La clave del éxito electoral de Morena ha sido hacer creer a los mexicanos que ellos les representan. Desde el inicio de su vida política, AMLO ha abanderado el ideal del combate contra la mafia del poder, contra la corrupción y en favor de la reconfiguración de la vida pública de México.

Ello hizo posible que Morena, un movimiento político sin ideología partidista, lograse una hazaña sin precedente: alcanzar en nueve años la presidencia de México, la mayoría en el Congreso, y aun más recientemente, el mayor número de gubernaturas estatales, desplazando así al PRI y al resto de los partidos de oposición.

Morena jura representar los intereses del pueblo, entendido éste no como la nación mexicana unida y solidaria, sino como un concepto limitado que divide entre buenos y malos, mexicanos blancos y de tez oscura, ricos y pobres, simpatizantes u opositores, morenistas y de la oposición. AMLO, con sus discursos mañaneros, ha lanzado mensajes efectivos de división, lo que ha alimentado su popularidad y lo ha convertido -sin merecerlo- en el político más popular en la historia del México reciente.

AMLO y Morena siguen a la letra las pautas dogmáticas del popularismo latinoamericano

Sin embargo, AMLO y Morena siguen a la letra las pautas dogmáticas del popularismo latinoamericano. Conquistan con el discurso, hacen creer a sus simpatizantes que ellos sí les representan, siembran la discordia, fomentan el odio, y con ello, ganan elecciones.

AMLO jura combatir el elitismo, es decir, a todos aquellos que, a su juicio, gozan de lujos inmerecidos en detrimento de los intereses del pueblo. Claro ejemplo de ello ha sido el INE. A pesar del hecho de que esta institución ha hecho posible la transición democrática en México, y con ello, la conquista del poder por parte de Morena en todos los niveles de gobierno, representa – a los ojos de AMLO- un símbolo del elitismo rapaz que ha tanto ha lastimado los intereses del “pueblo”.

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¿Cómo puede la autoproclamada 4T combatir frontalmente a las instituciones electorales que han permitido que AMLO y los suyos sean dueños de la vida política mexicana? Pues ello: porque el INE, con personajes como Lorenzo Córdova, son la antítesis (según la doctrina de la 4T) de lo que es el “pueblo bueno”.

Con su narrativa, la 4T ha intentado vendernos la idea que el INE es una institución costosa y elitista, y que además -sorprendentemente- atenta contra la democracia y los intereses generales de la nación. Sin embargo, los de la 4T no han “descubierto el Mediterráneo” ni “inventado el hilo negro”. Se trata de una réplica del populismo de “izquierda” que ha ganado espacios en América Latina.

El daño de AMLO y Morena a México

Desafortunadamente para México, AMLO y Morena han dañado al país. Lejos de luchar a favor del interés general, el presidente mexicano y su partido han gastado su riqueza política en promover la confrontación, en vez de diseñar políticas públicas responsables que verdaderamente coadyuven al desarrollo de nuestro país.

La historia no está escrita. La responsabilidad recaerá en cada mexicano en 2024 para entregar las riendas del país a un hombre o mujer que pueda liberar a México del yugo populista. Veremos si alguien es capaz de hacerlo.