere voluntad política, sino también un cambio cultural profundo en las instituciones. La Fiscalía capitalina ha demostrado que es posible. El resto del país deberá seguir sus pasos para convertir estos compromisos en una realidad tangible para todas y todos. Solo entonces se podrá hablar de una justicia verdaderamente equitativa y comprometida con los derechos humanos, en la que ninguna persona quede atrás.
En la Ciudad de México, semanalmente existen mesas de atención a víctimas. Las buenas o malas defensas no son un obstáculo ni un privilegio para alcanzar la justicia. Los fiscales de niñas y niños, adolescentes, violencia intrafamiliar, trata de personas, delitos sexuales y otros brindan atención de primera mano, escuchan por horas a las víctimas y ofrecen soluciones que, inclusive, los defensores deberían de dar. Para ellos, que son héroes y ángeles en carne de servidores públicos, eso no importa. Fiscales como Miguel Ángel Barrera materializan la justicia social mediante su extraordinario trato a las agrupaciones de mujeres, a las víctimas, a las niñas, niños y adolescentes que protegen y a las verdades legales que ofrecen los expedientes.
La transformación de la Fiscalía de la Ciudad de México es un reflejo de lo que ocurre cuando el compromiso con la paridad de género y la protección de los derechos humanos se convierten en ejes centrales de la política pública. Con Claudia Sheinbaum en la presidencia y un enfoque renovado en la justicia con perspectiva de género, se abre un camino que, si bien ambicioso, es necesario para enfrentar las problemáticas que asolan a la sociedad. En un país marcado por la impunidad y la violencia de género, la apuesta por la paridad y el fortalecimiento de las fiscalías especializadas representa un avance hacia la justicia y la reparación efectiva para las víctimas. La Ciudad de México, con su modelo pionero, ofrece un ejemplo de que es posible construir instituciones más inclusivas y eficientes, y es ahora el resto del país quien debe seguir el mismo rumbo para cerrar brechas históricas y garantizar una justicia que verdaderamente represente a todos. Todos deben observar y solicitar al Fiscal Ulises Lara la asistencia debida para lograr sus resultados, requieren aprender del fiscal Miguel Ángel Barrera y de los fiscales que encabezan investigaciones sobre trata de personas, violencia intrafamiliar y violencia sexual.
La implementación de estas políticas no solo representa un avance significativo en la lucha por la igualdad de género, sino que también marca un hito en el camino hacia una justicia más accesible y efectiva para todas las personas. Al establecer instituciones especializadas y garantizar la paridad en todos los niveles de la Fiscalía, se envía un mensaje contundente: la justicia en la Ciudad de México está comprometida con la protección de los derechos humanos y el bienestar de sus ciudadanos, especialmente de aquellos que han sido históricamente marginados.
A medida que otras fiscalías en el país miran hacia la capital como modelo a seguir, la tarea no termina aquí. La verdadera transformación del sistema de justicia requiere un esfuerzo continuo y sostenido para no solo cumplir con los compromisos formales, sino para asegurar que cada acción emprendida tenga un impacto real en la vida de las víctimas y en la sociedad en su conjunto. La fiscalía de la Ciudad de México, bajo la dirección de Ulises Lara, se erige como un faro de esperanza, demostrando que la paridad y la justicia son posibles, y que, con determinación y voluntad política, se pueden construir las bases para un futuro más justo e igualitario en el país.