“¡Oh, nave, oh pobre nave:

pusiste al cielo el rumbo, engaño grave!

¡y andando por mar seco

con estrépito horrendo, diste en hueco!”

JOSÉ MARTÍ

“La única cosa peor que un mentiroso es un mentiroso hipócrita.”

TENNESSEE WILLIAMS

Con más de 133,000 muertes violentas en lo que va de este sexenio —algo así como 18,000 entre enero y agosto de 2022—, a López Obrador se le ocurre la idea de exportar su política de “abrazos, no balazos”.

Y claro, como marco a su propuesta para la integración de un Comité de Diálogo y de Paz para frenar la invasión a Ucrania y además buscar la concordia mundial, tuvo el desfile militar del 16 de septiembre y la flamante e inconstitucional puesta en marcha de que la Guardia Nacional sea militarizada. La impecable congruencia, vamos.

Podemos estar seguros que ante la bipolaridad demostrada —una cosa son las palabras y otra muy distinta los hechos—, los líderes del mundo querrán escuchar cómo Andrés Manuel ha logrado que la política de “abrazos, no balazos” sea un éxito en México al tener un mayor número de muertos que en el mismo periodo (45 meses) del sexenio calderonista (60,319) o peñista (81,298). O de desaparecidos; en cuatro años van más de 35,000 contra los 17,069 de Calderón y los 35,152 de Peña Nieto (estos en la totalidad de sus sexenios). Quizá también presumir que, mientras en EU “solo” nueve periodistas han sido asesinados en los últimos 30 años en razón de su trabajo, en nuestro país en el último año van 13.

Gracias a la política de no violentar a criminales, México sin estar en guerra, tan solo en el primer semestre de este año, acumuló 15,400 muertes violentas (información proporcionada por la Secretaría de Seguridad Pública, julio de 2022). En Ucrania, en cambio, en plena guerra y también en un periodo de seis meses, se han registrado 6,000 muertes de civiles.

Los números ciertamente no nos benefician ni hablan bien de la gestión obradorista. Pero eso no evitó que López Obrador, quien vive en su país de los otros datos, propusiera formar un comité integrado por el Papa Francisco, el Secretario General de la ONU y el presidente de la India en pro de la paz en el mundo…

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Quizá el que hoy vive entre algodones y damascos en Palacio Nacional quiere emular al expresidente Luis Echeverría que buscó el premio Nobel de la Paz y ocupar la Secretaría General de la ONU. Echeverría no lo logró, pero tal vez AMLO sí logre ser acreedor de tan importante presea muy a pesar de la realidad que azota nuestra nación. Uno nunca sabe.

Propongo que antes de hacer esta misión internacional de tan importante envergadura y altos vuelos gansísticos, López Obrador integre un comité de diálogo y de paz en nuestro país… Ello pasaría por que Sedena y Semar se dediquen a hacer exclusivamente lo que constitucionalmente están encomendados a realizar. Que el gobierno de la 4T lleve a la práctica, además, un plan de desarme para estados como Sinaloa, Veracruz, Tamaulipas, Guanajuato, Morelos, Guerrero, Michoacán, Baja California o Zacatecas, por mencionar algunos. Y me refiero al desarme dado que López Obrador acusó que detrás del conflicto Rusia-Ucrania están las “grandes potencias para posicionarse ante la guerra solo para servir a sus intereses hegemónicos”, y afirmó: “aunque parezca perverso, la actual guerra en Europa está siendo azuzada por los intereses de la industria bélica”.

Una lógica impecable. Ojalá y no mande a Marcelo Ebrard con la encomienda y sea él quien la presente ante la ONU (NY) personalmente. Pero lo dudo —diría José José—, pues esta iniciativa suena más bien a propaganda y no veo que el canciller pueda resistir este acto anticipado de campaña rumbo al 2024.

En todo caso, sea Ebrard o López Obrador, pudieran aprovechar e ir a Ucrania a comentarle el plan a Volodymyr Zelenskyy; luego a Rusia a entrevistarse con Vladimir Putin y demandarle un porqué de la invasión. Ya por allá, podría hacer un salto a China y recriminarle a Xi Jinping de venderle armas a Putin y, por qué no, terminar su gira en Washington, DC haciendo lo propio —nuevamente— con Joe Biden. Mas yo creo que pasará lo mismo que con Donald Trump y México terminará poniendo a la GN haciéndola de muro fronterizo, tal y como quería la amenaza naranja. Nuestro presidente mostrando su interés por la paz y su humanismo a ultranza…

Por supuesto, como invitados a nuestra fiesta nacional y a su propuesta mundial —que no mundialista—, López Obrador tuvo a unos de muy dudosa reputación. Si bien el escritor Enrique Krauze de manera magnánima dijo que López Obrador es “el presidente historiador”, yo opino que ese personaje que hoy gobierna México transforma la historia a su conveniencia. Si de verdad la conociera, no hubiera invitado a la hija de un asesino, homófobo, racista, un hombre adicto a matar (él mismo lo reconoció) en señal de reconocimiento a Ernesto “Che” Guevara. Pareciera que nuestro mandatario solo conoce la parte comercial del asesino (algo tan típicamente capitalista) y lo pinta como todo un “idealista revolucionario”…

Creo que el único invitado de valor ayer fue el expresidente de Uruguay José Mujica quien, ante el comentario de Santiago Creel “soy el único opositor en el presídium, el uruguayo contestó: “sin pluralidad y voces críticas no hay democracia, y aunque es un sistema muy difícil de gobernar, es el mejor que tenemos, hace usted muy bien de estar aquí”. Pues sí, se requieren voces críticas, aunque sea más complicado gobernar así…

¿Representantes diplomáticos extranjeros acreditados en México? Nada, ni uno. No fueron requeridos para festejar la independencia de México.

En mi opinión, nuevamente López Obrador mostró ayer que lo único que sabe hacer es generar polémica. Eso hace todo el tiempo; claro, y rodearse de la peor ralea… Así transcurrió la puesta en escena del que quiere exportar sus abrazos, no balazos.

Quien le dijo que esa propuesta era algo único, tenía razón. Es una forma única de demostrar lo falso e hipócrita que es el presidente Andrés Manuel.