Resulta paradójico que la aviación tradicional, para competir en la actualidad, esté apostando por la primera clase. Según cifras de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) el 77% de los pasajeros prefieren volar en aerolíneas de bajo costo, lo que nos lleva a cuestionarnos ¿por qué está tomando la decisión de quitar asientos de turista y aumentar el de sus clases ejecutiva y primera la aviación tradicional?

Sin análisis, resulta un sinsentido, pues lo que la lógica nos dice es que deberían apostarle a más asientos de clase turista, pero la realidad es otra y es lo que voy a tratar de explicarles a detalle.

Empecemos con la pregunta ¿por qué quitar asientos con alta densidad de pasajeros para poner unos cuantos de una clase superior? La razón: el costo del pasaje, que es infinitamente mayor a uno de clase económica; esto es, el cliente está dispuesto a pagar mucho más.

¿Pero es así de sencillo? ¡No, claro que no!, es todo un engranaje. Un punto que no debemos de perder de vista son las ganancias de las líneas aéreas. Quienes conocemos a profundidad esta maravillosa industria sabemos que las ganancias no son millonarias, esto es, no te vas a hacer rico volando aviones, de hecho, según cifras de la IATA las ganancias de las compañías de transporte aéreo comercial, tuvieron durante 2024 una ganancia de $6.4 dólares por pasajero.

Por eso resulta tan extraña esta apuesta, pero ya hablando en números, las ganancias no provienen de la parte turista, sino de la ejecutiva o primera clase. Datos clave: antes de la pandemia el pasaje “premium” a nivel global solo representaba cerca del 5% para las aerolíneas y esa cifra aportó el 20% de los ingresos globales de las empresas de aviación.

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Sobre todo, en vuelos de largo alcance, donde esta cifra se incrementó a un 30% los ingresos. Recuerden esta información para más adelante. Entonces quienes al final están aportando más ingresos para las aerolíneas no es la clase turista o económica, a pesar de transportar más pasajeros, sino unos pocos.

Eso explica por qué las líneas aéreas le están apostando a su pasaje “premium”, es por sobrevivencia de las mismas, lo que se traduce en “vender muchos menos asientos, pero a un mayor precio”. Y en realidad va más allá del asiento per se, estamos hablando de “recrear” para el pasajero toda una experiencia de vuelo.

Y eso es justamente lo que le da el valor agregado, lo vemos en las grandes aerolíneas que tienen servicio de chófer, que recogen al pasajero y lo llevan a la terminal aérea e ingresa a áreas especiales, donde recibe un trato de “Very Important Person” (VIP).

El costo del boleto de clases premium incluye desde salones exclusivos, con bufets sin costo alguno y platos hechos por un chef de renombre, hasta salas de masaje o de descanso, todo esto en tierra, y ahí no acaba la experiencia, filas exclusivas para abordar la aeronave, y ahora sí, a viajar como Dios manda, con todo lujo.

Asientos que se hacen totalmente cama, la posibilidad de elegir el menú para degustar a bordo, el cual generalmente está elaborado por chefs muy reconocidos internacionalmente, cartas de vinos a cargo de sommeliers de renombre, amenidades y comodities a bordo como pijamas, pantuflas, kits de aseo con productos de alta gama, y por supuesto, la atención personalizada por parte de la tripulación de sobrecargos.

Todo esto con la finalidad de poder justificar el alto costo de los pasajes de avión de las clases premium, pero ¿qué tanto cuesta más este lujo? Pues varía el costo según la línea aérea y los servicios que ofrecen, pero una media es que pueden ser de 3 a 6 veces más costosos en clase ejecutiva, pero para los asientos de primera clase estos precios se elevan a entre 10 a 15 veces el costo de un boleto en clase turista.

Sin embargo, no es tan sencillo; mantener los asientos -ya sea de clase ejecutiva o primera clase- tiene un costo más elevado para la línea aérea, ya que estos a diferencia de los de clase turista, funcionan con motores y además los sistemas de entretenimiento elevan el costo por el mantenimiento que se le tiene que dar a los equipos y las pantallas.

El secreto está en cómo las líneas aéreas eligen qué servicios y cómo los dan. Una cabina de clase premium llena, garantiza las ganancias de ese vuelo, más que si va la clase turista llena, y por supuesto juegan un papel enorme los programas de lealtad de las aerolíneas.

Ese es prácticamente el detonante para llenar las cabinas de clase premium, y van desde los puntos canjeables por vuelos, por up-grades en mostradores, acceso a las salas VIP de las aerolíneas y por supuesto las tarjetas de crédito. Sobre todo la apuesta de muchas líneas aéreas en el continente americano está enfocada en la clase “business”.

Porque también dependiendo de dónde sea la línea aérea, es el producto que le van a vender al pasajero. Sabemos que en las aerolíneas de Medio Oriente, para ellos el glamour es parte de su oferta y por eso ofrecen servicios ya no premium, sino mega, pues es parte de su identidad comercial y como su estrategia de ventas.

Y hay que decirlo, esto es gracias a que sus gobiernos le han apostado fuertemente a la aviación, y no dudan en subsidiar a sus empresas de aviación, como son el caso de Emirates, Qatar Airways, Etihad Airways, por nombrar algunas.

Otro gran ejemplo son las aerolíneas asiáticas como Singapore Airlines, Japan Airlines o Cathay Pacific, quienes a diferencia de las líneas aéreas de Medio Oriente, tienen años ofreciendo servicios ultra premium en sus aviones y con altísimos estándares de calidad. Apostando a que el pasaje pague altos precios a cambio de privacidad y exclusividad, tanto en tierra como en vuelo.

Ahora el modelo que está predominando en el continente americano es el de la clase ejecutiva, a diferencias de las aerolíneas del Medio y lejano Oriente, están enfocados en dos productos básicamente: cabinas de clase business y el “Economy premium”, asientos más cómodos en clase turista, a veces servicio de comida más “elevada”, con posibilidad de acceder a bebidas “premium”.

Esto se puede observar muy bien en el caso de Aeroméxico, quien ha impulsado su clase “Premier One” y los asientos “Aeroméxico Plus”. Este nuevo producto que es un híbrido entre la clase ejecutiva y la clase turista, pero que les brinda grandes ventajas a los usuarios.

Por último, en el caso de las aerolíneas europeas, ellas han mantenido sus primeras clases en vuelos internacionales, pero utilizan la clase ejecutiva para sus vuelos domésticos, en aras de tener un balance, ni la opulencia apabullante de las líneas aéreas de Medio Oriente o Asia, ni tener solamente como producto estrella una business class.

Lo que es un hecho es que todas le están apostando a las cabinas premium, con servicios de salones VIP, con duchas, bufets con alimentos lujosos y áreas de descanso privadas, todo previo al vuelo y tan solo por volar en clase ejecutiva, más los puntos que esto te hace ganar en tu tarjeta de crédito, y los premios que pueden obtener los viajeros frecuentes con los programas de lealtad.

Por todo esto es que la aviación está teniendo un lustre especial, es evidente que no estamos regresando a la época dorada que tanto añoran quienes les tocó vivirla, pero ahora hay más oferta de tipos de asientos para los viajeros. Sobre todo de este nuevo modelo que está enfocado para vuelos de largo alcance y transoceánicos.

Como les dije al principio, resulta paradójico que mientras la aviación de bajo costo sigue ganando terreno en la preferencia de los usuarios, hay un gran mercado que prefiere la comodidad y exclusividad a los precios bajos. Y esa es la apuesta que la aviación tradicional está haciendo para hacerle frente a la competencia del otro modelo de aviación: el bajocostero.