El Gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, ha tenido el valor de destituir al Secretario de Seguridad Ciudadana y a su Coordinador Estatal de Protección Civil. Y digo que ha tenido el valor, porque en lo que va de este gobierno federal casi ningún funcionario federal ha sido destituido, es más, que yo recuerde, ninguno. A todas luces, enfrente de nosotros casi, han cometido atropellos e ilegalidades desmedidamente y sin embargo están aquí, impolutos, intocables, incondenables.
¿Por qué razón? Primero porque creo que si el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador destituyera a alguien, él lo tomaría como una derrota. Sería como aceptar que su odiada/ amada oposición tendría razón. Sería como reconocer el fracaso. Y eso, él jamás se lo permitiría.
Por eso es que ahí sigue feliz de la vida el Subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, que ya debería de no seguir y ya todos sabemos porqué.
Y yo no conozco al presidente AMLO pero hagan de cuenta como si lo conociera: me da la impresión que sabe muy en el fondo que Gatell ya no debería de estar como parte de su gabinete, pero no tiene el valor de destituirlo porque al final, y ahí voy con mi segundo punto, pienso que el Presidente deposita mucha confianza en varios que trabajan para él y luego ya sabe qué tanto le saben y si es que le saben mucho, mejor no se arriesga a bajarlos del gabinete.
Mauricio Kuri tuvo la valentía para destituir a dos de sus funcionarios públicos. A esos en quien confió y que por eso nombró, esos que le fallaron por el pasado evento catastrófico que se suscitó en el estadio de La Corregidora, en Querétaro. Y es que Mauricio Kuri además de valor, tampoco tenía miedo a su vez. Nada le saben los que destituyó , Nada que lo ensucie o lo coloque en una posición incómoda o de desventaja. De otro modo los hubiera mantenido ahí.
Ya quisiera el presidente de la República tener ese valor que tuvo el gobernador de Querétaro.
Pero con Andrés Manuel López Obrador no existen las destituciones. Existen las embajadas que es algo muy diferente.
No las destituciones. Y en verdad que no le vendría mal al Presidente por una vez en su historia, destituir a toda una fila que ya se le hizo de personalidades incompetentes, tramposas, indolentes y negligentes; eso, debería de aprenderle al Gobernador Kuri, le daría muchos puntos en su franca caída de popularidad y a la ciudadanía nos satisfacería enormemente también.