#SonoraPower

Que Sonora estuvo en el abandono y fue botín de unos cuantos por 36 años, es algo que ya se ha dicho en este espacio; lamentablemente es a las generaciones del Sonora de hoy a las que les corresponde pagar el muy alto débito de las equivocaciones de ayer.

Es increíble como una tierra tan rica, tan vasta y con tantas ventajas estratégicas como la mía, padece hoy atrasos que para muchos podrían resultar inexplicables, de no ser porque a la entidad la tomó por asalto un grupo de poder totalmente ajeno a las necesidades de desarrollo y que solo buscaba enriquecerse.

De los y las responsables ya se ha señalado, que sí el grupo del exgobernador Manlio Fabio Beltrones, que sí los de Guillermo Padrés Elías, que hubo en efecto corrupción, ineficacia y falta de responsabilidad, que sí el recién salido gobierno de Claudia Pavlovich Arellano dejó al erario público en peores condiciones que sus antecesores panistas y que en efecto, la deuda pública de Sonora asciende a más de 22 mil millones de pesos, todo eso ya lo hemos dicho.

Lamentablemente los hechos del pasado son esos, y toca a los sonorenses ahora retomar el paso, la larga noche de la corrupción y las prebendas ya pasó y ahora toca a Sonora emprender un nuevo camino.

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Sin embargo es fundamental observar el pasado reciente de los que ocurrió en la entidad, a fin de no repetir los errores, excesos y malas decisiones que tocaron a esa cadena de gobernantes, que iniciaron con Rodolfo Felix Valdez, y siguieron con Beltrones, Armando López Nogales, Eduardo Bours Castelo, Padrés y Claudia Pavlovich.

Alfonso Durazo Montaño está obligado a dar los pasos en el sentido correcto, y parece que lo está haciendo.

El 13 de diciembre el novel gobernador cumplió 3 meses al frente de la administración pública de Sonora y tomó la fecha para presentar su Plan Estatal de Desarrollo (PED) con una estructura revisionista, pero también con un enfoque al largo plazo.

Es un diagnóstico correcto y objetivo del momento, ventajas y condiciones que tiene el estado, a fin de entender de qué se dispone, cómo se puede mejorar y al final visionar lo que se puede hacer para al término de su sexenio tener un mejor estado, más competitivo y con mejor calidad del vida, pero también que quien pueda sucederlo en el gobierno disponga de un punto del partida y disponga de elementos para alcanzar ese objetivo de que nuestro estado se convierta en uno de los que encabecen el desarrollo en el norte del país.

Durazo habla en el PED de los próximos 20 años en materia de desarrollo, y expone una serie de criterios como es el desarrollo de infraestructura nueva, pero en especial la utilización de la ya existente como los argumentos, el caso e Guaymas y la modernización del puerto es quizá la clave, también aprovechar la frontera como activo, además de los enormes recursos naturales de que dispone la entidad.

No es un secreto que los sonorenses somos orgullosos de nuestra tierra y de nuestra herencia, nos presentamos como descendientes de aquellos que domaron el desierto y lo hicieron productivo, en Sonora nos creemos mucho, y es que al final de cuentas nos hemos aferrado a este enorme pedazo de territorio nacional (somos el segundo estado más grande) y hemos defendido nuestra idiosincracia, nuestras costumbres y nuestra forma de vida a capa y espada.

Sin embargo, más allá de regionalismos ramplones, una realidad que padece el estado es que ha estado demasiado alejado del centro del país y de las decisiones que le pudieran favorecer y demasiado cerca de los Estados Unidos, sea esto para bien o para mal.

Es interesante que esta realidad cambió con la llegada del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, antes de él presidentes fueron y vinieron, sin embargo ninguno favoreció al estado como lo hace el tabasqueño.

Basta con el ejemplo de la llevada y traída carretera de 4 carriles, o Federal 15 en su tramo de Estación Don a Nogales, una rúa esencial para la competitividad del país, que conecta a la Ciudad de México con la frontera suroeste de los Estados Unidos y que en efecto podría ser la carretera del T-MEC o del libre comercio y que tiene 14 años en una supuesta renovación que nomás no llega.

En ella se han gastado 24 mil millones de pesos, pero sigue en el abandono, lo que se ha avanzado se pierde por falta de mantenimiento y lo que falta por construir (unos 10 kilómetros) no se logra terminar por una serie de litigios de las empresas involucradas e su terminación. Es una carretera de 724 kilómetros, con 4 carriles que atraviesa el desierto y une a las ciudades del sur de Sonora con las del norte, es una suerte de columna vertebral del estado, y su función va más allá, pues debe unir a Sonora con Sinaloa y con Arizona, sin embargo en sus condiciones actuales mas que un elemento de competitividad, representa atraso.

Pues bien AMLO y la 4T han asumido el compromiso de terminarla.

Mi estado puede ser la solución para muchas de las necesidades del país, pero es necesario hacer las cosas bien, porque en efecto la enormidad de su territorio y la vastedad de sus recursos, además de su ubicación estratégica le confieren muchas posibilidades, sin embargo es necesario tener gobiernos que se comprometan realmente con una visión de desarrollo y que se acabe por poner un hasta aquí a quienes cada sexenio se frotan las manos en búsqueda de los grandes negocios que generan esas posibilidades.

Demian Duarte en Twitter: @Demiandu

Correo electrónico: demiandu1@me.com