Además de las tensiones que se han ido agudizando con el vecino país y de los mecanismos legislativos que se quieren poner en marcha para abrir los canales del diálogo, hay temas de la agenda que, por su relevancia, están llamando poderosamente la atención. Como sabemos, la fiebre electoral, que está en su máximo apogeo en Veracruz y Durango, es el parteaguas para el ejercicio intermedio del 2027. Entonces habrá, por así decirlo, una gran actividad de posicionamientos y, por ende, una batalla álgida por las posiciones que, por su importancia, tendrán que trabajar bajo los principios esenciales del lopezobradorismo. Uno de esos tópicos, queda claro, es la encuesta que aplicará la dirección nacional de Morena. Al parecer no habrá cambios, salvó que exista consenso o negociación con los partidos aliados que han acompañado a la coalición Seguimos Haciendo Historia.

Los mismos representantes, a través de sus órganos institucionales, tendrán que ponerse de acuerdo para sostener una alianza inexorable que, a la par de nutrir las estructuras territoriales y el trabajo de base, ha sido un vehículo para sacar adelante el paquete de iniciativas de reforma al marco constitucional en ambas cámaras legislativas. La propia Claudia Sheinbaum, por esa misma razón, instó a que la unidad sea el hilo conductor que siga alimentando, lo dijo ella, al movimiento más grande del mundo. Hablamos, desde luego, del proyecto de la cuarta transformación. La mejor prueba de ello, ahora que hay un proceso electoral en puerta, es la columna vertebral que se ha unificado en Durango. Basta ver la labor de avanzada que se ha generado con el acompañamiento de liderazgos de renombre.

El propósito, además de potencializar el activismo en Durango, es construir brigadas de apoyo para salvaguardar el voto. Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, expuso que hay situaciones que han comenzado a llamar la atención. Se habla, de hecho, que se están empleando recursos del Estado para coaccionar la toma de decisiones en las urnas. En esa práctica de mapachería, por ejemplo, se han descubierto espacios que son operados para la entrega de despensas para su distribución. Eso, evidentemente, habla de la preocupación de las estructuras del PRI. Ni Manolo Jiménez, ni el propio Alejandro Moreno, podrán impedir una decisión que, a grandes rasgos, ha tomado el grueso de la población civil. Es verdad, sabemos que el próximo primero de junio, fieles a las viejas costumbres, el priismo utilizará todos los recursos y mecanismos para esgrimir la guerra sucia; sin embargo, Morena, con la estructura y el músculo que ha mostrado en esta avanzada, cuidará cada una de las secciones para evitar que se incurra en alguna ilegalidad.

Las mismas declaraciones que esbozó el diputado Sergio Luna, en alusión al proceso electoral que atestiguamos, obedecen a los hechos que se han ido denunciando públicamente. Lo mejor sería, como dijo Gutiérrez, que las autoridades federales custodien las actas y las boletas antes y después de terminada la elección, concretamente en Durango. Ante esos señalamientos, que son fundamentales en un proceso democrático, permitirá legitimar un triunfo que, a todas luces, está cantado para José Ramón Enríquez, abanderado de la coalición Seguimos Haciendo Historia. Él, que se ubica en la cima de las preferencias, de acuerdo con las encuestas de mayor credibilidad, marcará un hito en la historia de esa alcaldía al romper una hegemonía del PRI, pues además de que ha desplazado en intención del voto al PRIAN, tiene una avanzada que le garantizará cuidado y presencia territorial en todas las secciones.

Y vaya que hay grandes contingentes de Morena que se están organizando para cuidar el voto. Desde luego que Veracruz tiene el mismo grado de importancia que Durango. Sin embargo, esta última entidad, por los segmentos que han manifestado su apoyo, sobre todo liderazgos como Luisa María Alcalde, y una numerosa cantidad de diputados y senadores de la Coalición Seguimos Haciendo Historia que se han trasladado hasta el norte del país para mostrar la unidad que reina en el movimiento, tiene un sabor especial. Un gran gesto que no cualquiera puede presumir, pues Durango, lo hemos podido constatar, es la joya de la corona de este proceso democrático que viviremos el primero de junio. Tiene, además de un significado especial, un matiz que lo hace distinto a las demás alcaldías. Por eso el despliegue de representantes de la alianza de izquierda. Ellos, que serán partícipes de este momento histórico, a su vez, serán los primeros en presenciar el conteo que, de plano, ratificará la debacle que vive el PRIAN a nivel nacional. Justo ese mismo día, como ha venido sucediendo, el programa de resultados preliminares, con mucha precisión, contabilizará, al cerrarse las casillas, ese voto mayoritario que se ha ido puntualizando a favor de Morena en todos los estudios de opinión de credibilidad.

Para Morena, lo digo así, es su mejor momento y el mayor apogeo que vive en los últimos años. El factor de Claudia Sheinbaum, como en su etapa lo fue Andrés Manuel López Obrador, terminará por influir pese a que su nombre no aparezca en las boletas. Ellos, por obvias razones, están en la mente del electorado y en el entorno de los avances sustanciales que han sentado las bases de este proyecto de transformación. Eso, lo dijimos con fundamento, se nota en las estructuras y el trabajo territorial, pero sobre todo en la avanzada de Morena que se ha trasladado. Su presencia, además del activismo que constituye, da mayor certeza para salvaguardar la toma de decisiones y, de paso, cómo un síntoma del triunfo que se percibe. No lo digo yo, sino lo revelan una cantidad de estudios demoscópicos que, el pasado dos de junio, coincidieron con la tendencia tan elevada que promedió el resultado final para la silla presidencial. La oposición no lo podía creer. Hoy, en efecto, ese mismo PRIAN está empeñado en retener alcaldías que, sin duda, se le van de las manos.