La plataforma X, anteriormente conocida como Twitter, ha revolucionado su ecosistema digital en México con el lanzamiento de una sofisticada Inteligencia Artificial (IA) llamada Grok. Esta nueva herramienta tecnológica permite a los usuarios mexicanos formular preguntas similares a las que harían en ChatGPT, con la diferencia crucial de que tanto las consultas como las respuestas se integran perfectamente en el flujo de publicaciones de la plataforma, apareciendo como lo que antes conocíamos como simples tuits. El fenómeno ha desatado una verdadera avalancha de interacciones en México, con claras intenciones políticas en el contexto de la polarizada realidad nacional mexicana.
Esta innovación adquiere dimensiones particularmente complejas considerando la naturaleza inherentemente politizada de X en México, un espacio digital caracterizado por sus algoritmos que tienden a crear cámaras de eco que refuerza sus propias convicciones ideológicas sobre la realidad política del país. En este contexto tan polarizado, la introducción de Grok que presume de ofrecer respuestas supuestamente objetivas ha generado un terremoto de reacciones entre usuarios mexicanos acostumbrados a encontrar en la plataforma únicamente la validación de sus creencias preestablecidas sobre el gobierno actual o la oposición.
Como sabemos, X es una plataforma donde el algoritmo te muestra contenido que coincide con lo que ya piensas. Por eso, cuando Grok da opiniones que parecen neutrales sobre temas de la política mexicana, causa muchas reacciones. Parece sacado de un episodio de Black Mirror, especialmente cuando vemos casos como el de Ceci Flores, una activista madre buscadora mexicana, usando la herramienta para preguntar sobre eventos en Jalisco.
Lo interesante es que las respuestas de Grok han molestado a varios usuarios en México. Por ejemplo, una usuaria llamada “glodejo”, que se opone al gobierno de México actual, preguntó cuál fue el sexenio más violento en el país. Grok respondió que fue el de Calderón, algo que muchos opositores mexicanos han negado por años. También, cuando le preguntaron sobre las conferencias mañaneras de la presidenta Claudia Sheinbaum, Grok las describió como “un ejercicio de información importante”.
Entre memes y comentarios, hay quienes dicen que AMLO, Morena o el gobierno mexicano controlan a Grok o influyen en sus respuestas. Esto demuestra lo débiles que son los argumentos de la oposición en México, que ahora tiene como nuevo enemigo a una Inteligencia Artificial al no encontrar interlocutores efectivos para sus críticas hacia el actual gobierno.
Resulta verdaderamente fascinante observar cómo los mismos sectores políticos mexicanos que proclamaban la supremacía de la tecnología y la innovación como pilares del progreso ahora claman al cielo porque una Inteligencia Artificial se niega a repetir sus falsedades sobre la realidad nacional. Quizás el verdadero problema no sea que Grok esté “manipulado por el gobierno mexicano”, sino que los datos objetivos simplemente no coinciden con su relato preferido. En la era de la información, incluso los algoritmos parecen haberse cansado de las narrativas sin sustento que circulan en el ámbito político de México.
La tragedia de la oposición mexicana no es haber perdido el poder político, sino haberse quedado sin argumentos válidos frente a una entidad digital que no tiene compromisos ideológicos ni ambiciones electorales. Tal vez deberían considerar actualizar su software argumentativo antes de seguir luchando contra molinos digitales, porque hasta ahora, su única estrategia parece ser gritar “¡fake news!” a una máquina que no tiene miedo a perder seguidores ni patrocinadores, ni contratos de gobierno por decir verdades incómodas sobre la realidad política mexicana. Aunque la Inteligencia Artificial no siempre diga la verdad cuando lo hace incómoda a la derecha mexicana.