En el Diccionario mexicano del fraude electoral hay dos conceptos que ahora mismo vienen al caso:
1.- TUCOM (Todos Unidos Contra Madrazo), que surgió cuando el entonces líder del PRI Roberto Madrazo utilizó a las estructuras partidistas que controlaba para agandallarse la candidatura presidencial de 2006. Los ardides de Madrazo unificaron a todos sus rivales, que si bien no lograron impedir que el tramposo fuera candidato, si lo debilitaron tanto que el PRI quedó en último lugar e inició su caída hacia el minipartido que ahora es.
2.- Caída del sistema. Esta fue la gran estafa que llevó al poder a Carlos Salinas de Gortari en 1988. Se dio cuando empezó a evidenciarse que el izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas iba a ganar aquellas elecciones presidenciales; entonces, el operador del PRI, Manuel Bartlett, decidió tirar el sistema de cómputo para mejor contar votos a la antigüita: a mano y con todo a favor del candidato priista.
Pues bien —o pues mal para la alianza opositora— ahora mismo se están presentando dos actualizaciones de tales conceptos.
1.- Al Frente Amplio por México ya se le cayó el sistema, tal como lo han denunciado varios aspirantes a la candidatura presidencial de la alianza PRI, PAN, PRD. Por escrito tres precandidatos han solicitado al comité organizador revisar la plataforma para levantar firmas, ya que nomás no funciona... o quizá funciona demasiado bien, pero a favor de una determinada precandidata. Los quejosos son Jorge Luis Preciado, Francisco Javier García Cabeza de Vaca y Santiago Creel Miranda.
2.- Y ha surgido el TUCOXX (Todos Unidos Contra Xóchitl y Claudio X.). Lo anterior en buen cristiano significa que los aspirantes que piden revisar la operatividad de la plataforma para levantar firmas, ven los dados muy cargados hacia la precandidata que más insistió en un método electrónico de levantar firmas, Xóchitl Gálvez, a quien abiertamente apoya el subjefe de subjefes de la ultraderecha empresarial, Claudio X. González, cuya familia siempre ha estado a las órdenes del jefe de jefes, Carlos Salinas de Gortari.
A ver cómo salen de esa bronca doña Xóchitl —famosa por haber vendido gelatinas— y su valedor, don Claudio X., famoso por sus posiciones ultraderechistas muy cercanas al fascismo.
En una de esas, a la señora Gálvez del plato a la boca se le cae la candidatura. Y es que en política nunca nadie tiene nada asegurado. En este momento, los aspirantes que se unieron para combatirla denunciando fraude electoral solo son sus compañeros de partido, el PAN. Si se sumaran los siempre mañosos del PRI —que jalarían a los del PRD—, ni duda cabe de que priistas, panistas y perredistas tres veces le negarían a Xóchitl el apoyo prometido, diría la Biblia, antes de que el gallo cantara dos veces. Si gente menos perversa se la hizo a Jesús de Nazaret, más fácil se la harán los malosos de la política al tándem derechista de las X.