¿Un continente radicalizado?
¿Las desigualdades hoy más que nunca se palpan solo en América o es a nivel global?
¿Cuál es la agenda que están siguiendo los líderes en cada país?
Innumerables preguntas resuenan y hacen ecos en los diferentes medios informativos, parece que ahora saber decantar los torrentes de información será la tarea de cada ciudadano consciente de que su voz es tan válida como la de cualquiera y que desee emitir en cada red social a su paso, se acabaron los monopolios informáticos o al menos eso pretenden hacernos creer con cada vuelta de timón.
Latinoamérica se pinta de rojo tras cada nueva elección popular, el continente manejado alguna vez por el conservadurismo parece despertar del gran letargo donde estuvo sumido por décadas, el reciente y apretado triunfo de Luis Ignacio Lula da Silva, convertido en mártir por más de uno, así como el anterior del colombiano Gustavo Petro, vienen a sumarse al pujante liderazgo que desde México representa Andrés Manuel López Obrador, al frente de un sector necesitado de justicia e igualdad, el parejero triunfo de Lula, pone en la jugada nuevamente a la izquierda brasileña y aunque a decir de muchos expertos, necesitamos ver los primeros pasos de este nuevo gobierno, la esperanza resurgió nuevamente al sur del continente.
“Vamos a retomar el programa: Mi casa, mi vida, con prioridad para las familias de bajos ingresos...” Sería una de las mejores noticias que emite Lula da Silva, en su primer discurso como presidente electo...
Se avizora un futuro prometedor para un gran sector de la población carioca, pero al igual que todos los líderes izquierdistas, Lula, tendrá que bregar contra corriente en una globalización resquebrajada por una guerra que Occidente sostiene contra Rusia, con un títere insaciable que devora sin masticar miles de millones en armamento sirviendo para manosear los precios crecientes de gas, petróleo, granos y sus derivados.
Una de las economías más grandes de América, Brasil, se suma a la gran ola roja, faltará ver que sucede con la BRICS y su aparente letargo, ante la llegada de este viejo amigo, nuevo representante, que a decir verdad, ante la actitud hostil del saliente Bolsonaro, hasta andaban candidateando a México para suplantar a los cariocas...
Algunos aventureros se atreven a dictaminar el triunfo como “otra gran derrota al neofascismo”, mientras otros más recatados señalan los compromisos que se ofrecieron para lograr la gran coalición que incluye incluso algunos llamados de derecha, ante este panorama parece que Lula tiene una gran empresa entre las manos y también parece poco el tiempo para lograr las reformas profundas que resurgen en Brasil.
Para algunos estudiosos lo que acaba de suceder en Brasil, es la antesala de lo que sucederá en las elecciones intermedias en los Estados Unidos, y de ser ciertas estas profecías, los demócratas gringos deben estar poniendo las barbas a remojar, máxime con la aceptación a la baja del senil Biden y sus políticas bélicas.
¿Cuatro años serán suficientes para restaurar el daño qué causó Bolsonaro al país?
Lula Da Silva habla de solo cuatro años de gobierno, sin tener amplia ventaja en el congreso, habremos de ver cuáles estrategias saldrán de la manga, ¿Logrará retomar el cariño en los sectores populares y resarcir el daño causado por la derecha?
“Somos millones construyendo un futuro para todos” tuitea apenas hoy por la mañana, buscando conservar la esperanza depositada sobre sus hombros.
Lula menciona algo relevante y parecido a lo que todas las mañanas alude AMLO:
“Es importante continuar combatiendo las #FakeNews seguir actuando contra las mentes las redes” y pide a la población denuncie y no alimente esas narrativas.
“Las favelas son espacios de producción de cultura y conocimiento, donde viven millones de trabajadores. No pueden ser sinónimos de abandono y violencia...”
En un discurso similar al del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, Lula se centra en buscar y dar oportunidades a los jóvenes, y al mismo tiempo ser conscientes del gran problema que representa el crimen organizado, sin ignorar la complejidad sociológica que llevó al país al punto donde se encuentra, donde una población ansiosa exige el cumplimiento de las promesas que durante cuatro años no vieron realizarse.
Sí, al igual que Andrés Manuel, México y que Gustavo Petro, Colombia; Lula está recibiendo un país con una economía muy dañada, valdrá la pena seguir cada paso para lograr la restauración y ver si cuatro años son también suficientes para hacer surgir un nuevo líder que de la continuidad...
La promesa en el discurso de re industrializar a Brasil, y retomar su antigua soberanía, parece sumarse al mismo discurso de López Obrador, Petro, Fernández, Boric, Arce y hasta Castillo...
La esperanza permea en América Latina después de una pandemia y con una guerra librándose en Europa, no queda más que decir que la victoria fue más de lo que muchos imaginaron... La meritocracia perdió otra batalla.