“Puesto te dé Morena, que el saber poco te importe.”
REFRÁN CUATROTEÍSTA
Desprestigio para la función pública. Cualquiera puede llegar a ser secretario de Estado; de Educación, por si fuera poco. Tristemente no producto de la preparación que se hizo durante toda una vida en la fragua del conocimiento. Tampoco en razón de una erudición o experiencia en la materia.
Las capacidades pueden ser nulas y no poseer las credenciales que el puesto amerita; basta tener lealtad a López Obrador —en este país de un solo hombre— para poder acceder a responsabilidades que impactan a millones de mexicanos.
La educación de los niños, el futuro de México, sigue dando tumbos; continúa su caída al precipicio de preceptos machacones que tienen como intención formar acólitos, no ciudadanos conscientes de sus aptitudes. Generaciones incapaces de razonar por sí mismos y de competir con sus pares en el extranjero.
La nueva secretaria de la SEP, la maestra Leticia Ramírez, desde ayer ocupa el escritorio de Vasconcelos. Cumplió el único requisito solicitado en Palacio Nacional: ser una incondicional de López Obrador.
Una maestra normalista que dejó de dar clases (lo hizo durante doce años a nivel primaria) hace más de 30 años. Que desde entonces no volvió a las labores docentes ni a desempeñar ninguna función relacionada con el desarrollo de la educación. En la 4T se incentiva el servilismo a ultranza, no los conocimientos ni la experiencia.
Lo ideal, en cualquier gobierno socialista, es que la educación gratuita que ofrece el Estado sea la mejor en cualquier nivel. Gustavo Petro, el novel presidente de Colombia, concede a la educación un papel fundamental en el desarrollo futuro de su nación; apuesta por las ciencias exactas (especialmente matemáticas), la ecología y la tecnología. Pero la educación en México, deplorable desde hace años, que en algunos momentos vivía cambios que empezaban a dar frutos, está siendo limitada en esta administración. En la SEP han cortado programas, destruido los fundamentos mismos de los libros de texto gratuitos, integrando conceptos incongruentes e imposibles.
La educación no radica en que los alumnos pasen por las aulas y aprueben el nivel solo por el hecho de asistir. Los estudiantes deben aprender a razonar.
Como resultado de la pandemia, más de un millón de estudiantes dejaron las aulas para siempre. La deserción escolar muestra el poco interés de la SEP en todos esos niños y la nula preparación que estos tendrán para enfrentar un futuro cada vez más complicado. Para ellos, no ha habido un programa que atienda el abandono escolar.
Delfina Gómez (una delincuente electoral, con un proceso aún abierto ante el TEPJF, encumbrada como candidata a gobernar el Edomex) deja como recuerdo en la SEP una gestión mal informada y peor dirigida. Jamás dispuesta al diálogo o a las críticas. Nos hereda también un rezago educativo que afecta a 30 millones de mexicanos. Lo peor, dio al traste con esquemas que mal que bien funcionaban: las Escuelas de Tiempo Completo, la alimentación de los infantes en los planteles y el horario ampliado.
Por lo pronto, el presidente se escuda en la estrategia de poner a la ex directora de Atención Ciudadana de Presidencia a cargo de la SEP y la educación de este país, a sabiendas de que ha estado muy en contacto con los medios de comunicación; los cuestionamientos por parte del sector educativo, entonces, no tendrán mucho eco. No ahora, por lo pronto. Otra desgracia que se agrega a las que ya de por sí precedían…
El relevo de Delfina requerirá más que gis y pizarrón para lograr un cambio en la educación en nuestro país. De hecho, dados los cortos tiempos que le quedan a la actual administración muchos consideran que no alcanzarán para hacer mucho; hecho afortunado si eso imposibilita que terminen de enterrar al sector educativo…