Lenia Batres y yo tenemos cosas en común: Somos mujeres y a ambas nos duele lo que se dice y se escribe en redes sociales de nosotras.
La diferencia es que Lenia Batres usa desde el poder que le otorgó el ex presidente Andrés Manuel López Obrador y sin entender el porqué se le confirió tal cosa para quejarse con la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación porque se le ataca desde cuentas “apócrifas”, dice ella, en redes sociales.
Le comentó a Norma Piña que hay cuentas en redes sociales que están en su contra y, casi llorando, le dijo que el máximo tribunal no hace nada para castigar a esas cuentas.
La presidenta de la Suprema Corte le dijo que ha reportado algunas cuentas en redes que tienen el logo de la SCJN , pero que ella no tiene el poder de desactivarlas.
La siempre bella Lenia Batres afirmó que “sería muy fácil desactivarlas”, como dando a entender: “Si usted quisiera se cierran esas cuentas”.
Lenia Batres y yo tenemos algo más en común, más allá de ser mujeres: A ambas nos agreden en redes sociales, pero ella quiere utilizar la posición que tiene en la corte para desactivar todas aquellas cuentas que osen atacarla.
En mi caso, yo que solo soy una ciudadana que escribe (porque escribir para mí es como respirar, sin escribir no podría seguir viviendo) que todos los días también recibo violencia digital. Me han dicho las cosas más horribles como Lenia ha dicho, que de igual manera ha recibido comentarios horribles, los míos son prácticamente siempre lo mismo: “Ojalá te murieras”, “ojalá que te regrese el cáncer”, “maldita cancerosa”, “por eso te enfermas, por hablar mal de nuestro presidente”, “pinche vieja dramática”, “es mentira que tuvo cáncer”… Y así seguiría con una larga lista de “comentarios terribles” que he recibido. Pero yo no tengo “palancas” con nadie ni tampoco abuso de la oportunidad que se me ha brindado de escribir en este diario digital para pedirle a los directivos que por favor me ayuden a desactivar las cuentas que me agreden.
A mí nadie me apoya, me cuida ni me protege. Soy una columnista que he sido crítica del gobierno actual y del pasado.
No cuento con guaruras ni protección, mucho menos tengo una camioneta Yukon de más de 1 millón de pesos. Tengo una Mazda 2013 que ni siquiera es mía, sino de un familiar que nos la prestó hace muchos años.
Entonces, Lenia y yo ya no somos tan parecidas. Ella tiene el poder y quiere hacer uso de él para un beneficio propio. ¿Se vale?
Ojalá no se le olvide a Lenia que ese poder que tiene es para servir a la nación, no para llorarle a Norma Piña porque la están molestando en redes sociales pidiendo se cierren esas cuentas.
Yo diría, y con esto concluyo: Pónganse a trabajar y dedíquense a servirle a la patria en lugar de querer abusar de su puesto para un bien suyo.
Es cuanto.