Francisco defendió la justicia económica y social. Se comprometió con los marginados. Alertó acerca de las consecuencias del cambio climático. Cuestionó fuertemente a la administración del presidente Donald Trump. Sobre todo, con humanismo, defendió a los y las migrantes.
Cito una nota de hace dos días de The New York Times: “El encuentro se produjo después de que Francisco criticó las políticas de deportación del gobierno de Donald Trump e instó a los católicos a rechazar las narrativas antiinmigrantes, en un ataque inusualmente directo contra el gobierno estadounidense”.
Tales palabras las publicó el NYT al informar de la última reunión política de primer nivel que sostuvo el pontífice fallecido: con el vicepresidente de Estados Unidos, el católico enemigo de la migración JD Vance.
Imposible olvidar el diálogo de febrero de 2024 de la entonces candidata Claudia Sheinbaum con el papa Francisco en Roma. La hoy presidenta de México dijo, después del encuentro, que su anfitrión le había dado importantes consejos de vida. Repito lo expresado por Claudia en aquel momento:
- “Hoy tuve el gran privilegio de ser recibida por el papa Francisco en su despacho privado en Santa Marta. Fue una hora excepcional que nunca olvidaré, con una forma sencilla y cálida que muestra su grandeza. Le llevé de regalo unas hermosas piezas del pueblo wixárika”.
- “Además de ser el máximo representante de la iglesia católica, la religión de la gran mayoría de mi pueblo, tengo una profunda admiración por su pensamiento humanista. Me regaló grandes consejos de vida”.
- “Quienes me han escuchado, saben que en muchos de mis discursos repito una frase del papa Francisco que dice: ‘La única manera lícita de mirar de arriba a abajo a alguna persona es cuando le das la mano para levantarse’. Es una de las líneas más profundas y hermosas sobre la fraternidad y la igualdad que he escuchado”.
Entre los homenajes a Francisco en México tendría que incluirse una decisión de dueños de grandes medios de comunicación: ya no transmitir en juegos de futbol, el deporte con más seguidores en nuestro país, ni en otros programas de gran audiencia, comerciales del gobierno de Estados Unidos contra los y las migrantes.
Tendrá que ser una decisión voluntaria, esto es, sin que el gobierno les obligue. Si el pontífice hubiera visto tan vulgar campaña antiinmigrante producida en Estados Unidos no habría vacilado en considerarla absolutamente ofensiva para la dignidad de las personas pobres que se ven obligadas a buscar oportunidades fuera de sus lugares de origen.
Basta ya de seguir pisoteando a la gente que poco y aun nada tiene. Que el ejemplo de Francisco ilumine a la política global para que no solo la presidenta de México tenga como su prioridad tender la mano a los hombres y a las mujeres que más necesitan apoyo para salir adelante.