El proceso electoral sigue siendo el principal punto de atención. Todo gira en torno a lo que sucede en cada uno de los rincones del país. Recordemos que, en medio de este ejercicio democrático, se renovarán más de veinte mil puestos de elección popular. La dimensión es considerada, de acuerdo con los datos estadísticos, la más grande de la historia para lograr renovar o, mejor dicho, relevar los cargos que quedarán vacantes ante el término de las administraciones. Desde luego, la carrera por la silla presidencial, en definitiva, es la que más está influyendo en el ánimo social. De hecho, observamos con esa misma efervescencia el curso de las nueve gubernaturas donde, por cierto, Morena es ampliamente favorito para coronar la mayoría de ellas.
En términos políticos, no cabe la menor duda, la Ciudad de México resulta trascendental por ser la capital del país y el epicentro que alberga los tres poderes de la nación. Esto, por supuesto, no le resta importancia a las ocho entidades federativas, sin embargo, la CDMX, por el valor histórico y todo lo que envuelve, tiene un peso significativo, tanto por el volumen del padrón electoral, como por ser el punto coyuntural de la lucha democrática del territorio nacional. Si lo vemos desde otro ángulo, es el corazón de la patria, como lo tituló Ricardo Monreal.
Por eso el interés mediático que constituye. Ahora, si nos guiamos por la geografía que comprende a la Ciudad de México, es fundamental el proceso electoral que se jugará en las 16 alcaldías. Su impacto, de hecho, toma mucha relevancia, especialmente por lo que aconteció en 2021. Inclusive, atrás ha quedado el mal sabor de boca que provocó la pérdida de demarcaciones claves para el lopezobradorismo. Es claro que, hoy por hoy, Morena domina la mayoría de ellas de acuerdo con las encuestas que han salido a la luz pública. Siendo así, las condiciones son propicias para ganar y recuperar puntos estratégicos. Una de ellas, evidentemente, la alcaldía Cuauhtémoc.
La alcaldía Cuauhtémoc, en términos políticos, se cuece aparte. Siendo el corazón de la Ciudad de México y por todo lo que representa en infraestructura, movilidad e historia, es un punto clave que Morena ha dejado claro que ganará. De hecho, Catalina Monreal, en todas las encuestas que han circulado, ha mostrado mucha superioridad antes y ahora que comenzó la campaña. Hablamos de más del 49% de la intención del voto a su favor. En ese orden, le sigue la abanderada del Frente Amplio con el 36%. Francamente, es una ventaja muy holgada que, además de dar motivación en el cuarto de guerra de Caty, visualiza otro panorama para encarar los recorridos territoriales, desde luego, sin caer en excesos de confianza.
Ubicándonos en un contexto o fenómeno social que está aconteciendo en el país, Morena ganará el mayor número de posiciones. Se llevará —con impulso y contundencia— la silla presidencial, lo mismo que la mayoría de gubernaturas y, con ese efecto, gran proporción de alcaldías, incluyendo la Cuauhtémoc, por supuesto. Y Catalina Monreal, entre muchas cualidades a su favor, tendrá el apoyo incondicional de Ricardo Monreal. Eso, desde luego, es una enorme ventaja por la experiencia y habilidad acumulada durante décadas, pero, además de ello, por toda la estructura y capacidad territorial con la que cuenta Monreal en ese punto.
Ante estas condiciones que se han dado, Morena luce fuerte e imponente. De entrada, reina la unidad y la camaradería entre quienes participan en las elecciones. Clara Brugada, por ejemplo, hace campaña con los abanderados a las alcaldías, lo mismo que con Ernestina Godoy y Omar García Harfuch. Todos ellos son, desde luego, figuras de mucho peso en el movimiento lopezobradorista. El destino, de hecho, es ganar la fórmula del Senado, lo mismo que la mayoría de espacios legislativos para San Lázaro.
En cuanto a ello, las mismas encuestas han ido adelantando el preludio de lo que acontecerá. Inclusive, por mucha diferencia, Brugada ganará la elección a pesar de la guerra sucia que la oposición ha puesto en marcha. De hecho, prácticamente todo le ha favorecido, desde el apoyo de Claudia Sheinbaum, hasta el activismo que día a día se lleva a cabo. Pero, más allá de eso, Clara ha demostrado capacidad. El debate, por ejemplo, fue un buen sinodal para puntualizar una propuesta que, en definitiva, siga profundizando la transformación en la Ciudad de México.
Reconociendo esa capacidad, ese será otro de los factores que influyen pues, en su gran mayoría, todos los candidatos y candidatas de Morena son liderazgos consagrados de la política. Hoy que han comenzado las campañas en Ciudad de México, seremos testigos de ello.