Susana Crowley. Me envió un video de esta persona el tenor Héctor Palacio. A ella no le gustó la película María, del cineasta chileno Pablo Larraín. Cito lo que dice Crowley —o la síntesis de su comentario que aparece escrita en YouTube—:
“Una vez más el problema de los biopics. O se impone la magia del retratado, y el actor elegido es capaz de vaciarse de sí mismo para encarnarlo (es el caso de Fredy Mercury, Elton John, incluso Whitney Houston entre muchas y muy bien logradas caracterizaciones), o resulta una farsa. Ese es el caso de María Callas y Angelina Jolie”.
“No tengo nada en contra de ella, me parece una de las mujeres más misteriosas y bellas del cine; ha sabido marcar con su impronta a Hollywood, es rebelde, independiente, ambiciosa, seria y presumo, por su trayectoria y las películas que ha hecho, una mujer con una enorme sensibilidad. Pero de ahí a convertirse en Callas hay una diferencia imposible de subsanar. Angelina es Angelina. Su defecto o virtud es que, haga lo que haga, es ella. Es tanta su personalidad que no logra ser camaleónica y menos con un desafío como el que representa Callas. Es como si chocaran ambas en vez de fusionarse”.
Antes de continuar explicaré por qué el tenor Palacio me mandó el video de Crowley. Lo hizo después de que le dije por WhatsApp que estaba viendo la película María —o Maria, sin tilde: en artículos en español leo el nombre en ambas formas. Por cierto, más complicado es el enredo con el apellido de la famosa cantante de ópera: Kalogeropoúlou, en griego, algo tan difícil de pronunciar en Estados Unidos, a donde había emigrado su familia, que se tomó la sabia decisión de simplificarlo a Callas—.
Héctor Palacio es, en SDPNoticias, el experto en música, especialmente en ópera —él se dedica profesionalmente al bel canto—. Le sugerí escribir un artículo sobre la mencionada película. Me dijo que no estaba muy seguro de hacerlo, ya que había leído o escuchado críticas a favor y en contra de la interpretación que ha hecho Angelina Jolie de María Callas.
Como ejemplo de opinión en contra del filme María, Palacio me hizo llegar el video de Susana Crowley. Y como ejemplo de artículo a favor de tal película me mandó el de José Noé Mercado publicado en la página de internet de Pro Ópera, A. C.
En lo personal, me gustó y mucho la película María. Esto es, coincido con Pro Ópera. Pienso que, aunque extenso, es bueno el escrito “María: el último acto de la Callas”. Cito algunos de sus párrafos:
“Quien busque en María una narración convencional o un recuento cronológico de sus éxitos y fracasos, probablemente se sentirá defraudado”.
María, “se asemeja más a un ensayo cinematográfico de autor que a una biografía tradicional genérica. Toma la realidad como punto de partida, pero la moldea y la expande a través de la ficción y la puesta en escena”.
Angelina Jolie “configura en Maria la que probablemente sea la actuación dramática más importante de su carrera. Su aproximación al personaje revela un profundo estudio, capturando los ritmos y cadencias de habla y movimiento de Callas, así como sus gestos característicos. No para imitarlos, sino para emprender una búsqueda honesta que logre expresar la complejidad integral de un ícono”.
“Los fragmentos musicales “contribuyen a construir un final contundente… un ‘Vissi d’arte’ en plenitud, que es un canto de cisne que anuncia su muerte”.
María “difícilmente entusiasmará a quienes busquen un retrato convencional, acorde a un mito de divinidad lírica y al credo de sus adoradores. Pero, sin duda, resonará en aquellos que busquen una experiencia cinematográfica sobre su talento único y deslumbrante, aunque acotado por la ineludible condición humana. Un canto fúnebre estelarizado por Angelina Jolie, teatral y conmovedor. Operístico”.
Si la secretaria de Cultura ve la película le caerá el veinte. Porque en el filme hay escenas en teatros bellísimos. Ese es un adjetivo que en otro tiempo cabía usar al hablar de cualquier rincón del Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. La secretaria Claudia Curiel de Icaza estará de acuerdo conmigo en que el edificio, visto desde lejos, sigue siendo muy bello, pero en su interior el deterioro resulta innegable. En su próximo acuerdo con la presidenta Sheinbaum, Curiel de Icaza deberá solicitar recursos para rescatar a Bellas Artes antes de que el daño sea irreparable.