Tabasco, la tierra del expresidente López Obrador se convirtió en fiel reflejo de lo que fue su gobierno y del desastre en seguridad, corrupción, violencia, economía, energía y salud en que dejó sumergido al país. Una clara representación de la 4T, de la lucha de intereses personales y de grupos plagados de corrupción y ambición de poder.
Al interior del lopezobradorismo, se observa el pleito abierto que hay entre dos figuras clave, el actual gobernador de Tabasco, Javier May y el ex gobernador de la entidad, exsecretario de gobernación y actual senador y operador político de AMLO en el Senado, Adán Augusto López.
La peor crisis de gobernabilidad posrevolucionaria
En días recientes por presuntas disputas entre bandas criminales contrarias que tienen sus operaciones en Villahermosa, la entidad ha sido escenario de hechos muy violentos.
El pasado 7 de noviembre, grupos delictivos incendiaron dos vehículos y una tienda de conveniencia en al menos dos carreteras federales que llegan hasta Villahermosa.
En la carretera Villahermosa-Frontera se vivieron momentos de pánico cuando un grupo armado bloqueó varios puntos de la vía y se desataron una serie de ataques que culminaron en la ejecución de un agente de la Fiscalía General del Estado de Tabasco.
En un video capturado por el pasajero de una combi de transporte público se ve cómo mujeres y hombres tratan de protegerse entre el estruendo de los disparos, una escalofriante evidencia del terror que invadió a los ciudadanos.
Ante la ola de violencia el gobernador Javier May acusó a Hernán Bermúdez Requena, quien fue secretario de seguridad pública en los gobiernos de Adán Augusto López Hernández y Carlos Merino, de haber liderado el grupo criminal La Barredora, un brazo operativo del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que tiene presencia en la entidad.
Esta acusación del gobernador no es nueva, se conoció desde que se hicieran públicos los documentos que el colectivo Guacamayas hackeó al Ejército, donde los informes de inteligencia mencionan que el titular de la SSPC y dos directores de la Policía Estatal nombrados por Adán Augusto pertenecían a una organización criminal llamada «La Barredora», dedicado al narcotráfico y al huachicol, y que según la Sedena, es una célula del CJNG.
El gobernador declaró que los gobiernos anteriores “tendrán que explicar” si existió algún tipo de pacto o acuerdo con la delincuencia organizada en el estado y afirmó que esas administraciones deberían informar si hubo conocimiento o participación en la tolerancia hacia actividades delictivas como la extorsión, cobro de piso y secuestros, que —según él— eran del dominio público en Tabasco, aunque no se denunciaban oficialmente ni se reflejaban en los medios de comunicación.
Adán Augusto, el poderoso
Por su parte Adán Augusto, el coordinador de los diputados de Morena, que ya se ha declarado totalmente contrario a la presidenta Claudia Sheinbaum, y llegó casi a burlarse por la imposición de Rosario Piedra al frente de la CNDH, al viejo estilo del priismo del que surgió, respondió a los reporteros respecto a las declaraciones del gobernador de Tabasco, que “no opina” porque no las escucho y fiel a las enseñanzas de su mesías, trató de generar un debate externo para desviar la atención, mencionando a otro impresentable y también tocado por el crimen organizado, el expanista Miguel Ángel Yunes, luego de haber mandado a otro de la banda que controlan, el actual presidente del PAN, Jorge Romero a que entrara “al quite” para expulsar a Yunes y supuestamente, fincarle responsabilidades.
Primero la impunidad
Al final, este debate viene cuando el secretario de seguridad pública, Omar García Harfuch está trabajando fuerte en el plan de seguridad y seguramente tiene los informes de inteligencia acerca de la vinculación de importantes figuras de la 4T y en los que la CNDH jugará un papel determinante. Parece que el nerviosismo entre muchas figuras ligadas a AMLO crece, que se saben investigados y que pueden perder la impunidad.
Hay otros dos factores trascendentales que podrían pegar en el eje de la 4T vinculado al narco con el triunfo de Donald Trump: el nombramiento como secretario de Estado de Marco Rubio, quien acusó al tabasqueño de entregar a México a los cárteles de la droga y, por otro lado, luego de que Biden recibiera en la Casa Blanca a Trump, que el embajador de EU en México, el polémico Ken Salazar, al regresar de Washington en una conferencia de prensa, criticara la gestión del expresidente López Obrador, el fracaso de políticas ridículas como los abrazos no balazos y la “austeridad republicana”.
Todo esto marca un cambio significativo en la posición de EU hacia México en materia de seguridad, se acabó la complacencia y todo indica que demócratas y republicanos apoyarán la gestión de Marco Rubio.
El edén será el infierno de la 4T.
X: @diaz_manuel