“No es polarización, no, eso ha existido siempre: una monstruosa desigualdad económica y social. ¿Qué más polarización quieren?, donde una minoría se apoderó de México, se hicieron dueños de México a costa del sufrimiento de millones de mexicanos. No, esta es una confrontación política para definir muy bien qué se promueve, qué se busca, a quién se defiende”.

Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, 20 de agosto del 2021.

No, ¡No te equivoques!

Estar del lado de los canallas reaccionarios que se creían dueños de México, no te da ningún “status” social ni mucho menos económico, por el contrario, hace ver mucho más penoso tu horroroso analfabetismo político y funcional al anterior régimen prianista de inmensa corrupción, de brutal concentración del ingreso, de tráfico de influencias y de privilegios para unos cuantos: justo para ellos, que son los que te manipulan y te engañan para intentar mantener o recuperar esos mismos privilegios (la mayoría inclusive mal habidos) y a los cuales nunca -ni en sueños- accederás, así como jamás pertenecerás a esa minoría rapaz.

Y esto también va -obvio- para toda esa miserable derecha oligárquica y sus abyectos medios masivos de desinformación, que día a día explotan para su propio beneficio: esa ignorancia, esa despolitización, ese miedo cobarde al cambio y una intoxicación llena de racismo, clasismo y falsa noción aspiracional y de ostentación para esos sectores retrógradas -supuestamente “acomodados”- de la sociedad mexicana.

Y no sólo de sectores despolitizados e ignorantes conservadores, sino también de sectores medios con una visión -según ellos-

“cosmopolita” del mundo o de la realidad, pero al contrario de lo que se pueda pensar, eso les nubla el juicio, no les da la razón histórica, ni las convicciones propias, ya que esa incompleta comprensión de la realidad sumamente colonialista (“siempre nos quedará París” H. Bogart dixit), egoísta, cortoplazista, de odio visceral hacia lo diferente y hacia los más desprotegidos, a contrapelo de una cultura propia, renegando -la mayoría de las élites- las causas y las luchas históricas, los caminos alternativos, la cooperación, la solidaridad, la igualdad, la equidad, la sustentabilidad y la justicia como rectores del cambio civilizatorio, en nuestro actuar cotidiano del día a día -en común e individualmente- y con una ética humanista de la plena responsabilidad pública.

Por eso aquí y ahora lo reiteramos, durante el actual gobierno progresista del presidente AMLO, sumado a la lucha frontal contra la corrupción -así como de las complicidades y los sucios negocios al amparo del poder público- del anterior régimen prianista, hoy tenemos un ejercicio del gasto e inversión pública equilibrado (con ahorros plausibles), honesto y transparente, junto con una política tributaria mucho más eficiente (en donde a las grandes corporaciones empresariales gracias al cambio de régimen por fin se les están cobrando -y ellas pagando- sus cuantiosos adeudos fiscales a la hacienda pública mexicana, como la marca la ley: proporcional y equitativamente).

Además, han habido históricos aumentos al salario mínimo, al compás de una política laboral y social innovadoras, para incentivar empleos estables (con la regulación del outsourcing), estudios amplios (con la construcción y mejoramiento de cientos de nuevas escuelas, prepas y universidades públicas), de la mano con la necesaria e importantísima protección social a los grupos vulnerables, con las becas y las pensiones universales del bienestar (ojo eso es: inversión social) y con el inicio reconstructivo de un verdadero sistema público de salud gratuito y universal (el INSABI).

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Así que exploremos un poco más y veamos 3 puntos vitales que ejemplifican el proceso por el cual atraviesa actualmente éste cambio de régimen -por la vía democrática y programática- en México.

1_ En el contexto de la reconstrucción integral del sistema público de salud, una de las acciones encaminadas a rendir frutos -para el bienestar general de la población en lo inmediato- es la construcción, terminación y reconversión de cientos de clínicas y decenas de hospitales públicos, equipados con todos los insumos médicos en el contexto -e incluso desde antes- de la crisis sanitaria mundial.

Adicional pero no menos importante (en el mediano plazo): tenemos la formación de nuevos cuadros médicos que están estudiando y especializándose -becados- dentro de las mejores instituciones de enseñanza médica del mundo. A su regreso, es el sector público de salud quienes los espera con ansías y brazos abiertos.

2_ En el mismo tenor, algo fundamental de Jóvenes Construyendo El Futuro: el programa de oportunidad, capacitación e inserción laboral más importante en la historia de México (para jóvenes que buscan un empleo temporal -con prestaciones de ley incluidas- que los impulsé a seguir adelante), es que tiene un claro enfoque de género, ya que el 60% de las jóvenes aprendices -formándose laboralmente- son mujeres.

Además, otra virtud de Jóvenes Construyendo El Futuro, es la experiencia adquirida y el potencial que conlleva para las y los inscritos después del año de aprendizaje y capacitación. Como ejemplo práctico propio, tenemos a mi hermano menor que es licenciado en Biología por la UAM: él recién concluyó su ciclo dentro del programa (como becario en la Semarnat), así que la oportunidad laboral en un futuro muy próximo puede abrirse ahí o en otra institución ya sea pública y privada. ¿Se empieza a comprender un poco? Eso es movilidad social.

3_ Actualmente el gobierno encabezado por AMLO, lleva a cabo una política agro alimentaria en donde los precios de garantía -que fijan un precio justo de venta- para las cosechas de los pequeños y medianos productores nacionales, sirven para asegurar que ellos reciban un ingreso digno y garantizado por el fruto de su trabajo, eliminando a los intermediarios y permitiendo precios de mercado accesibles a los consumidores.

Sumado a ello, durante el sexenio de AMLO, no se ha permitido ni se permitirá el fracking como mecanismo extractivo de devastación medio-ambiental, tampoco la nociva cosecha -para la salud pública y la diversidad del maíz nativo- de maíz transgénico, ni la contaminante minería a cielo abierto, por el contrario, hoy tenemos el programa de reforestación más importante a nivel mundial:

Es Sembrando Vida, con el cual se está muy cerca de sembrar -en bosques y selvas- más de un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables en todo el país.

Y no, no es simple retórica, es la realidad: la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia y la equidad. ¿Cómo? Haciendo efectivo con éstas y otras políticas públicas redistributivas, equitativas y productivas: que el presente de millones de familias mexicanas no esté condicionado por la lacerante marginación y exclusión de décadas atrás. Dándoles -ante ello- un piso mínimo de bienestar para que puedan empezar a desarrollarse a plenitud en el futuro cercano, sin olvidar todas las obras públicas -con inversión mixta- de infraestructura en movilidad e interconectividad con un claro enfoque de desarrollo regional.

Y sí, sí es necesario el crecimiento económico post crisis sanitaria y económica mundial, pero también es muy importante una más justa y equitativa distribución del ingreso hacia un horizonte de desarrollo económico y social sustentable e inclusivo. En eso está el gobierno progresista de Andrés Manuel en esta etapa de configuración de la 4T (evidentemente aún falta mucho por hacer pero se avanza por un sólido camino).