“Yo creo en un Dios que nos ama de manera incondicional, en un Dios que nos perdona, no en uno que: Ay, irás al infierno por abortar”

Mariana Rodríguez tiene más afinidades con el papa Francisco de lo que sus críticos imaginan. Mucha razón tuvo hace años cuando señalaba a la Iglesia católica como una institución corrupta que vende perdones e infunde miedos innecesarios que su Dios nunca estableció.

Aunque breve pero certera, la invitación de Samuel García y Mariana Rodríguez al papa Francisco pasará a la historia como disruptiva y pambolera. El papa Francisco mantiene una santa investidura que, aunque sacra, es la más humanista, flexible, crítica y populachera de todos los papas.

Disruptiva porque pocos gobernantes se atreven a compartir sus pasiones pamboleras pero el papa Francisco es amante del futbol. Fue un acierto que le regalaran playeras de Tigres y Monterrey pues después de la Iglesia, la otra pasión del papa es el futbol.

Después de todo, el futbol y la política tienen bastante en común: los partidos son las misas, los equipos son los partidos y cada encuentro deportivo se asemeja a un ejercicio electoral, lleno de reglas que únicamente pueden ser burladas con legalidad por el estilo y la personalidad. Aunque a diferencia de los buenos partidos, pocos políticos y equipos logran mantener el amor ciego de los millones de feligreses.

La visita al Vaticano de Samuel García sucede semanas después de que se anunciara que atendería una supuesta invitación del Santo Padre, que supuestamente se había conmovido después de que Mariana Rodríguez se cortara el cabello en solidaridad con un niño con leucemia internado en el refugio infantil estatal DIF Capullos.

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El Vaticano lo negó, a Mariana Rodríguez la criticaron pero el corazón del Papa, ahora sí, ya fue tocado.

El juego está en que el obstinado catolicismo de los regios no sea una banda en los ojos ante los abusos que sistemáticamente ha practicado la Iglesia contra niñas, niños y mujeres. Solo por eso, Mariana Rodríguez representa a la nueva mujer moderna -y ojalá que la represente bien-.

En su momento, dijo: “Por mi culpa, por mi culpa. ¿Cuál culpa? No. Yo creo en un Dios que nos ama de manera incondicional, en un Dios que nos perdona, no en uno que: Ay, tengo que irme a confesar porque, bye, me voy a ir al infierno, no puedo comer jamón, no puedo comer carne” y ojalá que se extienda a un: “Irás al infierno por abortar, pues la vida es de Dios ¿Cuál Dios? ¿Es su vientre? ¿Dios pagará su manutención y el trauma por traer a un hijo que no quería traer? ¿Cuál infierno? ¿Acaso no la propia madre de Dios fue consultada por un ángel antes de ser engendrada?”

Y esa es la actitud que mínimamente se espera de ella, pues lo cordial no quita lo valiente y si es que ya se ha atrevido a pensar por sí misma ¿Cuál culpa?

En la carta que le entregaron, el gobernador Samuel García se compromete a la promoción de los valores humanos y religiosos. Ojalá que esos valores sean los de la Iglesia social y no los de la Iglesia mezquina, pues a Nuevo León ya le pesan esas obsesiones.

Mariana tiene la oportunidad de representar al 60 por ciento de la población mexicana y aunque el país sea extremadamente católico, también es un país cansado de la opulencia abusiva.

Se espera que este jueves 4 de noviembre, Samuel García y Mariana Rodríguez vuelvan de Europa después de haber estado en la Cumbre de Cambio Climático COP26, celebrada en Glasgow y haber visitado la santa sede. Queremos ver una mujer moderna y no una esposa sumisa, eso sí que será Amar a Nuevo León.

Frida Gómez en Twitter: @FridaFerminita