Están bombardeando el planeta y nosotros seguimos hablando sobre deporte. Como la orquesta del Titanic, que no dejó de tocar aun sabiendo que se estaba hundiendo el barco.

La semana deportiva, se estrenó con un escándalo en México. Promesa del tenis fue expulsada en el torneo ATP 500, que se está disputando en Acapulco, tras protagonizar un lamentable “berrinche”.

Alexander Zverev se presentaba en la secundaria modalidad de dobles, tras batir el récord de ganar un partido individual en vísperas del amanecer.

El partido de dobles, que Zverev lo disputaba junto a su amigo Marcelo Melo, se decidía en un fatídico Supertiebreak. Una dudosa decisión del juez de silla, en un momento clave del partido, situaba al alemán y a su pareja brasileña al borde del precipicio.

Al concretarse la derrota, en el siguiente punto, se detonó una explosión de rabia del actual número 3 del mundo. El joven alemán, trasnochado y furioso, insultó vehemente al juez y reventó su raqueta contra la silla del árbitro.

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Posteriormente, la ATP y la organización del torneo de Acapulco, anunciaron que la agresión se consideraba como intimidación grave a la autoridad, y de esa forma, Zverev, vigente campeón (2021) debía abandonar de inmediato el torneo mexicano.

En este caso, la violenta acción del tenista alemán no objetaba dudas, y la inmensa mayoría aplaudió la decisión de dejar fuera a un tenista, que casualmente se encuentra en una batalla legal por un supuesto maltrato físico a su ex-pareja rusa en 2019.

“Nunca denuncien un crimen si están manchados de sangre”

Decidir prescindir de una estrella del nivel de Djokovic o Zverev, es una decisión extremadamente complicada para cualquier torneo. Gran parte del éxito de un evento deportivo pasa por hacer realidad los anhelos del público, llenar estadios con ídolos, ganar audiencia y de esa forma conseguir más patrocinadores en el futuro.

En el pasado mes enero, la noticia más relevante del deporte, fue que Novak Djokovic no pudo defender el Grand Slam australiano, tras una sentencia de deportación plenamente burocrática .

Los que se han empeñado en mostrar a Djokovic como cabeza de turco, son los mismos que aplaudieron " la rebeldía” de Colin Kaepernick por arrodillarse durante el himno de Estados Unidos y dar por finalizada su carrera en la NFL. Sin olvidar los casos más sonados en la historia del veto deportivo. Muhamed Ali perdió sus títulos deportivos por oponerse a Vietnam. Peter Torman, plata olímpica, no volvió a correr después de solidarizarse contra la segregación en Estados Unidos y Diego Armando Maradona, se vio obligado a pedir perdón por sus pecados fuera del terreno de juego, con la épica frase que lanzó en la Bombonera tras su partido homenaje con Boca Juniors: “Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no mancha”: Diego Armando Maradona.

¿Debemos separar la obra de su creador/a?

Con la irrupción de las redes sociales los deportistas de élite sufren, como nunca antes, la presión de la crítica constante. Hoy en día conocemos más detalles de la intimidad de las estrellas, y por lo tanto es más sencillo señalar al que no está alineado con la agenda política del momento.

Algunos políticos del Siglo XXI, siguen imitando la táctica demagoga que utilizaban los emperadores romanos, cuando se disponían a decidir sobre la vida del Gladiador. El público de los coliseos, como el de los estadios o redes sociales desean ser entretenidos. Lamentablemente, la violencia suele ser el método elegido por la muchedumbre.

La crítica constructiva ya es una utopía. La forma más sencilla y útil de descuartizar una idea actualmente se ejecuta de forma digital. Se ha comprobado que las redes sociales están infectadas de bots y algoritmos, que ofrecen contenido monotemático.

Mismo contenido que crea odio y polariza sociedades donde mantener un diálogo o discusión se ha convertido en misión imposible. El deporte no puede permitir que utilicen su gran audiencia, para que sus talentos se conviertan en chivos expiatorios, que promocionan propaganda política enlatada.

La industria del entretenimiento, como la conocemos, ha comenzado su fase de extinción o transformación. Los avances tecnológicos son más atractivos para unos jóvenes que han perdido la paciencia y la costumbre de consumir deporte por televisión. Las redes sociales, videojuegos o youtubers son los nuevos ídolos de los adolescentes. Los eSports están ganando terreno en audiencia y por lo tanto con patrocinadores a los deportes de “toda la vida”

Para finalizar, me gustaría recordar que el deportista no tiene la obligación de educar a la sociedad, sino que trabaja con la ilusión de inspirar a los más jóvenes. Como el caso de Rafael Nadal, que mañana buscará en Acapulco levantar su 91º título, en lo que viene siendo el mejor inicio de temporada en la carrera del español. Nadal, que mañana se enfrenta a Norrie en la Final de Acapulco, se mantiene invicto en 2022, tras un “manchado” balance de 14 victorias en 14 partidos.

Hay que cuidar mediáticamente a deportistas como Rafael Nadal, Novak Djokovic o Naomi Osaka, ya que son necesarios para que podamos seguir asistiendo a eventos tan especiales como el Abierto mexicano de Tenis.

Bruno Gasparetti en Twitter: @MlsMision