La voz de Claudia es profunda, la de Clara es disfónica (la RAE acepta sólo disfonía, pero no importa: “Trastorno cualitativo o cuantitativo de la fonación por causas orgánicas o funcionales”). Lo anterior no pone en duda ni en riesgo mi voto por la candidata Brugada, puesto que siempre voto anteponiendo el programa de gobierno a la persona. Pero sí creo que, como figuras públicas, los políticos tienen una responsabilidad no sólo programática frente a los votantes, también una de carácter personal: su físico, su salud, su gusto musical y/o literario, su manera de comunicar.

He tratado el asunto con anterioridad, por ejemplo, hacia el 2012 hablé de las capacidades y cualidades vocales de los candidatos de entonces. Podría hacer el mismo ejercicio ahora, pero no me siento compelido a ello. Hablar de la voz del candidato del Partido Movimiento Ciudadano carece de sentido a estas alturas. Hacerlo sobre la voz de una persona en extremo vulgar, manipuladora, mentirosa, calumniadora, ausente de un verdadero proyecto más allá del retorno al paraíso presupuestal (aunque ella en sí nunca ha dejado de vivir en dicho paraíso al grado de usar el poder de la posición pública para obtener contratos para sus empresas familiares; lo cual no sólo es amoral sino que lo prohíbe la ley), no me produce ningún interés sino todo lo contrario: repulsión. Además, no quisiera ofender a ninguna cantante viva o muerta comparándola con la “personalidad” vocal de la candidata del Prian y sus cómplices.

Entonces, basta con las voces de las dos mujeres que ocuparán la presidencia de la república y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México a partir de este 2024 y, hacia el final, una aparición escénica especial del actual presidente, López Obrador.

I. La voz de Claudia

La voz de Claudia Sheinbaum es profunda y bastante clara a la vez; aunque suene contradictorio: clara en su comunicación. En términos del canto clásico, correspondería al registro de la mezzosoprano e incluso, por momentos y por la práctica constante y el paso del tiempo, al de la contralto, es decir los dos registros más graves de la mujer. Ya desde joven, en los video-testimonios que existen de su emisión vocal en las asambleas del Consejo Estudiantil Universitario en 1986 y 1987, se distingue con facilidad la claridad y hondura de su voz proyectada desde la convicción, y sin micrófono, a los asambleístas: “¡No caigamos en provocaciones!... pido a los compañeros del CEU que están en esta ala, que abran una valla para el momento en que tengan que pasar los compañeros de la Comisión”. Una voz apoyada en el diafragma y sustentada en el aire como una reacción automática de la buena y nítida emisión. Es muy probable que esta peculiaridad sea inconsciente, “natural”, aunque no se debe olvidar que desde niña cantaba canciones con un grupo de compañeros mientras tocaba la guitarra o las percusiones. Tal vez haya habido una prolongación desde entonces a la joven universitaria y hasta el día de hoy, en que está a punto de convertirse en la próxima presidente de México.

Al pensar en una cantante para asemejarla con la voz y la personalidad escénica de Claudia, de inmediato se presenta María Callas. Aunque esta posee la tesitura de una soprano dramática coloratura, alcanzaba sin problemas el registro grave necesario tanto para el repertorio dramático así como para los papeles de mezzosoprano que interpretó ya sea en escena –Rossina, Vestale– o en grabación, como lo es su magnífica versión de Carmen. De Callas se decía que no poseía una bella voz, pero que la sabía usar rigurosa y magistralmente –matemáticamente, si se quiere- para comunicar su canto y a los personajes encarnados en escena. Algo semejante podría decirse de Claudia Sheinbaum: usa su voz y su cuerpo para manejar la escena y hacer llegar su mensaje. Y conforme han avanzado las giras y las campañas, su dominio es mayor; y se atisba todavía su mejor momento.

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II. La voz de Clara

La voz de clara no es clara, no padece de afonía (aunque a veces se aproxime a ella) sino de disfonía. La afonía es la pérdida de la voz, de la fonación, de la producción del sonido. La disfonía –que puede ser crónica, como al parecer es el caso de Brugada- genera una voz como inyectada de aire (o aireada), áspera, con intermitencias, con pérdida de resonancia y registros extremos –agudo y grave-, temblores y pequeños “gallos” producto de cuerdas vocales inflamadas que no cierran propiamente, con escape de aire, con ronquera característica. Produce incomodidad en el escucha, pues es desagradable al oído, y en la hablante, tos, picazón, carraspeo, flemas, dolor de garganta o el tronco de la lengua; pérdida de la voz al final de la jornada. En principio, la disfonía puede contraerse por el uso excesivo de la voz, la fatiga, un resfriado, faringitis, alguna infección o alergia, con el paso del tiempo, si no se le atiende o se hace mal, se vuelve crónica.

Ya en videos de 2009, 2010 y subsecuentes, la voz de Brugada comenzaba a manifestar este problema; en algún raro video anterior a ese tiempo se lograba escuchar más fresca. Pero en la mayoría de ellos creo percibir parte del problema: el posicionamiento de su boca y su laringe si no del todo inadecuado, sí deficiente.

Se enseña a locutores, oradores, actores y políticos (a veces a cantantes) a colocarse un lápiz debajo de la lengua con la boca abierta para practicar el habla y lograr así una cualidad de horizontalidad de la boca que permita una articulación definida de las palabras. No está mal del todo el ejercicio, pero no arregla dos problemas de fondo para el político: 1. el correcto uso de la respiración y el aire; 2. la convicción mental con la que habla y que se traduce en una proyección firme y convincente de la voz que se refleja, a la vez, en el uso de todo el cuerpo y su energía en el acto del habla, del discurso. Hay que decirlo: al carecer de convicciones, la mayoría de los políticos carecen de una buena proyección, de una buena comunicación.

Clara sostiene esa posición horizontal de la boca todo el tiempo, abre la comisura de los labios un tanto excesivamente en el mismo sentido (acaso alguien la entrenó en ello), pero no profundiza su emisión, la posición de la faringe está demasiado alta. La ausencia de una respiración profunda y la presencia de la altura del aparato fonador ha hecho que produzca un sonido monótono que fatiga al oyente y se fatiga a sí mismo: con el tiempo (y sin enfermedad infecciosa de por medio) esta condición se vuelve permanente. Como se dice en el canto: su voz sólo está apoyada, recargada en la garganta.

¿Qué tendría que hacer clara?: Con urgencia, atenderse con un otorrinolaringólogo. Si lo ha hecho y no mejora: disciplinarse con ejercicios de respiración profunda; fraseo apoyado en la respiración; si logra aprender a manejar el diafragma qué mejor, ya que no lo ha logrado de manera orgánica, a través de los discursos, como sí lo hicieron Claudia y el maestro mayor en ello: López Obrador.

Si no hay enfermedad, además de los ejercicios de respiración se puede siempre tomar desinflamantes y realizar gárgaras de sal con agua tibia; alivia bastante el malestar. El reposo ayuda, pero en plena campaña es imposible; y hay que tomar en cuenta que, en este caso, el problema ha permanecido por lustros. Clara Brugada no debiera descuidar ese grave hándicap que la acompaña.

III. Consejos a Clara

Respiración, fonación, emisión, articulación, proyección, elementos que ha desarrollado intuitivamente López Obrador, sobre todo ante la necesidad de hacerse escuchar incluso sin micrófono. Intuición que lo ha llevado a recurrir a la nasalidad (emisión nasal, común en muchos tenores, de manera característica, Plácido Domingo) pero que una vez “caliente” la voz, el cuerpo se comunica con la audiencia y logra entregar su mensaje de manera emocional.

Lo mismo está sucediendo con Claudia Sheinbaum, la protesta estudiantil, la batalla y la lucha política la han llevado a aprender el uso apropiado de la voz. Tal vez ni piense en el proceso –tampoco AMLO, aunque en algún video dijo que se cuidaba de no tomar frío antes de hablar ante los seguidores; como muchos cantantes y actores-, se va dando en consonancia con la correspondencia del público, los aplausos, la respuesta efusiva a sus palabras. Muy raramente se le ha escuchado enronquecida tras un discurso; mucho menos a López Obrador.

¿No tendría que aprender Clara de AMLO y Claudia?, ¿no podría pedirles un consejo a esos dos habituados a las batallas? Podría mejorar de esta manera esa voz que se ubica, objetivamente, en el registro de la mezzosoprano. Qué extraño que la candidata a la jefatura a la ciudad en 2024 no haya aprendido por la práctica y la intuición si también muchos años de su vida los ha dedicado a dirigirse a sus votantes, a los simpatizantes de su causa, a la batalla de las calles y las plazas. Ojalá pronto se dé un aclaramiento de su voz.

|Como mencioné a María Callas acompañando la idea de la voz de Claudia, aquí les dejo dos arias de ópera en que la leyenda griega canta en la tesitura de la mezzosoprano|

1. Callas canta a La Vestale, de Spontini:

2. Callas canta Carmen, de Bizet:

Héctor Palacio en X: @NietzscheAristo