El crecimiento de Morena en los gobiernos estatales ha ido acompañado de un significativo incremento de los índices de inseguridad que nos coloca en el punto más violento de la historia de México.

Los indicadores económicos y sociales inciden directamente en el índice de la delincuencia, ello, aunado a factores como la corrupción y la impunidad que prevalecen en el gobierno de AMLO, hacen que algunos estados enfrenten largos periodos de inseguridad y violencia, peor que con cualquier otra administración.

El jueves hace una semana, AMLO lo reconoció, aunque se justificó con el argumento de siempre: “Ahora nos dicen: ‘qué barbaridad que el gobierno de ahora es el gobierno que tiene más homicidios’. Sí. ¿Pero por qué no pones la lámina de homicidios para que vean cómo nos dejaron el país? Porque esta es una mala herencia en seguridad”.

Sus declaraciones vienen a colación después del anuncio de que México ha pasado por los dos años más violentos de la historia bajo su gestión, con 34 mil 690 víctimas de asesinato en 2019 y 34 mil 554 en 2020.

México lidera el peor ranking mundial

Por otra parte, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México publicó el Ranking 2022 de las Ciudades más Violentas del Mundo. De acuerdo con el reporte del Consejo de Seguridad Pública, en la lista de las primeras diez ciudades más violentas del mundo, nueve son mexicanas.

Las columnas más leídas de hoy

De estas, ocho son gobernadas por Morena: Colima, Juárez, Ciudad Obregón, Zacatecas, Tijuana, Uruapan, Ciudad Juárez y Acapulco.

Pero no son las únicas, en el listado de las 50 ciudades más violentas aparecen otras siete más, Irapuato, Cuernavaca, Cancún, Chihuahua, Morelia, León, Ensenada y San Luis Potosí. De estas siete ciudades, cuatro están en estados gobernados por Morena y una más, por uno de sus aliados, el PVEM.

Relaciones peligrosas

Aunque la inseguridad suele ser uno de los temas que mayor preocupación causan entre la población en buena parte de los 21 estados donde Morena o algún aliado es gobierno, ha existido evidencia documental de presuntas relaciones con el crimen organizado.

Entre los morenistas señalados e incluso denunciados, por presuntas ligas están el gobernador de Zacatecas, David Monreal y sus hermanos, el alcalde de Fresnillo y el líder de los senadores, Ricardo Monreal; en Sonora, Alfonso Durazo; en Tamaulipas Américo Villarreal; en Nayarit, Miguel Ángel Navarro Quintero; en Sinaloa, Rubén Rocha Moya; en San Luis Potosí, Ricardo Gallardo del PVEM, quien estuvo preso por su relación con el crimen organizado y en Morelos, Cuauhtémoc Blanco.

Y en el Estado de México no se espera nada diferente. Un cable del embajador Ken Salazar fechado el 14 de marzo de 2022 y reportado por el periodista Héctor de Mauleón, menciona que según fuentes de la DEA, tanto el gobernador Américo Villarreal como el senador José Narro, ambos de Morena, estarían implicados con el Cártel del Noroeste y con el incidente de los dos marinos que desaparecieron luego de que pudieran haber sido comisionados para transportar dinero destinado a “apoyar financieramente campañas de este partido en el Estado de México en 2023″, posteriormente, por cuestiones diplomáticas, el embajador estadounidense desmintió los cables.

La violencia como estrategia

El presidente López Obrador ya no puede tapar el sol con un dedo o con una mañanera, encabeza el gobierno más violento de la historia porque su estrategia de “abrazos no balazos” ha sido un total fracaso.

Literal y figurativamente, la violencia ha sido la característica de este gobierno. El presidente ha mantenido una estrategia igual o más dañina que los balazos, la de polarizar a la sociedad mexicana, dividirla y confrontarla llegando al grado de separar familias; radicalizando cada vez más su discurso, poniendo a la sociedad en la disyuntiva de, o estás conmigo o estás contra mí.

Ahora, los homicidios dolosos ya no se relacionan únicamente con la disputa del crimen organizado por posiciones y plazas, han crecido exponencialmente los crímenes de odio, los feminicidios y los actos de intolerancia. Se percibe un estado de indefensión ante el crimen porque la autoridad ha sido permisiva, pasiva e ineficaz en el ejercicio de la justicia, en otras palabras, vivimos en un absoluto estado de inseguridad.

Twitter: @diaz_manuel