Jorge Campos y Hugo Sánchez, por ahí Rafita Márquez, “Chicharito” Hernández y Memo Ochoa (estos últimos tres, un escalón por debajo) son los futbolistas mexicanos más reconocidos a nivel internacional; cada uno sigue en el mundo del futbol en sus diferentes facetas. Pero puntualmente en el caso de Jorge Campos, sus compañeros de cabina de narración y comentarios lo relegan, de manera injusta, al papel de patiiño, con un dejo indudable de supuesta superioridad por parte del sateluco García y del toluco Martinoli. Y es que cuando Campos realmente se toma en serio, es capaz de externar análisis y conceptos brillantes, acerca de táctica, técnica, estrategia, nivel directivo, de afición y de todo lo que implica el vasto mundo del futbol.
Quizás sería la ocasión de dejar de desaprovecharlo en su limitado papel en la televisión, con el relojito mamón que le ponen para medir sus escuetos comentarios. Pero, ¿cómo no van a ser breves con ese par de guacamayas a su lado, que risa tras risa, chiste tras chiste, acaparan prácticamente los 90 minutos y algo más de un partido de futbol? A ellos y a todo el mundillo del balompié mexicano convendría recordarles que Campos fue a dos mundiales como soporte del director técnico en turno, uno en Korea /Japón 2002 (como tercer portero, pero en los hechos a manera de un auxiliar de Javier Aguirre) y la otra en el Mundial de Alemania 2006, como ya hombre de traje y corbata en un papel formal de auxiliar técnico de Ricardo Antonio Lavolpe. Esto, tanto Martinoli como García, ni en sus sueños más optimistas lo han visto para ellos.
Ojalá el nuevo comité que manejara los destinos de la Selección Nacional lo tomase en cuenta (o ya, de perdida, algún Club de primera división), ya que el jugó al futbol desde la posición en la que los parados y las formaciones estratégicas se ven el ángulo mejor: la portería. Además de ser un auténtico maestro de las relaciones públicas, tan necesarias a la hora de ‘hacer grupo’ y no sólo limar asperezas de vestidor, sino abonar en mucho a la armonía de un equipo, un inmejorable puente también entre el nuevo timonel y los medios de comunicación y también de altos directivos. En fin, creo que los dos desastrosos ciclos mundialistas de Rusia 2018 y Qatar 2022 nos deben haber dejado en claro que la influencia de los extranjeros en nuestro deporte más popular no ha hecho sino retroceder a nuestro amado futbol, y no hay más que subrayar que las mejores selecciones mexicanas han estado comandadas por mexicanos (o por DTs formados en México) y también, no sobra recordar, con futbolistas, en más del 90%, militando en nuestra LigaMx.
Todo se puede resumir en que se tienen que dejar atrás los lastrosos estereotipos, los complejos como el cada día más galopante malinchismo en este deporte, y porque no decirlo también, el pensar que sí y solo sí gente de futbol de las grandes urbes tiene la capacidad, mirando cómo si fuésemos aldeanos a los de “del interior” del país.