La detención de Rafael Caro Quintero, uno de los narcotraficantes más peligrosos y buscados por las autoridades mexicanas y estadounidenses, muestra la valía y dignidad de las fuerzas armadas de México y en particular de la Marina que, sin hacer un solo disparo, logró su detención. Hay que destacar que la Marina desde ya hace más de una década ha venido cumpliendo la máxima de “no balazos”, dejando de lado los abrazos, que suenan a complicidad, pero cumpliendo, eso sí, con el mandato constitucional de siempre privilegiar la ley.
La detención ocurre tan sólo dos días después de la visita del presidente AMLO a la Casa Blanca. La reunión de trabajo que sostuvieron los mandatarios ha generado una variedad de interpretaciones, principalmente sobre los acuerdos y temas que no se incluyeron en el comunicado conjunto. Ya se interpreta que uno de esos acuerdos (o instrucciones) fue poner fin a la tolerancia hacia los criminales más buscados por el gobierno de Biden, entre ellos Caro Quintero y Ovidio Guzmán, el hijo del Chapo y conocido en bajo mundo como el “Chapito”.
¿Impunidad en Estados Unidos?
Otra de tantas lecturas posibles pone en entredicho a varios funcionarios de la 4T, incluyendo al propio AMLO. La incapacidad del Fiscal Alejandro Gertz Manero al no detener o combatir a los narcotraficantes y el hecho de que las acusaciones en contra de Genaro García Luna, quien se encuentra detenido en Nueva York por su presunta relación con el crimen organizado y en particular con el Cártel de Sinaloa, no se han fundamentado sólidamente al grado de que ya se dice que, ante las pifias de la propia FGR y la sendebles pruebas de la fiscalía de Estados Unidos, podría estar próxima su liberación, lo que representaría un durísimo golpe a la narrativa y credibilidad de AMLO.
Posibles implicados
Del juicio que se seguirá a Caro Quintero en Estados Unidos se podrían desprender investigaciones en contra de actuales funcionarios de la 4T que en su momento fueron señalados como responsables de la tortura y asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, un delito que en el vecino país no prescribe y que sigue presente como una dura afrenta. Entre los posibles implicados está el actual director de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, señalado por autoridades estadounidenses por su responsabilidad cuando fungía como secretario de Gobernación y tenía bajo su responsabilidad a la temida Dirección Federal de Seguridad, a cargo de su subordinado Antonio Zorrilla Pérez, a quien, por cierto, se le responsabilizó del asesinato del periodista Manuel Buendía, periodista que en su columna Red Privada publicaba la corrupción y colusión entre el gobierno y el crimen organizado.
En política no hay casualidades, debe estar preocupado el director de la CFE y más, cuando la directora de la DEA, Anne Milgram, salió a felicitar y agradecer a sus subalternos por su trabajo en la captura de Caro Quintero.
Por décadas Bartlett se ha negado a comparecer ante las autoridades estadounidenses por este asunto y se niega a ir a ese país ni como diputado, ni como senador, ni como director de la CFE. Todo indica sí hay algo que le preocupa y mucho. ¿Será que Bartlett era el García Luna de los ochenta?
Preparación, inteligencia y compromiso
De la captura de Caro Quintero por parte de la Marina hay que destacar la honestidad, disciplina y trabajo impecable que durante mucho tiempo ha mantenido la armada de México en sus tareas de salvaguardar la soberanía y la seguridad del país. Lamentablemente la 4T “guardó en el closet” toda esa preparación para enfocarla hacia labores que no están en su ADN, ni mucho menos en las tareas que le confiere la Constitución.
La Marina se ha encargado de capturar a los más importantes criminales sin efectuar un solo disparo, tal es el caso de la detención del Chapo Guzmán en dos ocasiones durante la administración de Enrique Peña Nieto, la primera en Mazatlán cuando se encontraba en un hotel y posteriormente, luego de que escapó del Penal de Almoloya, su recaptura en Los Mochis.
Otros grandes y peligrosos capos detenidos por la Marina sin un solo balazo fueron Miguel Ángel, alias “Z40″, su hermano el Z42 y el Z43. Otro, del Cartel de Sinaloa que se dice es aliado de Morena y la 4T, Dámaso López Núñez, alias “El Licenciado”. Del Cartel de Juárez, Vicente Carrillo Fuentes, alias “El Viceroy”, hermano de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”.
Sí, la Ley es la Ley
La Marina deja los abrazos (eufemismo para complicidad) y los cambia por la aplicación de la ley de forma irrestricta, sin criterios discrecionales ni de justicia a conveniencia. No podemos decir lo mismo con respecto al presidente, que tiene a su lado y protege a dos funcionarios señalados por corrupción y presuntas ligas con los carteles de la droga: Alejandro Gertz Manero, quien desde que trabajaba para el asesino Luis Echeverría dirigió el controvertido programa Condor, y Manuel Bartlett Díaz, implicado en el caso Kiki Camarena.
El afán de AMLO por protegerlos a toda costa pone en entredicho la “honestidad valiente” que había prometido. ¿Estará dispuesto a dejar la complicidad y enfrentar a los narcotraficantes con la ley en la mano? Porque la caída del helicóptero donde viajaban elementos de la Marina ha dejado muy claro que por el lado de sus “romantizados” narcotraficantes, ya se acabaron los abrazos.